11

35 5 0
                                    

La enfermedad se había ido después de un día en cama, por lo que, ya se encontraba en la escuela.

-No, Steven, los carteles se tienen que hacer llamativos.- Izzy peleaba con uno de sus amigos.

-Sí son llamativos.- Enseño sus carteles llenos de diamantina, colores y plumones.

-Tiene razón, son bastantes llamativos.- Axl se metió a la conversación, aún si no era parte de la organización del festival de verano.

-Claro, son llamativos. Pero, lo son demasiado. Tal vez, sí tuviera un poco menos diamantina.

-Pero eso es lo que quieres, que llame la atención. A mí me parece perfecto.- Tomó un cartel para mirarlo más de cerca.

-¡Exacto! ¡Axl tiene razón! ¡Mis carteles están espectaculares!- Entusiasmado se los volvió a enseñar.

-Si, pero son tan... coloridos.

-¿Y? Es justamente lo que quieren- Intento convencer de nuevo.- Deja que mis carteles se queden.

Izzy suspiro.- Se quedarán porque son lo que queremos.

El pequeño rubio festejó su victoria.

Axl solo miraba con gracia el asunto.

Faltaba una sola semana para que el festival de verano se llevará acabo. Las calificaciones ya se habían dado a los estudiantes, la mayoría con las materias pasadas, más de uno con notas perfectas y muy poco reprobados.

Por lo que, ahora, se estaban haciendo los últimos preparativos. Ya no había clases, solo ayudar con lo que fuera necesario para que todo se llevará acabo en orden.

La mayoría del tiempo, Axl se la pasaba afuera del salón. A veces, se distraía de todo, otras muy diferentes, se veía con Kurt y hablaban.

Ese día no sería diferente a los demás. Tomó su mochila y salió del salón en el que los chicos que organizaban el festival ocupaban, estaba ahí solo por Izzy, pero muchas veces lo cambiaba por su novio. Mentiría si dijera que algunas veces el no hacia lo mismo.

Los pasillos de la escuela siempre se encontraban vacíos a esa hora. Buscó en algunos salones a Kurt, quería distraerse del aburrimiento que había inundado su cuerpo estando con los chicos que organizaban todo.

Había recorrido varios pasillos y buscado en diferentes salones, pero no lo había encontrado. Así que, corrió al salón de música, dónde sabría que estaría.

En el salón de música una suave melodía se podría escuchar. Axl no quiso interrumpir al chico que tocaba una guitarra acústica.

-Hola, Axl.- El chico se interrumpió a él mismo al ver a Axl en la puerta.

-Hola, Kurt. ¿Qué haces?- Se acercó a él, sentándose en el suelo a lado de él.

-Toco la guitarra, ¿quieres que toque algo para ti?

Axl lo pensó un poco, hasta que asintió.

-¿Qué tal si tocas You rock my world?

Kurt le sonrió en respuesta. Acomodó la guitarra en una mejor posición y tocó aquella melodía que Axl quería que tocara.

No era complicada, además que, más de una vez la había platicado. Le gustaba la canción, le gustaba el cantante, le gustaba el chico que le había pedido que tocara eso.

La suave guitarra fue acompañada con la melodiosa voz de Rose, que se sabía la letra a la perfección.

Ambos tenían una sonrisa adornando su rostro. Amaban la melodía que tocaban, amaban el ritmo de la música, amaban la compañía del otro.

Ese era de esos momentos mágicos que siempre estarían en sus mentes. Era una sensación maravillosa que no querían olvidar.

-Someone you like to call mine.- Terminaron por cantar ambos.

Se miraron, en sus ojos se podía notar un brillo especial.

-Sigo sin creer que te esté hablando- Confesó el rubio.- Es que te figuraba como una estrella, tan difíciles de tener, pero siempre podemos verlas. Para mí, tú eras una estrella.

-¿Ya no soy una estrella?- Curioso no quitó la mirada del chico.

-No, porque ahora estás a mi alcance. Ya no solo te admiro.

Axl pensaba que cada cosa que sale de la boca de Cobain era una poesía, porque realmente lo era. Pensaba cada cosa que diría con delicadeza, convirtiendo sus palabras en un sentimiento sincero.

-A decir verdad, yo jamás pensé hablar contigo. Siempre fuiste un chico que está muy lejos de mi vista.- Se sincero.- Sin embargo, cuando me empezaste a mandar las cartas pensé en ni siquiera darte una respuesta. Pero, mejor decidí ver a que tanto llegabas. No voy a negar que me encanta cada cosa que dices en los poemas o en los textos, simplemente me encantan; me hacen sentir bien. Son hermosos.

-Ni siquiera pensaba mandarte un poema. Eres mi inspiración, pero sentía tanta pena de que pudieras burlarte de mis versos o que simplemente no te gustará que no lo pensaba hacer.

-¿Y entonces, por qué lo hiciste?

-Mis amigos me insistieron para que te lo mandara, aún si no ponía el remitente. No fui tan cobarde para no ponerle mi nombre, al final de cuentas no te lo iba a dar en persona.

-Entonces, les agradeceré a tus amigos por hacernos coincidir.- Le regaló su más sincera sonrisa.- Porque ahora amo hablar y pasar tiempo contigo. Ya eres alguien especial en mi vida.

-¿Cómo si te gustará?- Pregunto con esperanza.

Axl solo alzó los hombros. Se levantó del suelo y tomó su mochila. Ni el sabía lo que sentía, lo único que tenía claro es que Kurt ya era una persona importante en su vida.

Le regaló una sonrisa más, antes de salir del salón.

Kurt quedó completamente confundido ante aquella acción. Le preocupaba el hecho de no tener una respuesta concreta. ¿Acaso esa había sido su manera de decirle que solo era un buen amigo?

Suspiró, espero que no se tratará de eso.

Tomó su guitarra y su mochila. Salió del salón, para volver a su casa.

Se sentía un poco decepcionado y triste, había dado mucho para que Axl no le diera una respuesta clara sobre sus sentimientos. Pero, él la había pedido, por lo que debió estar preparado para esa respuesta. Sin embargo, no lo estaba porque creía que Axl sentía lo mismo que él.

Pero, no debía rendirse. No al ya tener ese acercamiento con él colorado.

𝘗𝘰𝘦𝘮𝘴 𝘧𝘰𝘳 𝘮𝘺 𝘣𝘦𝘭𝘰𝘷𝘦𝘥 ·𝘒𝘶𝘳𝘵𝘢𝘹𝘭·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora