CAPITULO 7

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Ambos continuaron investigando hasta que encontraron un sitio web con la información de contacto de la licenciada Fernández . Decidieron intentar contactarla .

Fernando marcó el número de la licenciada Liliana y esperó mientras sonaba el teléfono. Finalmente, una voz femenina contestó.

-Despacho de la licenciada Liliana Fernández de la Vega, habla Jaqueline. ¿En qué puedo ayudarle? -dijo la secretaria con tono profesional.

-Hola, Jaqueline. Soy Fer... Fabiola Avilés, bueno... Necesito hablar urgentemente con la licenciada Liliana. ¿Está disponible? -preguntó Fernando, tratando de mantener la calma.

-Lo siento mucho, pero la licenciada no está en la ciudad en este momento. Está de viaje en Chiapas, visitando a una amiga -respondió Jaqueline.

Faby, que estaba al lado de Fernando, se mordió el labio con preocupación. Fernando continuó la conversación.

-¿Sabe cuándo regresará? Es bastante urgente -dijo Fernando, intentando no sonar desesperado.

-Probablemente llegará la próxima semana. Puedo dejarle un mensaje si quieren -ofreció Jaqueline amablemente.

-Sí, por favor. Dígale que necesitamos hablar con ella lo antes posible. Es sobre un libro y... bueno, nuestra situación -explicó Fernando.

-Podrías dejarme tus datos hasta entonces para programar una cita-dijo Jaqueline con empatía.

- Si, Jaqueline. Soy Fabiola Avilés le envío mis datos por e-mail , Apreciamos mucho tu ayuda -dijo Fernando antes de colgar.

Fernando y Faby se miraron, compartiendo una mezcla de frustración y resignación.

-Supongo que tendremos que esperar una semana más -dijo Faby, suspirando.

-Sí, pero al menos sabemos que Liliana está fuera por ahora. Tendremos que seguir adelante hasta que regrese -respondió Fernando.

-Listo, el correo está enviado -dijo Faby , cerrando su laptop-. Ahora solo nos queda esperar.
Esperemos que responda pronto. Cada día en este cuerpo es más complicado -dijo Faby, suspirando.

-Lo sé. Pero al menos tenemos una pista concreta ahora. Es un buen comienzo -respondió Fernando, tratando de mantenerse optimista.

Faby, en el cuerpo de Fernando, llega a su casa después de estar en casa de Faby. Apenas entra, su papá la recibe con una mirada severa.

-Fernando, ¿puedo saber por qué ese cabello está tan largo? -pregunta su papá, cruzando los brazos.

-Eh... no sé, papá. Me gusta así -responde Faby, tratando de sonar casual.

-Ese cabello es de nenita. ¡No quiero un hijo que parezca una niña! -exclama su papá, alzando la voz.

La situación se torna rápidamente tensa. Faby, no acostumbrada a las confrontaciones familiares, se siente acorralada. Intenta defenderse, pero su papá no quiere escuchar razones.

-Papá, es solo cabello. No cambia quién soy -dice Faby, intentando mantener la calma.

-¡No me importa! ¡Quiero que te cortes ese cabello mañana mismo! -grita su papá, visiblemente molesto.

La discusión sube de tono, con ambos intercambiando palabras duras. Faby, en el cuerpo de Fernando, siente una mezcla de furia, frustración y un torrente de testosterona que no había experimentado antes. Finalmente, sin poder soportarlo más, se encierra en su cuarto y golpea la puerta con fuerza.

-¡Maldita sea! -grita, dejando escapar su enojo.

Para calmarse, busca en la galería de música de Fernando y selecciona las canciones más brutales de rock que puede encontrar. Pronto, los acordes de Megadeth, Slayer y Pantera llenan la habitación. Faby se deja llevar por la música, sintiendo cada nota resonar con su furia y enojo.

Por primera vez, experimenta lo que es estar lleno de testosterona, con una energía cruda y una agresividad que le resulta extrañamente liberadora. En lugar de sentirse abrumada, encuentra que le gusta esta nueva sensación de poder y fuerza.

Cerrando los ojos, se deja llevar por la música, moviendo la cabeza al ritmo y golpeando el aire con los puños. La ira que siente se transforma en una especie de euforia, una liberación de emociones que nunca antes había experimentado. En ese momento, se da cuenta de que ser Fernando no es tan malo después de todo.

-Esto... esto no está tan mal -murmura para sí misma, sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo.

La música la envuelve, y por un breve instante, olvida el caos de su situación. Se permite disfrutar el momento, sabiendo que, aunque las cosas son complicadas, tiene la fuerza y la determinación para enfrentarlas.

Cuando finalmente apaga la música, se siente más tranquila. Sabe que todavía tienen un largo camino por delante para regresar a sus cuerpos, pero también comprende que está aprendiendo cosas valiosas sobre Fernando.

Con una nueva sensación de resolución, se prepara para enfrentar el siguiente día.

El lunes por la mañana, Fernando, más adaptado al cuerpo de Faby, salió de casa con una lucecita de esperanza. Mientras se trasladaba hacia la escuela, decidió escuchar música para hacer el viaje más ameno. Se puso los audífonos del celular de Faby y comenzó a reproducir "Master of Puppets" de Metallica. Sin embargo, a mitad de la canción, sintió una saturación en sus oídos y detuvo la música.

-¿Qué está pasando? -se preguntó, frunciendo el ceño. Aún faltaba para llegar a la escuela, y no quería ir en silencio, así que decidió explorar la galería de música de Faby. Encontró una canción de BTS, "Dynamite", y, para su sorpresa, la disfrutó increíblemente.

Finalmente, llegó a la escuela y se encontró con Sarahí.

-¡Hola, Faby! ¿Lista para otro día? -dijo Sarahí con entusiasmo.

-Sí, claro -respondió Fernando, sonriendo. A pesar de los desafíos, se sentía un poco más optimista.

Fueron juntas al salón y, ese día, les tocaba matemáticas. Algo increíblemente perturbador sucedió: Fernando, ahora en el cuerpo de Faby, entendió a la perfección un problema matemático que antes le resultaba incomprensible.

-Ah, caray, ¿en verdad era tan sencillo? -murmuró para sí mismo, sorprendido.

Al sonar la hora del recreo, Fernando vio pasar su antiguo cuerpo, ahora habitado por Faby. Ella llevaba una botella de agua en la mano y la compartía con Ludmila.
Sarahí miró a Faby y le reclamó:

-Oye, que no pasaste ayer la tarde con mi hermano, ¿por qué no aprovechaste y te lo hiciste novio? -dijo Sarahí, cruzando los brazos.

-Cálmate, brujilla, estoy trabajando en eso -respondió Fernando, intentando mantener la calma.

-¿Fabiola Avilés Campos, Cómo diablos me dijiste? -gritó Sarahí, visiblemente ofendida-. A nadie le permito que me diga así, solo a mi hermano, y tú no lo eres.

Sarahí se alejó furiosa, dejando a Fernando preocupado.

-Chin, ahora ya hice que Faby perdiera a su amiga -dijo, suspirando. Tomó su copa de fresas con crema y empezó a comer, intentando calmarse.

Mientras comía, reflexionó sobre la situación. Sabía que debía encontrar una manera de reparar la relación con Sarahí, pero también tenía que concentrarse en cómo regresar a su cuerpo original. La tarea no era fácil, y la presión de mantener las apariencias estaba comenzando a afectarlo

Esa noche, ambos soñaron con la esperanza de que el día siguiente trajera mejores noticias y nuevos avances en su búsqueda para revertir el intercambio .

FABYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora