Capitulo siete
El viaje de vuelta a casa fue silencioso, Max manejaba su coche mientras yo le seguía en mi moto.
No sabía qué pretendía, pero estaba completamente segura de que cada uno estaba inmerso en sus propios pensamientos. Yo no podía dejar de pensar en mi familia, en lo que podría pasarle a mi padre, un padre maldito.
La responsabilidad que ahora pesaba sobre mis hombros era tanta que me asfixiaba de algún modo. Por un lado, papá, no quería que muriera, y por el otro Max, a quien estaba empezando a amar.
Mi don, que siempre había considerado una maldición, ahora era la única esperanza para muchos.
Llegamos a mi casa y Max me acompañó hasta la puerta. Mi madre estaba en la sala, su rostro mostrando preocupación al vernos juntos.
—Mamá, tenemos que hablar —dije, tratando de mantener la calma—. Hay algo que necesitas saber.
Ella miró a Max con desconfianza, pero aceptó. Nos sentamos todos juntos y Max comenzó a explicar la situación. Mi madre escuchó en silencio, sus ojos reflejando una mezcla de miedo y determinación.
—Tu padre nunca nos lastimaría, Montserrat, después de todo, él es tu papá —dijo finalmente. Asenti en silencio.
—Yo no quiero que salga lastimado —le dije a Max, pero este no me miró.
—Lo lamento, pero tu padre está poniéndolas en riesgo, a todos, y no podemos permitirlo.
—Entonces ¿cuál es tu idea? —abordó mamá—. ¿Matarlo?
—Es inevitable su destino.
—No puedes hacerme esto, Max —le apunté sobre el pecho—. Yo no voy a permitirlo.
Max me miró con una mezcla de dolor y resolución.
—Montserrat, no es solo por ustedes. Hay muchas vidas en juego. Los hombres lobo no se detendrán ante nada. Si tu padre no puede controlar su naturaleza, entonces se convertirá en una amenaza para todos. No quiero que sufras, pero tampoco puedo ignorar el peligro que representa.
Las lágrimas brotaron de mis ojos. Sabía que Max tenía razón, pero la idea de perder a mi padre me destrozaba.
—Debe haber otra manera —susurré, buscando desesperadamente una alternativa.
Mi madre tomó mi mano, apretándola con fuerza.
—Encontraremos una solución, Montserrat. No todo está perdido. Tal vez haya una forma de ayudar a tu padre sin tener que recurrir a la violencia.
Max suspiró, su expresión suavizandose un poco.
—No hay otra manera. Los cazadores tienen un pacto, jamás le perdonarán la vida.
Asentí con resentimiento.
—Entonces no tendremos ningún trato. No revelaré las lunas sangrientas.
—No puedes hacerlo. —Se me acercó con una mirada fría y oscura. —Necesitamos identificar esas noches.
—Entonces busca otra manera.
En ese momento, apareció papá, su rostro reflejando que había escuchado toda la conversación.
—Yo tengo un plan —dijo mientras caminaba hacia nosotros. Todos lo miramos expectantes. —No voy a negar que soy un peligro, pero jamás lastimaría a mi hija y a mi esposa. No me lo permitiría. —Papá se posó a mi lado y yo lo rodeé con mis delgados brazos. —No hay necesidad de que nadie muera. Hay una cueva en la isla, alejada de todo. Puedes encadenarme allí durante las noches de luna sangrienta. Será seguro para todos.
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OJO DE LOBO ✓(TERMINADA)
Hombres Lobo¿Qué tanto puede cambiar tu vida en un solo instante? Montserrat, una joven de 17 años, ha pasado toda su vida en la aislada isla de Caudalápolis. Su distintiva mancha roja en el ojo derecho la ha convertido en el blanco del rechazo en su escuela. P...