En un mundo lleno de héroes y villanos, vive una mujer cuyo padre es el símbolo de la paz. A pesar de su vida "privilegiada" mantiene inseguridades y el vacío de nunca sentirse lo suficientemente buena.
Mientras intenta escapar de su realidad conoc...
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Kasumi respiraba con dificultad mientras miraba el cielo nocturno sobre ella. Su cuerpo ardía y pesaba más de lo normal, escuchaba distorsionadamente las palabras que eran dirigidas hacia ella, no podía comprender lo que sucedía con claridad.
Solo podía sentir y sentía todo el doble, sus emociones emanaban a flor de piel mientras sus sentidos comenzaban a nublarse.
Sentía que con cada día que pasaba su mente se estaba pudriendo cada vez más, que su corazón latía con dificultad, como si estuviera listo para rendirse y dejarla a su suerte, como si su cuerpo estuviera mutilándose por sí solo, dejándola hecha pedazos e irreconocible.
— Cariño… ¿Puedes abrazarme? — Módulo con dificultad.
Se sentó de a poco en la tierra mientras veía los colores sombríos del paisaje. Frente a ella se arrodilló un pelinegro que la miraba con una sonrisa retorcida, mientras que de sus ojos caían lágrimas de sangre.
— Oh, pobrecita, ¿Te duele mucho? - La voz era evidentemente burlona.
Pero a Kasumi no le importó, simplemente agradeció internamente que le preguntara por su condición, aunque él fuera el responsable de esta.
— Sí, todo mi cuerpo arde. — Soltó lágrimas con cierto dolor mientras levantaba sus brazos temblorosos hasta las mejillas del hombre. — Pero es mi culpa que reaccionaras así, así que no llores, cariño,
Fue quitando la sangre que caía por las mejillas del villano, y eso, logró que él soltara carcajadas divertidas por la poca conciencia que tenía su juguete.
— Ven aquí, querías un abrazo, ¿Verdad? — Dabi la abrazó con excesiva fuerza, logrando quejidos en la mujer. — ¿Qué pasa? ¿Acaso no es el abrazo que querías? ¿Piensas quejarte?
— N-No es nada, Dabi, gracias por sostenerme.
Kasumi soltó lágrimas mientras sentía su cuerpo arder aún más, Dabi de nuevo estaba quemando su espalda aprovechándose de su vulnerabilidad.
Ella no sabía qué pensar, además de que veía el futuro cada vez más lejano, su destino era cada vez más incierto y sentía que en poco tiempo sería una con el suelo… Su vida estaba perdiendo el impulso que tenía antes.
— ¿No tienes frío ahora, Kasumi?
Las llamas aumentaron su potencia, haciendo que la mujer soltara gritos y las risas se escucharan provenientes del hombre que se negaba a soltarla.
— B-Basta…
— ¿Qué? ¿Acaso no aprecias mi gesto? Intento que no pases frío, muñeca.
Tenía razón, se preocupaba por ella, no podía quejarse, siendo que él era la única persona que la amaba. Debía soportar, seguramente el amor era así, el amor dolía.
— Perdón, gracias por abrigarme con tus llamas.
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