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La Preparatoria Stella Maris despertaba con el eco de zapatillas sobre el suelo del gimnasio, donde los equipos deportivos ya estaban en pleno entrenamiento matutino. El sol apenas iluminaba el cielo, pero dentro, la intensidad y la determinación llenaban el aire.
En el campo de fútbol, el equipo dirigido por el entrenador Checo se preparaba para enfrentar los desafíos del día. Max, con su habilidad en los pases y su visión de juego, lideraba los ejercicios de calentamiento mientras el resto del equipo seguía sus instrucciones con precisión.
En la cancha de baloncesto, Carlos motivaba a su equipo con un discurso inspirador antes de comenzar con las prácticas de dribbling y tiros al aro. Charles y Lando, pilares del equipo, demostrando su habilidad y compromiso con cada jugada.
En el gimnasio de voleibol, Fernando supervisaba de cerca el progreso del equipo. Lance, con su altura y agilidad, dominaba la red mientras otros jugadores como Juan y Martín perfeccionaban sus defensas y ataques, bajo la mirada crítica pero alentadora de su entrenador.
Mientras tanto, en los pasillos y jardines, estudiantes entusiastas intercambiaban opiniones sobre los próximos torneos intercolegiales y compartían historias de entrenamientos anteriores. La energía competitiva y el espíritu de camaradería se extendían por toda la escuela, preparando el escenario para otro día lleno de desafíos deportivos y crecimiento personal en Stella Maris.
En el amplio gimnasio de la Preparatoria Montecarlo, el equipo de voleibol se preparaba meticulosamente bajo la dirección experta de Fernando. El sonido rítmico de las zapatillas sobre el suelo pulido resonaba mientras los jugadores se movían con agilidad y precisión, listos para mejorar sus habilidades técnicas y tácticas.
— Hoy nos centraremos en la coordinación en la red y en fortalecer nuestra defensa en la línea de fondo. Lance, Juan, quiero que se concentren en sincronizar sus movimientos para bloquear los ataques y reaccionar rápidamente en la cobertura — dijo Fernando parado junto a la red
Lance y Juan asintieron con determinación y se alinearon en la red, ajustando su posición y anticipando los movimientos del otro equipo. Fernando se acercó para darles instrucciones específicas sobre la técnica de bloqueo y la importancia de mantener una comunicación constante durante el juego.
— ¿cuál es la clave para anticipar mejor los ataques del equipo contrario? —
— la clave está en leer las señales del atacante: su posición, su brazo de lanzamiento y su mirada. Esto te ayudará a anticipar el lugar donde va a golpear la pelota y reaccionar más rápido en el bloqueo —
Mientras tanto, en otra parte del gimnasio, Mario, Diego y Martín se dedicaban a perfeccionar sus saques y recepciones bajo la atenta mirada de Fernando.
