CAPITULO 3

306 6 0
                                    

Faby llegó temprano a la escuela. Su corazón latía con fuerza mientras esperaba a que Fernando y Sarahí llegaran. Estaba decidida a disculparse sinceramente y a intentar arreglar lo sucedido el día anterior. Cuando finalmente vio a los hermanos llegar, se acercó a Fernando.

-Fernando, ¿podemos hablar a solas? -le preguntó, con la voz un poco temblorosa.

Fernando asintió y, junto a Sarahí, subieron la escalera hasta los salones del quinto semestre. Sarahí los dejó solos, dándole a Faby una mirada alentadora antes de alejarse.

Faby respiró hondo, lista para disculparse, pero Fernando habló primero.

-Faby, de verdad, ayer hablé con mi hermana Sarahí y creo que mi actitud de ayer no fue la correcta. Te pido una disculpa sincera -dijo Fernando, extendiendo la mano en señal de paz.

Faby tomó su mano, sintiendo un alivio inmenso. Luego, con valentía, habló también.

-Fernando, también quiero pedirte disculpas por no concentrarme en nuestra clase. Fue muy infantil de mi parte. Te prometo que me esforzaré más -dijo, extendiendo la mano en señal de amistad.

Fernando sonrió, sintiendo que ambos habían dado un paso importante hacia una mejor relación. Luego, Fernando dio un paso adelante y la abrazó. Por un momento, sus rostros estuvieron tan cerca que casi se dieron un beso. Estaban abrazados con fuerza, llenando el aire con una tensión emotiva. Fernando, sorprendido por Pablo , se apartó de Faby bruscamente. Al girar para mirarla, sus frentes se encontraron en un golpe seco y
contundente. Fue como si un rayo invisible, cargado de energía indescriptible, hubiese atravesado sus cuerpos al instante del choque.y en un parpadeo ambos se llevaron la mano a la cabeza y estaban a punto de caer cuando
Pablo y Alejandro, que estaban cerca, corrieron a ayudarlos y los abrazaron, llevándolos a sentarse en unas butacas. Al ver que se desmayaron, decidieron llevarlos a la enfermería de la escuela. La enfermera, preocupada, comenzó a atenderlos.

Minutos después, Faby fue la primera en despertar. Su cabeza dolía y estaba un poco mareada. Intentó sentarse, pero la enfermera la detuvo.

-Tranquila, Faby. Tuviste un golpe fuerte. Debes descansar -le dijo la enfermera con voz suave y salió del cuarto.

Faby miró a su alrededor. Pero cuando trató de hablar, algo extraño sucedió.

-¿Qué pasó? -dijo Faby. Volteó hacia su lado y vio a Fernando. Sintió una ola de pánico.

-¿Qué está pasando? ¡Yo no soy Faby, yo soy Fernando! -exclamó, mirando sus propias manos y notando que no eran las suyas.

En ese momento, Fernando comenzó a moverse y abrió los ojos, luciendo igualmente confundido. Miró a Faby y luego a sí mismo, reconociendo que algo estaba terriblemente mal.

-Faby, ¿eres tú? -preguntó con voz vacilante.

-Sí... creo que sí -respondió Faby, que ahora estaba en el cuerpo de Fernando-. ¿Qué nos ha pasado?

La enfermera entró de nuevo, sin entender la magnitud del problema.

-Descansen un poco más, ambos tuvieron un fuerte golpe -dijo, mientras ajustaba las almohadas.

Faby y Fernando, atrapados en los cuerpos del otro, intercambiaron miradas de asombro. Tenían que averiguar cómo había sucedido esto y, más importante aún, cómo revertirlo. Pero por ahora, necesitaban calmarse y pensar con claridad.

Faby y Fernando, aún aturdidos por el inesperado intercambio de cuerpos, se miraron con una mezcla de temor y determinación. Sabían que, tendrían que asumir las vidas del otro mientras encontraban una forma de revertir lo sucedido.

FABYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora