CAPÍTULO 9

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—Están siendo hipócritas y lo sabes —alegó Yong Hoon, caminando de un extremo del salón al otro, donde su madre se encontraba sentada en un sillón con los brazos cruzados y una obvia expresión de molestia. Su padre, al lado de ella, se quitó los lentes calmadamente y frotó su entrecejo—. Nos llenan de ideas románticas y luego nos hacen la vida difícil cuando queremos seguir nuestro destino.

—No sé ellos, pero yo no te eduqué para esto, Yong Hoon-ah. Te eduqué para que eligieras tu propia vida —aclaró su padre, acercándose con la intención de acariciarle el hombro, pero Yong Hoon evitó el gesto, sintiendo que intentaba apaciguarlo como a un niño caprichoso.

—Estoy eligiendo esta vida —dijo con un tono firme. Pudo distinguir en su padre una mirada que nunca había estado destinada a él, una de decepción pura.

—Estás cegado, sugestionado. Eres más fuerte que esta ridícula creencia. Si lo intentaras... —intentó persuadirlo con gentileza su padre, pero Yong Hoon se negó a escuchar.

—Si lo intentara, podría morir de dolor. No puedo separarme de Hyun Gu —titubeó, con su voz a punto de quebrarse.

—Solo será un tiempo —intervino su madre poniéndose de pie—. Cualquier relación sana y normal debería sobrevivir a algo de distancia, ¿no es así?

—Esto es diferente —replicó.

—¿Es diferente a una relación sana y normal? —inquirió su madre, alzando una ceja—. ¿Qué es entonces?

No solía discutir con sus padres, ni siquiera cuando era adolescente. Siempre fue el tipo de hijo digno de presumir, al que las madres de sus amigos usaban para hacer comparaciones odiosas. Es cierto que sus padres jamás le dijeron qué hacer con su vida, pero con solo un gesto de su madre, sabía si estaba yendo por el camino que más les gustaba, y en ese momento podía ver escrito en su rostro que no la estaba haciendo feliz con sus decisiones. Intentaba recordarse que ellos solo querían lo mejor para él, pero cuando cuestionaban tan negativamente su relación con su destinado, era difícil tenerlo en cuenta.

—Yo sinceramente no lo puedo creer —comentó su padre—. Te comprometiste con Yong Sun-ssi voluntariamente, te vimos enamorarte de ella y te apoyamos.

—¿Y no me ven ahora? —inquirió—. Estoy enamorado y no me están apoyando.

—No estás enamorado, esto es más parecido a un hechizo o una obsesión malsana.

—Conoces al decano hace años. Solo bastaría que hables un poco con él y estaría solucionado —la afirmación de su madre lo enojó tanto que sintió el calor agolparse en su cráneo, pero tomó aire suavemente, decidiendo dejarlo pasar y enfocarse en lo importante, el motivo por el que fue a ellos en primer lugar—. Eomma, por favor.

—No puedo apoyarte en esto. Apenas y te reconozco, Yong Hoon-ah —respondió tajante ella.

—Mi hijo es sensible y un poco impulsivo, pero jamás busca aprovecharse del nepotismo para salirse con la suya —agregó su padre, como siempre, en un tono de voz sereno, como era él. Yong Hoon podía lidiar con el enojo de su madre, pero la decepción que percibía en su padre le estaba rompiendo el corazón.

—Ser destinados es algo completamente diferente que ustedes se niegan a entender —dijo suplicante, sin intentar negar las acusaciones que se hacían en su contra, solo aferrándose a que necesitaba mantenerse cerca de Hyun Gu, ya que no podía permitir que él experimentara el dolor agónico que vendría con la distancia entre ellos.

—Llámenlo amor destinado o como sea, pero así no funciona el amor. No conoces a ese chico en absoluto y tu trabajo pende de un hilo por tu relación con él. Si fueras más inteligente, lo habrías evitado.

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