𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑺𝒆𝒊𝒔

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En el amplio salón del harén, las mujeres estaban reunidas, disfrutando de un desayuno tardío

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En el amplio salón del harén, las mujeres estaban reunidas, disfrutando de un desayuno tardío. El ambiente estaba cargado de murmullos y risas disimuladas. Arisa, absorta en sus pensamientos, se sirvió un poco de té, ajena a las miradas furtivas y las sonrisas maliciosas que se intercambiaban a su alrededor.

Una de las mujeres, Aiko, con su belleza innegable y una actitud siempre altanera, decidió dar el primer paso. Se inclinó hacia Arisa, sus ojos brillando con malicia.

—Arisa, querida, hemos estado pensando... —empezó Aiko, su voz impregnada de falsa amabilidad—. Llevas ya bastante tiempo pasando las noches con el rey, ¿no es así?

Arisa levantó la mirada, notando la atención que todas las mujeres le prestaban. Mantuvo la calma y la compostura, aunque podía sentir la tensión en el aire.

—Sí, así es —respondió, sin apartar la vista de Aiko.

Otra mujer, Misa, se unió a la conversación, fingiendo interés genuino.

—Debe ser maravilloso tener tanta atención del rey. Pero nos preguntamos, ¿cómo es que aún no le has dado un hijo? Después de todo, las favoritas suelen tener esa responsabilidad, ¿no?

Arisa sintió un nudo formarse en su estómago. Sabía que aquellas palabras no eran más que un intento de menospreciarla y sembrar la duda en su corazón. Pero no permitiría que la desanimaran.

—Las cosas suceden a su tiempo —dijo Arisa con firmeza—. El rey y yo estamos disfrutando de nuestro tiempo juntos, y eso es lo que importa.

Aiko soltó una risita burlona, cubriéndose la boca con una mano.

—Claro, claro. Pero me pregunto cuánto tiempo más serás la favorita si no puedes cumplir con tus... deberes.

La insinuación era clara, y Arisa sintió una punzada de frustración. Sin embargo, decidió no dejarse llevar por la provocación.

La noche estaba en su apogeo, y las estrellas brillaban intensamente en el cielo. En los lujosos aposentos de Bakugo, una cena exquisita estaba dispuesta sobre la mesa. Arisa y Bakugo estaban sentados juntos, disfrutando de la intimidad y la compañía mutua.

—Este estofado está delicioso, Arisa. Los cocineros se han superado esta noche —comentó Bakugo, con una sonrisa que sólo reservaba para ella.

Arisa le devolvió la sonrisa, tomando un sorbo de su vino. Sin embargo, un extraño malestar comenzó a revolverle el estómago. Intentó ignorarlo, concentrándose en la conversación con Bakugo.

—Sí, realmente está delicioso —respondió, aunque su voz sonaba algo apagada.

A medida que continuaban cenando, el malestar se intensificó. Arisa sintió una oleada de náuseas y su visión comenzó a nublarse. Intentó mantenerse serena, pero no pudo evitar llevarse una mano al estómago.

𝐇𝐚𝐫𝐞𝐦 𝐝𝐞𝐥 𝐑𝐞𝐲 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 ->ᵏᵃᵗˢᵘᵏᶤ ᵇᵃᵏᵘᵍᵒ<-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora