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El sol ya había comenzado a ponerse, bañando la ciudad con un suave resplandor dorado

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El sol ya había comenzado a ponerse, bañando la ciudad con un suave resplandor dorado. Max y Checo caminaban juntos por una calle tranquila, conversando sobre todo lo que había pasado recientemente. Había sido una semana intensa para ambos, llena de emociones, y este rato juntos era una oportunidad para desconectar un poco y disfrutar de la compañía mutua.

— Es increíble cómo ha cambiado todo este año — dijo Max, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta — Siento que no soy el mismo que al principio del curso —

— Es parte de crecer — respondió Checo, con una sonrisa — Cambiar y adaptarse es lo que nos hace mejores. Pero no te preocupes, en lo esencial, sigues siendo el mismo Max de siempre —

Max sonrió, agradecido por las palabras de Checo. Lo admiraba y respetaba mucho, y esas palabras tenían un peso especial viniendo de él. Mientras continuaban caminando, la conversación derivó en temas más ligeros, riéndose y bromeando sobre los momentos que habían compartido.

De repente, Max sintió una inquietud en el ambiente, como si algo no estuviera bien. Miró a su alrededor, tratando de identificar qué podría estar causándole esa sensación, pero no vio nada inusual. Checo, notando su incomodidad, le puso una mano en el hombro.

— ¿Estás bien? — preguntó, con una mirada de preocupación.

— Sí, creo que solo estoy un poco cansado — respondió Max, intentando relajarse — Ha sido un día largo —

Justo en ese momento, algo sucedió. El ambiente tranquilo se rompió por completo. Todo pasó en un instante, pero para Max, esos segundos se alargaron como si estuviera atrapado en una pesadilla. un chico saliendo de la nada, poniéndose a su lado, apuñalando su muslo, sacando el cuchillo y corriendo, dejándolos ahi. Sentía el dolor, pero la confusión y el miedo lo superaban, mientras todo a su alrededor se volvía un caos.

Checo reaccionó de inmediato, sujetando a Max con fuerza mientras lo veía tambalearse. Su rostro se llenó de terror al darse cuenta de lo que había ocurrido. No había tiempo que perder.

— ¡Max! — gritó Checo, su voz cargada de desesperación — ¡Quédate conmigo, vamos a salir de esta! —

Checo, sin perder un segundo, sacó su teléfono y marcó el número de emergencias. Trató de mantener la calma mientras daba la ubicación, pero su mente estaba a mil por hora. Sabía que cada segundo contaba, y no podía permitirse fallar en ese momento.

Mientras esperaban la llegada de la ambulancia, Checo hizo lo posible por mantener a Max consciente, hablándole sin cesar, tratando de distraerlo del dolor.

— Vamos, Max. No te rindas. Estamos juntos en esto, ¿recuerdas? Vamos a salir de esta como hemos salido de todo lo demás —

La ambulancia llegó en un tiempo que a Checo le pareció eterno, pero en realidad fueron solo minutos. Los paramédicos actuaron rápidamente, estabilizando a Max y llevándolo al hospital. Checo no se apartó de su lado ni por un segundo, sintiendo una mezcla de impotencia y rabia por lo que acababa de suceder.

𝑻𝒆𝒂𝒄𝒉𝒆𝒓'𝒔 𝑷𝒆𝒕 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora