Capitulo 5

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                  "Posible Retorno"

Toda historia no es otra cosa que una infinita catástrofe de la cual intentamos salir lo mejor posible.

- Italo Calvino

Momo

Miraba sus manos cubiertas de rojo. Rojo espeso y oscuro. El olor era vomitibo, para ella. Pero la pequeña no sabía el nombre de ese líquido, solo que se parece al color de las bayas aplastadas. Las bayas son ricas, las bayas son dulces. Pero esto no era ni rico ni dulce.

Las madres se llevaban escandalizadas a sus bebés. Una a una abandonaba el parque dejándola sola a su suerte. Y ella no entendía porque le gritaban. 'Papi me grita cuando está enojado', ¿Están enojadas conmigo?. ¿Hice algo mal?. Pensó la osezna con preocupación. Ella quería llorar, no quería ser una osita mala. Ella quería ser buena.

-Ten cuidado, es una asesina.- dijo una mamá conejo.

-¿Llevarse bien con un Oso?. ¡Que extraño!. - Una mamá gallina. Que cargaba a sus dos gemelos pollitos.

-Aterrador, los predadores son impredecibles, así sean cachorros. Tarde o temprano, reluciran su verdadera naturaleza. - esa fue una oveja.

-¿Cuando le colocarán un collar eléctrico a esta Bestia? - una vaca. Esa mamá en particular le dió una mirada de disgusto, parecida a la de su madre. Y la razón fue su ternero, el cachorro, estaba cubierto de la cosa roja. La madre le había colocado un pañuelo en su ojo rojo. La osezna no entendía que estaba pasando, ella solo recuerda haber estado jugando con sus amiguitos en el parque, y después de un parpadeo y un forcejeo amistoso. Se encontraba con sus garritas y manos llenas de la sustancia roja y espesa.

¿Soy un monstruo?. La osezna se pregunto. Su mejor amigo el ternero, lloraba de dolor. El ternero dijo algo que ella no logro escuchar. Movia a duras penas sus labios. Había mucho rojo, todo era rojo.

Se fueron uno a uno dejándola sola. Completamente sola. Con sus patitas llenas de rojo.

El peso de algo me asfixiaba. Sentía que aprisionaba mi pecho, estrujando mis costillas. Era tanto que mi respiración flaqueaba. No podía moverme, estaba paralizada. Trataba de darle órdenes a mi cuerpo, pero no obedecía.

-Momo...eres una osita mala. - una voz sibilante y una lengua bífida. Aquella lengua intrusiva lamia mi oreja felpuda.

-¿Crees que puedes simplemente evadir tu trato conmigo?. - una uña afilada cortaba mi mejilla, el calor de la sangre escurriendo me provocó escalofríos. - Tu abuela te protegió por mucho tiempo, pero tú madre uso a su hija como moneda de cambio.

Mis ojos se abrieron de golpe. Me encogí, momentáneamente cegada por el resplandor ámbar del sol naciente. Durante los pocos momentos que tuve los ojos cerrados, sentí que mi corazón, martilleaba erráticamente, mi respiración de pánico en busca de aire se desaceleraba a medida que el aire fresco y salado llenaba mis pulmones. Con calma, abrí los ojos y respiré profundamente.

Me incorporé agitada, apretaba mi pecho a través de mi suéter de lana, sudaba profusamente. Y jadeaba por aire. Cuando me ví más calmada, siento un cuerpo acurrucado a mi izquierda. Era un perro, uno grande. Estaba acurrucado en posición fetal y tenía el pulgar en su boca chupándolo rítmicamente.

¿Quien era?.

El perro adulto, sintió el movimiento y se despertó lánguido. Bostezo Sacando su pulgar, se incorporo de costado frotando sus ojos.

-¿Momo? - hablo suave y ronco por el sueño.

¿Cómo sabe mi nombre?. El perro, ya se había despabilado por completo y se me abalanzó. Yo estaba petrificada. Sabía mi nombre y se emociono al verme.

-¡MOMO! ¡WOOF WOOF!. AL FIN DESPERTASTE. - el perro se frotaba conmigo cariñosamente y ladraba de alegría, su cola estaba súper enérgica.

-¿Mmmm?- es lo único que pude decir, me había quedado sin palabras. Y ciertamente este perro era pesado pero no solo de kilos. Su felicidad era demasiado contagiosa.

-¡Momo soy yo...woof!. Huele mi escencia - el perrito mostró su cuello para permitirme inhalar su aroma distintivo. Su olor era familiar, lechoso pero había algo diferente, matices adultos. Nuevos pero conocidos. Y la resolución me cayó imperiosamente.

-¿¡PITA!?. - la sorpresa fue grata.

-¡Yup! - Pita se sentía orgulloso de si mismo.

-¿Estuviste aquí durante la mitad de la hibernación?.

-Sip. No podía esperar, me sentía muy solo pero tú olor me calmaba.

-Pita... cachorrito. - no pude evitarlo y lo abrace. Pita era la única familia que me quedaba. Los Osos somos independientes, al madurar abandonamos de inmediato la casa materna. Pero los perros son diferentes, ellos permanecen con su familia creando una manada que se apoya mutuamente. Pita no era la excepción.

-Te presentaré a alguien, pero tenemos que ir a la ciudad. - me dijo al cabo de un rato. Eso me tenso, la implicación de regresar me ponía nerviosa.

Nunca le dije esto, pero la razón principal por la que abandoné la ciudad fue porque soy una predadora.

Desde que nuestros ancestros. Fueron bendecidos por la Diosa divina Serena. Y desde entonces un grupo selecto de animales a logrado poseer la capacidad de obtener forma humana. Los predadores hemos sido tratados con cautela. La mayoría son recluidos. En mi caso, tuve que abandonar mi ciudad natal con mi abuela. Me mudé a esta en particular cuando era todavía joven.

En esta ciudad los predadores no necesitan usar collares eléctricos y son básicamente uno más. Viven en armonía. Pero un incidente me obligó a mudarme a esta isla. Viví en total soledad, hasta la llegada de Pita o la ocasional visita de Tikki. Me recluí pensando que soy aterradora.

Digo. ¿A quien no le da miedo un oso?

Pero aquí estaba Pita resguardando fielmente a mi lado, mi hijo es un buen chico.

-¿Conocer a alguien? - dije acariciando con cuidado su oreja. - Entonces iré. Si es importante para ti, lo es para mí.

-¡Gracias! - Pita se emociono más y me abrazo con fuerza- Ella te va a encantar. Es la gatita más linda que conozco.

-¿Que?. - lo mire extrañada - ¿una gata?.

-¡Yup! Es una gatita calico, como Tikki.

Ciertamente no me esperaba eso. En nuestra sociedad no es anormal ser pareja de otras especies, ya que en cierto modo tenemos rasgos humanos, pero perros y gatos son contrarios como lo son un lobo y una oveja o un zorro y un conejo. Los predadores y las presas no se mezclan. A menos que quieras sucumbir a tu lado animal. Y termines masacrando a tu conyugue. Por eso existen los collares eléctricos. Para evitar un crimen. En esta ciudad ese prejuicio no existe y parece que viven en total armonía sin el uso absoluto del collar como me mostró mi abuelita. Pero me aterraba pensar que Pita y su novia terminarían como muchas otras parejas, que lo intentaron pero no funcionó, ir en contra de los instintos no era bueno, Gatos y Perros no congenian.

Veo a Pita todo feliz y ilusionado, no quería arruinar su emoción, y dejé que me contara más sobre esta chica gato, Tikki me había dicho que ella pertenecía a una camada de seis. Pero nunca imaginé que Pita se enamoraría de una de sus hermanas pequeñas. Tendré que acceder e ir a conocerla personalmente.

Ojalá mi retorno a la ciudad no nos cause ningún problema.

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