Primera Carrera

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Esta es un historia entre comedia y romance. 

Siéntete libre de dejar tu comentario. 

Saluditos!

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—¡Satoru vamos a chocar!

—¡Claro que no! De alguna manera el poste se moverá, Yo Soy el Gran Satoru Gojo.

—¡No digas tonterías! —gritó su mejor amigo intentando sujetarse de lo que fuera.

El auto de cientos de miles de dólares se estrelló a un lado del poste impactando contra un montón de basura. Ambos bajaron del carro para evaluar los daños, afortunadamente para el hijo de los Gojo, no había daños graves, después de todo no estaba conduciendo a gran velocidad. La verdad era que parecía más una anciana al volante.

—¡Te dije que no te dejaras provocar por Hakari! ¡Vamos a perder cientos de dólares por tu estupidez! —le gritó Suguro.

—¡Oye tú! ¡Regresa aquí! —Escucharon muy cerca de donde estaban.

De repente, salieron varios hombres con rostros sombríos de un callejón persiguiendo a un joven que cubría su cabeza con una capucha.

—¡Al auto rápido! —les gritó.

—¡Son sus cómplices! ¡Disparen!

Al ver las pistolas en las manos de aquellos hombres, subieron al auto sin dudarlo.

—¡Arranca! — exigieron al desconocido que subió en el lugar del conductor. Tras una evaluación rápida el encapuchado tomó el dedo de Satoru y encendió el auto.

—Soy Yuji. Mucho gusto. Que hermoso auto —dijo intentando ser amable aun cuando las balas rosaban sus cabezas impactando en el hermoso convertible que en pocos segundos se alejó de la escena.

—¡¿Quién demonios eres?! ¡¿Qué paso allá atrás?!

—¡hey, hey! Vamos a calmarnos. No me gusta ese tono en el que hablas.

—¡¿ahh?! ¿Quieres respeto señor secuestrador?

—Es mejor que te calles Satoru —dijo Geto asomando su cabeza entre los asientos de atrás.

—Hazle caso a tu amigo... Qué raro. Las calles están cerradas. ¿De casualidad no estarán participando en una carrera ilegal?

—Eso no te importa señor secuestrador. ¡Exijo que te detengas ahora!

—¿A cuánto asciende el premio y cuando iniciaron?

—No pienso contestarte y ¡BAJATE DE MI AUTO AHORA!

Yuji respiró. Con un movimiento rápido tomó la cabeza de Satoru y la estrelló contra el tablero.

—¡SALVAJE! ¡ERES UN ANIMAL! ¡¿CÓMO TE ATREVES A HACERLE ESTO A MI HERMOSO ROSTRO?!

—Deberías saber que no debes molestar al conductor. Lo repetiré de nuevo ¿Cuánto dinero está en juego y cuando iniciaron?

—Es medio millón e iniciamos hace 4 minutos y nos rebasaron hace 2. En el GPS puedes ver la ubicación de todos los competidores y la ruta —contestó Geto salvando al tonto de su amigo de otro golpe seguro.

—Colóquense los cinturones y disfruten de la alta velocidad que está hermosura puede lograr.

—¿Piensas alcanzarlos? ¡Es una locura! —dijo Suguro colocándose el cinturón justo a tiempo antes de sentir la fuerza de la aceleración jalarlo a su asiento.

Carreras ilegalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora