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No estoy seguro si la tarde era demasiado fría, o si solo se sentía así debido a mí incesante agonía.
Caminaba cojeando, dejando un camino de sangre por donde pasaba, con una respiración jadeante y débil. Ya no podía seguir, me recosté en el suelo húmedo por el rocio, intentando mantener los ojos abiertos.
A lo lejos escuchaba algunas personas, supongo que estaban de cacería o algún campamento... Ya que estaba en una zona muy profunda del bosque y no creo que exista otra razón por la que algún humano esté cerca. No soy como otros lobos, si me encontrase con un cazador en mí mejor estado, él ni siquiera podría ver la creatura que lo mato... Ahora, sin embargo, estaba vulnerable y moribundo, pero después de todo lo que pasé, creo que merezco morir tranquilo.
Decidí dejarme caer ante el encanto del aroma del césped, cerrando los ojos y esperando que todo acabará de una vez... Aunque a los pocos minutos, mis orejas no dejaban de moverse, poniéndome alerta para indicarme que alguien se estaba acercando. No tenía fuerza como para levantarme y desafiar a lo que sea que viniera, solo por curiosidad, mis vagos ojos volvieron a abrirse para ver quién se interponía ante mí último aliento.
Mí mirada quedó deslumbrada ante lo que ví... Era pequeño, no llegaba a ser mínimamente una amenaza, tenía la piel clara, los cabellos azules, su cuerpo estaba cubierto por pesadas prendas para soportar el frío, y me sus enormes ojos celestes me miraban con sorpresa y miedo a la vez.
Suspiró atemorizado, seguramente no esperaba encontrarse a un animal de esta magnitud en aquellas condiciones... Pensé que saldría corriendo, y por un instante, su mirada pareció indicarme que lo haría... Más en su lugar, dio un paso lento en dirección a mí, luego otro, y después uno más. Pensé en gruñir, o por lo menos lanzar un ladrido para que se alejara, sin embargo, lo deje continuar. Cuando finalmente estuvo frente mío, se arrodilló, colocando mí cabeza en sus pequeñas piernas... Sus manos eran suaves y cálidas, sentía como acariciaba mí cabeza de forma delicada. Retiró con cuidado la bufanda bordo que cubría su cuello, limpiando un poco la sangre que había dispersa en mí cuerpo, hasta llegar a la zona de dónde brotaba todo... No pude evitar el gruñir debido al dolor que me causo su tacto, más él no se vio asustado.
-Shh, tranquilo... No quiero lastimarte- Mencionó con una voz dulce, mientras estiraba su cuello lo más que podía para ver la herida.
Quise decirle algo, pedirle aunque sea que se alejara para que me dejara morir tranquilo... Más otra voz a lo lejos me puso alerta otra vez.
-¡Ciel! ¿Donde estas?- Llamaba un hombre, y no pude evitar el notar como el niño se sobresaltaba al oírlo.
-¡Aqui estoy! ¡Encontré un perro herido!- Gritó ahora el menor que me cuidaba, indicando el lugar donde nos encontrábamos.
"No soy un perro" Pensé, aunque la voz no me salía, y era incapaz de corregirlo.
Apenas pasaron unos segundos para que unos hombres adultos se hagan presentes en la escena, cargando escopetas y vestiendo como si estuvieran de caza... Uno de ellos se parecía al niño que acariciaba mí cabeza, el otro era un sujeto de ojos verdes y cabello negro... Ninguno de los dos se vio muy encantado al verme junto al infante.
-¡Mocoso... Eso es un lobo! Aléjate de él.- Lo regaño el hombre de verdes ojos, mostrándose sumamente enojado.
-Esta lastimado... Debe de dolerle mucho.- Se defendió el jovencito, abrazondo mí cabeza.
El hombre que se parecía a él se acercó a nosotros, revisó el lastimado que tenía sin tocarme demasiado... Analizando de a poco para luego observar a su compañero.
-Tiene razón, esto se ve feo... Lo vamos a transportar con nosotros.- Dijo esté con voz tranquila, posando una de sus manos en la cabeza del más pequeño.
-¿Estás bromeando? Vinimos para llevar animales muertos, no trasportar vivos.- Se quejo nuevamente el otro, viéndose más que disgustado.
Aun así, este fue ignorado por el hombre azulino, quien se puso de pie y se alejo de nosotros... Ambos desaparecieron nuevamente entre los árboles, dejándome una vez más solo con la presencia del niño. Al regresar, estos traian consigo un trineo de madera, el cual arrastraban tirando de una cuerda.
-Entonces, genio... ¿Cómo lo subimos sin que nos coma una mano?- Pregunto renegando el de ojos verdes.
El pequeño se levantó cuidadosamente, tratando de no golpearme demasiado... Aunque creo que ni queriendo podría algo tan pequeño como eso lastimarme. Se subió al trineo, y desde ahí comenzó a llamarme.
-Ven chico... Vamos, sube aquí...- Silbaba y me indicaba con su mano.
Con la poca fuerza que me quedaba, me puse de pie, entre tambaleos, caminé hasta donde estaba él, subiendo a aquella cosa de madera y volviendo a acostarme con mí cabeza en sus piernas.
-Fue más fácil de lo que pensé...- Mencionó el hombre de azul cabello, tirando de la cuerda otra vez para alejarse de aquel lugar.
Durante el camino, los escuchaba hablar de temas triviales y sin sentido... No me importaba... Disfrutaba de las caricias y los masajes que estaba recibiendo mí cabeza.
Llegamos hasta una enorme mansión, algunos sirvientes se acercaron hasta donde estaba... Intentando alejarme del menor, razón por la que les gruñí furioso... No obstante, el adulto, quien también era el amo de la casa, los detuvo para indicar que todo estaba bien, y que necesitaba que me curarán.
Limpiaron mis heridas y cosieron el lastimado más profundo que tenía, todo mientras estaba siendo acompañado por el niño, quien me charlaba para que esté tranquilo.
-Despues buscaré algo para que comas, debes tener mucha hambre.- Me hablo de forma bonita el niño. -Necesitas un nombre, uno lindo...- Tomo de mí cabeza con sus dos manos, haciendo que nuestras miradas se encuentren. -Te llamaré Sebastián, creo que te queda bien.
Gire mí cabeza por un segundo, nunca antes había tenido un nombre propio, se sentía sumamente extraño.
Lamí un poco sus mejillas, en modo de afecto... Pareció entenderlo, ya se reía de mí acción.
-Se quedará con nosotros solo hasta que se cure... Luego tiene que irse. Es un animal salvaje- Le recordo el adulto, provocando que la sonrisa del infante se desvaneciera, así que intentó animarlo un poco. -Puedes hacerle compañía está noche si quieres...- Aquella propuesta hizo lo que ojitos celestes del niño se iluminarán de alegría.
Pocas horas después, ambos estábamos acostados frente a una chimenea, cubiertos por varias mantas y otras debajo nuestro para evitar el duro piso. El menor acomodó su cabeza entre mí estómago y mí espalda, tratando de estar lo más lejos posible de mí herida, usando mí cuerpo como una almohada.
-Buenas noches, Sebastián...- Dijo antes de plantar un beso en mí cabeza para luego acostarse y quedar rápidamente dormido.
"Buenas noches..." Pense a mis adentro, sin atreverme a decirlo.
Acomodé mí cabeza entre mis patas delanteras, estando aún alerta a todo mí entorno por las dudas.
No estaba seguro de quién era ese niño... Solo de que salvo mí vida, y también parecía haber despertado en mí un sentimiento que no soy capaz de expresar. No sé cómo podré pagar el favor que me hizo, más lo voy a hacer... No porque es lo justo, sino por qué, sin siquiera saber nada de él, ya lo quiero.
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~Good Boy~ Kuroshitsuji
FanfictionSentarse cuando te lo ordenan... Dar la pata y saludar... Mover la cola... Ser fiel y cordial... Eliminar a los enemigos de tu amo... Matar a los que se pongan en su camino.... Sacrificar incluso tu vida con tal de proteger la suya... ¿Cómo podría...