𝑻𝒐𝒎𝒂𝒔 𝑬𝒛𝒄𝒖𝒓𝒓𝒂

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---El boliche estaba lleno de luces y cuerpos moviéndose al ritmo de la música, una mezcla de sudor y perfume flotando en el aire

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El boliche estaba lleno de luces y cuerpos moviéndose al ritmo de la música, una mezcla de sudor y perfume flotando en el aire. Tomás Ezcurra, con su chaqueta de cuero y su expresión de seguridad, caminaba entre la multitud, sus ojos estaban buscándote entre la gente, no sin antes excusarse con sus amigos que iria al baño.

Era una noche como cualquier otra en el club, pero para él era una oportunidad para encontrarte, para volver a sentir esa chispa que sólo tú podías encender en él.

Tú estabas en la pista de baile, moviéndote al compás de la música, con una sonrisa en los labios y una sensación de libertad que sólo el baile te daba. Pero había algo más en el aire esa noche, una energía palpable, una anticipación que no podías ignorar.

Tomas finalmente te vio y sus ojos se iluminaron. Se abrió paso entre la multitud hasta llegar a ti, su presencia inmediatamente captando tu atención.

La música seguía sonando fuerte, pero en ese momento, el mundo parecía ralentizarse. Te giraste y tus ojos se encontraron con los suyos, una conexión inmediata y electrizante.

-¿Me extrañaste?- Tomás murmuró en tu oído, su aliento cálido contra tu piel.

-Quizás- respondiste, tus labios curvándose en una sonrisa coqueta. -¿Y tú? ¿Me extrañaste?-

-No tienes idea, linda- respondió él, su voz cargada de una intensidad que hizo que tu corazón latiera más rápido.

La música cambió a un ritmo más lento, y Tomás te tomó de la mano, guiándote hacia un rincón más privado del club.

Te apoyaste contra la pared, tus ojos no apartándose de los suyos. Él se acercó más, su cuerpo apenas rozando el tuyo, la proximidad haciendo que el aire entre ustedes se cargara de tensión.

-Te estuve buscando- dijo Tomás, sus dedos rozando suavemente tu brazo.-Aquella noche dejaste tu olor en mi habitación y no pude sacarte de mi mente.-

-¿Y qué vas a hacer al respecto,ahora que me encontraste?- desafiaste, tu voz un susurro provocador.

Tomás no respondió con palabras. En lugar de eso, se inclinó y sus labios encontraron los tuyos en un beso que era tanto una pregunta como una respuesta. Tus manos se enredaron en su cabello, atrayéndolo más cerca mientras el beso se profundizaba, cada movimiento sincronizado en una danza de deseo y necesidad.

El sonido de la música y la multitud se desvaneció, dejando solo el latido de sus corazones y el calor de sus cuerpos. Sus manos exploraron tu espalda, bajando lentamente hasta tu cintura, mientras tus dedos recorrían los contornos de su rostro, memorizando cada línea y curva.

-Quiero más- susurró Tomás contra tus labios. -No quiero que esto termine aquí.-

-Tampoco yo-respondiste, tu voz temblando con la emoción contenida.

Sin decir una palabra más, Tomás te tomó de la mano y te llevó hacia una de las habitaciones privadas del club. La puerta se cerró detrás de ustedes, aislándolos del resto del mundo.

La habitación estaba iluminada solo por la luz suave de una lámpara en la esquina, creando un ambiente íntimo y cargado de expectativa.

Tomás llevo y te recosto suavemente contra la cama, sus ojos oscuros estaban llenos con deseo. Se inclinó sobre ti, sus labios encontrando los tuyos de nuevo, esta vez con una urgencia que te hizo jadear. Sus manos recorrieron tu cuerpo, cada toque encendiendo una llama en tu piel.

-Tócate para mí- murmuró Tomás, su voz ronca con dese.

Obedeciste, tus manos deslizándose por tu cuerpo, subiste tu falda y hiciste a un lado tus bragas mientras él te observaba, sus ojos siguiéndote con una intensidad que te hacía temblar.

Tomás se unió a ti sus manos reemplazando las tuyas, sus dedos encontraban su camino entre sus piernas, frotando su clítoris con un hambre feroz antes de hundir sus dedos profundamente dentro de ella mientras la tocaba, su otra mano encontró su camino divagando bajo su blusa llendo hacia su pecho, pellizcando y retorciendo su pezón hasta que tu diste un grmido de placer.

Continuó tocándote, su ritmo aumentó a medida que la acercaba cada vez más al borde del éxtasis. Su toque enviando oleadas de placer a través de tu cuerpo.

La ropa fue desapareciendo pieza por pieza, hasta que ambos estuvieron desnudos, piel contra piel. El calor de sus cuerpos se mezcló, creando una sensación de unidad y conexión que iba más allá de lo físico.

-Quiero sentirte- susurraste, tus labios contra su oído.

Tomás respondió empujando su polla lentamente dentro de ti, sus movimientos seguros y rápidos llenos de una pasión que te hizo gemir.

Se movió dentro y fuera de ti, cada empuje llevando ambos más cerca del borde. Sus cuerpos se movieron al unísono, una danza de placer y deseo que los dejó sin aliento. Cada toque, cada beso, cada susurro fue una promesa de más, una declaración de la intensidad de lo que sentían el uno por el otro.

Finalmente, alcanzaron el clímax juntos, sus cuerpos temblando con la fuerza de su liberación. Tomás se desplomó a tu lado, sus brazos rodeándote, manteniéndote cerca. El silencio se instaló entre ustedes, solo roto por el sonido de sus respiraciones entrecortadas.

-¿Qué pasará ahora?- preguntaste suavemente, tus dedos trazando patrones en su pecho.

-No lo sé- admitió Tomás, sus ojos encontrando los tuyos. -Pero quiero descubrirlo contigo-

-Yo también- susurraste, acurrucándote más cerca de él.

La noche continuó, con ustedes dos explorándose mutuamente, perdiéndose en la pasión y la conexión que compartían. No había promesas de un futuro, solo el presente, solo el ahora. Y en ese momento, eso era suficiente.

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Horas más tarde, la primera luz del amanecer comenzó a filtrarse por las cortinas de la habitación. Tomás te miró, una sonrisa suave en sus labios.

-Quédate hasta el amanecer- murmuró, repitiendo las palabras que había dicho antes.

-Siempre- respondiste, tus ojos llenos de una promesa silenciosa.

Y mientras el sol se levantaba, marcando el comienzo de un nuevo día, sabías que sin importar lo que el futuro deparara, siempre tendrías esta noche, este momento. Un recuerdo de la intensidad de lo que habían compartido, una chispa que nunca se apagaría.

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El boliche seguía vivo, la música aún resonando en el fondo, pero para ustedes, el mundo había cambiado.

La conexión que habían descubierto, el fuego que habían encendido, era algo que ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar ir. Y mientras el sol se elevaba en el horizonte, supieron que esto era solo el comienzo.

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Holaa, este es el capitulo más largo que he escrito hasta el momento.
Espero les guste, es la primera vez que escribo contenido así.
Inpo: Cuarto rojo de tuli acosta.

Los quiero♡

𝑂𝑁𝐸-𝑆𝑂𝑇𝐻𝑆  𝑅𝐸𝐵𝐸𝐿𝐷𝐸 𝑊𝐴𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora