15. Dominique

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Wesker y yo hemos estado toda la tarde hablando encima de ese capó del coche, al parecer lo tenía todo pensado y ha traído unas mantas y algo de comer.

Ya está empezado a oscurecer pero se ven unos bonitos colores pastel en el cielo del atardecer, estamos sentados en las mantas que están en frente del coche en el suelo mirando hacia el atardecer.

Estamos tumbados boca arriba, Wesker tiene los brazos detrás de su cabeza y yo estoy apoyada en su pecho.

-Está empezando a hacer frío- digo acurrucandome un poco en el para calentarme un poco.

El entiende y pasa un brazo por encima de mí abrazandome pero sin dejar de mirar al cielo.

-¿Mejor?- me mira de reojo esperando respuesta.

-Mucho mejor- le miro y le sonrío tiernamente.

Cierro los ojos y sonrío apoyada en el pecho de Wesker. Me quedo dormida.
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Abro los ojos y estoy acostada en las piernas de Wesker, estamos en los asientos traseros del coche. Miro hacia arriba y veo a Wesker dormido, yo estoy tumbada ocupando los tres asientos traseros mientras él solo ocupa uno que es donde está mi cabeza.

Me coloco sentandome en los asientos de al lado y de mis movimientos Wesker abre los ojos. Me mira y se estira como puede.

-Buenos días- dice él con la voz ronca.

-Buenos días- le sonrío -¿Que hacemos en el coche?

-Dormir- aclara -es que ayer se quedó dormida en la manta de fuera y empezó a llover, así que la cojí en brazos y la metí en el coche, no la desperté porque la veía tan a gusto dormida, que no quise interrumpir su descanso-

Le miro casi en shock y tardo en responder -eh...gracias, muchas gracias pero, ¿usted ha dormido bien?-

-Bueno, he dormido- abre la puerta del coche y empieza a salir. Yo me quedo mirándolo extrañada.

Wesker va hacia el maletero y lo abre, parece que está colocando un par de cosas. Cuando por fin termina de hacer lo que sea que está haciendo sonríe y se dirige a mi puerta, la abre, me sonríe y me tiende la mano -¿Tienes hambre?- me pregunta mientras yo agarro su mano y procedo a salir del coche estirandome seguidamente.

Caminamos hacia el maletero y en el maletero hay un mantel con mucha comida en él, el maletero parece una mesa, justo enfrente del maletero hay dos sillas plegables abiertas.

Miro a Wesker sorprendida y luego miro de nuevo la comida -Viendo esto ¿cómo te voy a decir que no?- sonreímos los dos y extiende el brazo dirigiéndome hacia una de las sillas para sentarme.

Él se sienta junto a mí en la otra silla y me sirve zumo en un vaso mientras yo alargo el brazo para coger una cereza que hay en un pequeño bol.

-Wesker, para de hacer estas cosas-

Él me mira y termina de servirme el zumo -¿Qué cosas exactamente?-

-Ser tan detallista, tan atento y tan no sé tan bueno-

-¿Por qué?-

-Porque me voy a puto enamorar de tí- le miro con cara de enfadada.

Él me mira confuso al ver el desconcierto de mi cara con lo que acabo de decir. Nos quedamos un rato mirándonos sin decir nada y al rato Wesker habla -¿Y lo malo?-

-¡¿Lo malo?! Pues...lo malo es que...lo malo... Es que no quiero querer y que no me quieran- digo agachando la cabeza.

Wesker me mira y me agarra la cara con delicadeza para que lo mire -¿Cómo no te iba a querer?- sonríe levemente.

Le suelto la mano de mi cara y me levanto alejándome de donde estaba. Él se levanta detrás de mí como si fuera un instinto y me sigue.

-¿Que pasa?- me pregunta Wesker agarrándome por la cintura mientras yo sigo de espaldas a él.

-Tengo miedo Wesker- coloco mis manos encima de las suyas que están en mi cintura.

-¿Miedo a qué?-

-A no saber actuar, a no ser suficiente, a equivocarme, a defraudar a alguien más, a que me odien, a cargar con la muerte de alguien, a no saber que hacer, a...a vivir- mi respiración sería muy acelerada.

Wesker me gira para que le mire y al verme con la mirada en todos lados menos en él y con la respiración acelerada me abraza fuertemente poniéndome la cabeza en su pecho.

Me quedo quieta al principio pero al momento le abrazo con fuerza sintiendo el corazón de Wesker latir, late a una velocidad normal y ese latido hace que el mío se ajuste al suyo.

Cuando el notó que mi respiración normalizada se separó un poco de mí y me miró a los ojos -Tranquila- me da un beso en la frente -esos miedos no van a  poder contigo. Yo te conozco y no eres una persona que se deja gobernar por sus miedos, y mucho menos por un hombre- ríe a lo que yo reacciono igual y río levemente -así que no creo que si te doy un beso se te quiten esos miedos, por eso no lo voy a hacer, pero lo que sí creo es que tu puedes poco a poco apaciguar esos miedos y que pasen de ser miedos a fortalezas-

Le sonrío de nuevo -Tienes toda la razón, no me dejo gobernar por un hombre y tampoco un beso me hará borrar esos miedos, pero lo que si puede borrar...es mi duda de si realmente usted me quiere como yo a usted-

Nos miramos, sonreímos y al instante me besa con pasión.

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⏰ Última actualización: Jun 20 ⏰

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