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Capítulo 8: Aléjate Roier.

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° Cellbit °

- ¿Entonces esta cicatriz de que es? – le pregunto a Roier mientras señalo su cadera con curiosidad, el se estira más bajando ligeramente su bañador removiendo sus pies dentro de la piscina.

- ¿Tu que opinas? – pregunta divertido.

- Se te cayo un bisturí – digo encogiéndome de hombros recargado en la orilla viéndolo con detenimiento, este comienza a reírse mientras niega con la cabeza.

- Bueno... mi ex novia me lanzo un cuchillo cuando termine con ella, tal parece que la explicación de que me gustaban más los penes no fue suficientemente válido para ella – comenta entre risas mientras se acomoda el bañador de nuevo, solo puedo verlo realmente sorprendido, jamás me hubiera imaginado eso.

- Meu deus, ¿la demandaste o algo así? – pregunto interesado.

- Naah, la pobre ya tenia que lidiar con que su novio la dejo por otro hombre, creo que eso era suficiente... además de que ella trabajaba en un bar por lo tanto tenia una excelente pintaría, ya sabes mucho jugar a los dardos, si ella hubiera querido me hubiera mutilado allá abajo o directamente matado – se encoje de hombros moviendo su rostro a un costado mientras se cubre del sol con la mano.

- Roier... ella debería tener una orden de restricción o algo así, podría volver a atacarte – digo completamente sorprendido de su poco sentido de supervivencia.

- ¿Qué? Fue lo justo, además solo necesite ocho puntos, no fue para tanto yo mismo me suture – se queja por el calor y se tira dentro de la piscina poniéndose a mi lado.

- Eso solo lo hace más alarmante, no hay ningún registro en papel de su ataque – digo lo obvio.

- Hay ya, pareces mi papá... mejor dime como te hiciste esta cicatriz – señala una pequeña que tengo en el mentón, aquella que mi barba tapaba un poco.

- Eres muy observador, casi nadie la ha notado – cambio un poco de tema.

- Bueno lo acabo de notar en realidad, dime – me pica el brazo.

- No puedo explicar la situación porque es clasificado... solo puedo decir que casi me cortan el cuello, pero pude salir de esa situación – digo completamente relajado, el abre los ojos con sorpresa evidente, apoya su mano en mi hombro.

- Lo lamento mucho... si de algo sirve me alegro que hayas salido de ello, así pude conocerte – me sonríe amablemente, lo observo con detenimiento, las gotitas de agua escurriendo de su cabello, su sonrojo por el calor.

- Lo mismo digo, eres un gran compañero Roier – le sonrió de vuelta.

- ¿Has pensado en retirarte? – me pregunta bajo como si quisiera que la charla se quedara solo entre nosotros cosa que sucedería porque éramos los únicos que estábamos en el área de piscina.

- Solo una vez... cuando uno de los míos cayó en batalla, regrese de esa misión con cuatro costillas rotas y la mano también destrozada, tuvieron que operarme de emergencia... incluso me ofrecieron un plan de retiro, cuando estuve por aceptar me di cuenta que mis chicos me necesitaban, que no podía dejarlos solos así que lo rechace, una vez termine la rehabilitación de mi mano me desplegaron a otra misión – le cuento tranquilo viendo hacia la casa.

- ¿Qué hay de tu herida emocional? Ese es el problema con las fuerzas armadas, no piensan en el daño de sus soldados hasta que sucede algo, ya sea que enloquecieron por el estrés postraumático y mataron a alguien o hasta que regresan en bolsas – dice realmente enojado.