La tarde caía con una suavidad que prometía una noche tranquila y agradable. Lance yacía en el sofá, con una expresión de satisfacción mezclada con molestia por el dolor en las caderas. Fernando, estaba atento a su lado, cuidando de él con ternura y preocupación
— ¿Necesitas más almohadas, mi amor? — preguntó Fernando, ajustando con cuidado la manta sobre Lance.
— No, estoy bien — respondió Lance, aunque su ceño fruncido revelaba cierta molestia. — Supongo que esto es el precio por nuestra actividad de ayer —
Fernando sonrió con complicidad y se sentó suavemente en el borde del sofá, colocando una mano reconfortante sobre el hombro de Lance. — Lo sé, pero valió la pena, ¿no crees? —
Lance suspiró con una mezcla de dolor y satisfacción — Definitivamente valió la pena, aunque ahora siento que tengo el doble de mi edad —
Fernando rió suavemente, acariciando el cabello de Lance con ternura — te prometo que te haré un masaje después de la cena. Te sentirás mucho mejor —
Decidido a levantar el ánimo de Lance, Fernando decidió poner una película ligera para distraerlo. El sonido de una comedia llenó el espacio, y ambos se dejaron llevar por las risas, olvidando por un momento el dolor físico.
— ¿Recuerdas la primera vez que vimos esta película? — preguntó Lance, su expresión suavizándose con la risa.
— Claro, fue en aquella tarde lluviosa, a escondidas de tu padre — respondió Fernando, recordando aquel momento con cariño.
— Sí, nos reímos tanto que casi nos descubre — dijo Lance, riendo aún más fuerte.
Fernando se unió a la risa, feliz de ver a Lance distraído y alegre a pesar de todo. Sabía que estos momentos de complicidad y risas eran importantes para su relación. Con cada broma compartida y cada caricia, sentía que su amor se fortalecía.
— Gracias por cuidar de mí — dijo Lance, mirándolo con gratitud —Eres increíble —
— Y tú eres mi mundo — respondió Fernando con sinceridad — Estoy aquí para ti en todo momento —
Después de un rato, Fernando se levantó para preparar algo de cena ligera — ¿Qué te parece una sopa reconfortante para recuperarte? —
— Suena perfecto — respondió Lance, acomodándose mejor en el sofá — Eres el mejor chef y enfermero del mundo —
Fernando sonrió mientras preparaba la cena, sintiéndose agradecido por tener a Lance en su vida. Cuidar de él era un recordatorio constante de lo mucho que se amaban y apoyaban mutuamente, incluso en los momentos difíciles.