Despedida

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Hola: 

aquí les dejo la continuación y a decirles que estaré actualizando cada Sábado. 

Saluditos a todos!!!

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Ichiji nació dentro de las pocas familias que aún mantenían viva la tradición de criar desde el nacimiento a un miembro de la familia para servirle durante toda su vida a una sola persona. En su caso particular, a Satoru Gojo, y pese a sus constantes intentos de negarse a vivir para otros, fue doblegado una y otra vez por los adultos que lo rodeaban y quienes se encargaron de extinguir en él cualquier llama de rebeldía. Por eso se sorprendió a sí mismo cuando no detuvo al joven Gojo cuando metió a su gato en la mochila de Itadori y lo dejó irse sin saber a dónde ni cuándo regresaría.

—Quiero hablar con mi hijo —exigió la mujer del otro lado del teléfono.

—El joven Gojo no desea hablar. — La mujer se quedó en silencio. Sabía perfectamente que su hijo estaba molesto por su castigo y deseaba por lo menos saber que estaba bien pero no le contestaba los mensajes y la última vez que intentó hablar con él se mantuvo en silencio y le colgó. —Si me permite decirlo —dijo Ichiji en un intento de mantener un poco más la mentira. —El joven Satoru ha estado pensando seriamente en sus acciones, probablemente cuando regresen de su viaje lo encontrará cambiado.

—¿Tú crees?

—Si señora.

—Lo dejo en tus manos.

"Como siempre"— pensó con amargura. Aquella falsa preocupación le removía las entrañas.

—¿Existe algo más en que pueda servirle Señora?

—Prepara todo para nuestro regreso, los negocios han resultado bien y haremos una exhibición de nuestros autos de colección y quiero que Saroru exhiba el auto de mi padre. Estoy segura que mi hijo disfrutará de una fiesta, invita a sus amigos.

—Todo estará listo Señora.

—Cuida de Satoru.

—No tiene nada de qué preocuparse Señora —contestó Ichiji ignorante de todas las veces que Saroru estuvo a punto de morir y los golpes que había recibido durante la carrera.

En cuanto colgó aquella llamada su cuerpo se relajó. Era increíble lo bien que se le daba mentir, se dirigió a la cocina y con total libertad se relajó disfrutando de todos los lujos ajenos. Limpió como era su deber, disfrutó del silencio, realizó las llamadas para organizar la fiesta que se realizaría en unos días y se sorprendió al percatarse de la cantidad de tiempo que invertía en Satoru. Entonces un escalofrío recorrió su cuerpo... No había recibido la llamada de Itadori desde el día anterior.

Las horas pasaron con intentos infructuosos de comunicarse con Itadori y mientras se cocinaba en sus propios jugos gástricos recibió docenas de llamadas por parte de los invitados, incluido uno de los compañeros de Satoru que preguntó disimuladamente por su paradero, eso solo hizo que las alarmas internas de Ichiji se encendieran mientras se imaginaba destinos peores que la muerte para el joven Gojo.

—Casa de la Familia Gojo —contestó desanimado.

—¿Ichiji? Hola, soy Suguro. Me gustaría hablar con Satoru. —Ichiji sudó frio pues Satoru nunca se había negado a hablar con su mejor amigo, era la única persona con la que hablaba incluso cuando estaba de pésimo humor.

—Lo siento joven Geto, el joven Gojo está durmiendo después de desvelarse varios días jugando —mintió intentando sonar convincente.

—No deberías dejarlo hacer eso. Bueno, de todas maneras, solo llamaba para decir que asistiré a la fiesta de los señores Gojo.

Carreras ilegalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora