𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 | ❝𝐶𝑎𝑚𝑏𝑖𝑒 𝑝𝑜𝑟 𝑡𝑖, 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑟𝑜𝑚𝑝𝑖𝑠𝑡𝑒 𝑒𝑙 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜𝑛.❞
Para Melania, toda su vida estaba perfectamente estructurada: terminar sus estudios en Alfea, convertirse en una perf...
SOLTO UN suspiro al sentir un beso en su mejilla, se removió en la cama y se volteo dándole la espalda a lo que sea que la estuviera molestando para que pudiera seguir durmiendo. Una ligera risa perturbó su sueño y frunció el ceño arrugando ligeramente la nariz cuando algo comenzó a hacerle cosquillas en esta, sin embargo, solo tiro un manotazo haciendo que una carcajada resonara por todo el lugar.
Comenzó a abrir los ojos y sus orbes verdes enfocaron lentamente el lugar en el que se encontraba mientras las carcajadas seguían resonando por la habitación. Se sentó lentamente en la cama y se tallo los ojos para poder despejarse por completo; sus ojos verdes miraron la habitación hasta acabar en el chico que estaba aún riéndose ligeramente mientras la observaba. Melania rodo los ojos y le saco la lengua, echándose para atrás y tapándose con la cobija por completo.
— Eres un inmaduro, Sky — le dijo recordando la pluma blanca que tenía en la mano y con la que estaba más que segura, la había hecho levantarse.
— Solo estoy tratando de despertar a mi hermosa hada del tiempo — la menor sintió como la cama se removía para luego sentir el cuerpo del príncipe de Eraklyon ponerse sobre el suyo sin aplastarla. — ¿O es qué acaso no vas a despedirme?
Y como si esa pregunta hubiera hecho algo en la castaña, esta se destapó el rostro para ver al rubio cenizo que estaba sobre ella. Fue en ese momento que cayo en la cuenta del día en el que se encontraban y en que lugar estaban; hoy era el día en el que Sky iba a ir a su primer año a Alfea para estudiar como especialista, fue debido a ello que tanto ella como sus padres se habían quedado en Eraklyon para que ese día todos se levantarán a despedir al único heredero al trono.
La mirada de la castaña cambió y la desvío tratando de evitar que las lágrimas comenzarán a acumularse en sus ojos verdes, sin embargo, conforme el mismo pensamiento se repetía en su cabeza, el nudo en su garganta se hacía cada vez más fuerte haciendo que sea imposible para ella retener las lágrimas que comenzaron a bajar por sus mejillas. Le dolía y no solo a ella, sino al chico que la destapo para meterse con ella entre las sabanas para rodearla con sus brazos y hacer que se apoyara en su pecho, consolándola en el proceso.
