Capítulo 9

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Han pasado seis meses desde que Victoria y Benedict tomaron caminos separados. En este tiempo, la vida de ambos ha cambiado drásticamente. Victoria, embarazada de ocho meses, ha encontrado un refugio en el pequeño apartamento proporcionado por Lady Violet. Sin embargo, la soledad y el peso de su situación han sido una carga constante.

Mientras tanto, Benedict ha caído en un espiral autodestructivo. Su arte, que antes era un reflejo de su alma apasionada, se ha vuelto oscura y perturbadora. Su familia, preocupada por él, ha intentado intervenir, pero Benedict se ha aislado, sumergiéndose en su dolor y culpa.

Una noche, mientras Benedict trabajaba en su estudio, pintando frenéticamente un lienzo lleno de sombras y tormento, Lady Violet se acercó a la puerta. La culpabilidad la había estado consumiendo desde el día en que Victoria se fue, y finalmente, decidió que no podía seguir guardando el secreto.

— Benedict, necesitamos hablar — dijo Violet con voz temblorosa.

Benedict levantó la vista, sus ojos reflejando el tormento interno.

— ¿Qué sucede, madre? — preguntó con un tono de exasperación.

Violet respiró hondo, intentando mantener la compostura.

— Hay algo que he guardado durante demasiado tiempo. Es sobre Victoria. Ella... está esperando un hijo. Tu hijo — confesó Violet, sus palabras llenas de pesar.

El impacto de las palabras de su madre fue como un golpe físico para Benedict. Se quedó inmóvil, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.

— ¿Qué? — susurró Benedict, su voz llena de incredulidad y rabia contenida.

Eloise, que había estado pasando por el pasillo, se detuvo al escuchar la conversación. Entró en la habitación con el rostro pálido y los ojos abiertos de par en par.

— Madre, ¿qué has hecho? — preguntó Eloise, su voz temblando de furia y decepción.

Violet miró a sus hijos, sintiendo el peso de su culpa.

— Pensé que estaba protegiendo a todos, pero veo que me equivoqué. Lo siento tanto — dijo Violet, las lágrimas comenzando a rodar por sus mejillas.

Benedict se levantó abruptamente, derribando su caballete en el proceso.

— ¿Dónde está ella? ¡Dime dónde está! — exigió Benedict, su voz llena de desesperación y rabia.

Antes de que Violet pudiera responder, una criada entró corriendo en la habitación, claramente alterada.

— Lady Violet, Victoria se ha puesto de parto. Está en su apartamento y necesita ayuda urgentemente — informó la criada, su voz apresurada.

El anuncio cayó como un trueno. Sin perder un segundo, Benedict salió corriendo de la casa, seguido de cerca por Eloise y Violet. La tensión en el aire era palpable mientras se dirigían al 

apartamento de Victoria.

Al llegar, encontraron a Victoria en medio del trabajo de parto, rodeada por el médico y varias criadas que intentaban asistirla. El dolor y la angustia en su rostro eran evidentes.

Benedict se acercó a ella, su corazón rompiéndose al verla así.

— Victoria, estoy aquí. No te dejaré sola — dijo Benedict, tomando su mano con firmeza.

Victoria, exhausta y sufriendo, apenas podía responder. El parto era complicado y cada minuto que pasaba aumentaba la tensión y el miedo en la habitación.

Las horas pasaron en un torbellino de dolor y esfuerzo. Finalmente, el médico hizo una pausa, su rostro sombrío.

— Lo siento mucho — dijo, su voz llena de tristeza. — Hemos perdido al bebé.

El corazón de Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora