Capítulo 4

1.1K 78 5
                                    

Querido y amable lector,

¿Alguna vez te has parado a tener una conversación con tu personal de servicio?

Esta autora te anima a hacerlo, por lo general, son bastante más agradables que las víboras de nuestro círculo.

Atentamente, lady Whistledown.


Victoria se levantó temprano, como de costumbre, pero esa mañana llevaba una sonrisa en los labios. La promesa de algo nuevo y emocionante con Benedict llenaba su corazón de alegría y esperanza. Mientras se ajustaba el delantal y se preparaba para otro día de trabajo en la casa Bridgerton, no pudo evitar sentirse agradecida por la familia que la había acogido con tanta amabilidad.

Al bajar las escaleras, se encontró con Gregory, el menor de los hermanos Bridgerton, quien corría por el pasillo con una energía contagiosa.

- ¡Buenos días, Victoria! - saludó Gregory con una sonrisa radiante.

- Buenos días, Gregory - respondió Victoria, riendo - ¿Ya estás causando problemas tan temprano?

Gregory se detuvo y fingió estar ofendido.

- ¡Yo nunca causo problemas! Solo estoy... explorando.

Victoria rió y le revolvió el cabello.

- Claro, claro. Solo asegúrate de no explorar demasiado cerca del comedor, no queremos que termines enredado en los cubiertos otra vez.

Gregory hizo una mueca divertida.

- Esa fue una sola vez. Prometido. - dijo, antes de salir corriendo de nuevo.

Victoria continuó su camino hacia la cocina, donde encontró a Kate Bridgerton, la reciente esposa de Anthony, supervisando la preparación del desayuno. Kate, con su habitual eficiencia y gracia, dirigía a los cocineros y ayudantes con una sonrisa en el rostro.

- Buenos días, Victoria - saludó Kate al verla entrar - ¿Lista para otro día lleno de actividad?

Victoria asintió, sintiendo una calidez en el trato amable de Kate.

- Siempre lista, señora Bridgerton. ¿Hay algo en particular que necesite hoy?

Kate reflexionó por un momento.

- Creo que todo está bajo control aquí. ¿Podrías ayudar a Eloise con sus cartas? Parece que está un poco abrumada esta mañana.

Victoria asintió y se dirigió hacia el salón donde Eloise solía pasar sus mañanas escribiendo y respondiendo cartas. Encontró a Eloise sentada en un escritorio, rodeada de papeles y tinta, con una expresión de concentración en su rostro.

- ¿Necesitas ayuda, señorita Eloise? - preguntó Victoria al entrar.

Eloise levantó la vista y sonrió al ver a Victoria.

- ¡Oh, Victoria, sí, por favor! Estoy tratando de responder a todas estas cartas y parece que no tienen fin.

Victoria se acercó y tomó asiento a su lado, recogiendo una de las cartas.

- ¿Por dónde te gustaría que empiece?

Eloise suspiró, agradecida.

- Podrías comenzar con esa pila de allí. Son respuestas a invitaciones y algunas notas de agradecimiento. Simplemente ordénalas según su formato.

Mientras trabajaban juntas, Victoria y Eloise conversaron sobre diversos temas. Eloise, siempre curiosa y con una mente inquisitiva, preguntaba a Victoria sobre su vida y sus pensamientos.

El corazón de Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora