17. Una cucharadita de valor.

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Holaaaaaaa a todos, mis preciosos. <3 Siento la tardanza, pero como disculpa les dejo el tráiler de Locos y enamorados oficial arriba. Corran, vuelen, pero vayan a verlo. :D 



—¿Te encuentras mejor? —me preguntó Paul por enésima vez, con un dejo de preocupación en la voz.

Después de que me deshiciera en llanto, Paul me había tomado en brazos y me había cargado como princesa hasta a mi habitación, en la cual nos habíamos quedados acostados en una revoltura de piernas y brazos, y eso, de alguna forma, me reconfortaba.

Todo sería perfecto si tan sólo mi corazón no latiera desbocado, golpeando mi pecho y costillas con la intención de escaparse. De no ser por la fatiga que sentía en esos momentos, lo más seguro es que no hubiera otra forma de apaciguar los nervios que se estaban apoderando de mí.

Paul mantenía nuestros cuerpos tan cerca, que todos mis sentidos estaban llenos de él, y era abrumador. Su aroma indescriptiblemente varonil, el contacto cálido de su piel con la mía, sus ojos cafés emparejados con los míos y esas tremendas ganas por besarlo que me consumían; todo eso lo hacía peor y mejor a la vez.

—¿Gisselle? —volvió a preguntar al no recibir respuesta de mi parte, regresando mis pensamientos al lado sano.

Estiré mi cuello para observarlo y lo que descubrí fue un bello rostro crispado por la intranquilidad, y era por mí culpa. En un impulso, movida por mis hormonas alborotadas y el creciente agradecimiento que empezaba a florecer en mí, subí mis manos hasta la cabeza de Paul y acerqué nuestros rostros hasta tal punto que nuestra frente y nariz se tocaran, deleitándome con la expresión de confusión que se plasmó en su semblante y al mismo tiempo la maravillosa sensación de tenerlo incluso más cerca.

—Sí —respondí—, mucho mejor.

Con timidez, acaricié su rostro con mis manos, recorriéndolo y descubriendo nuevos detalles sobre él. Su piel era suave hasta el punto donde el vello facial empezaba a crecer; sus ojos eran pequeños y con una expresión seductora permanentemente plasmado en ellos, pero sus pestañas largas y curvas que sombreaban sus pómulos conseguían hacerlos ver un tanto más abiertos e infantiles; por otro lado, su boca también era pequeña pero contaba con unos labios carnosos y coloreados; también descubrí una pequeña y blanquecina cicatriz posiblemente causada por la varicela surcando su ceja izquierda y un par de diminutos granitos justo debajo de su barbilla.

No era perfecto, pero cada parte de él era dolorosamente viril y extraordinaria, irradiaba sensualidad y diversión, madurez e infantilismo... tenía un no-sé-qué-que-qué-sé-yo, que para no hacerla de larga, cada una de mis células se sentían atraídas hacia él y de pronto las razones por las cuales debía evitar acercarme a Paul de esa manera se tornaron borrosas, tanto que empecé a sentir secos mis labios en una sedienta necesidad de besarlo, pero antes de que lograra aproximar mi rostro hacia el suyo, él ya había cambiado de posición, enderezándose y apoyándose en su codo para poder observarme desde arriba.

—Gisselle —Acarició mi nombre con su voz e inmediatamente una corriente eléctrica atravesó mi organismo entero y logró que todos los vellos de mi cuerpo se erizaran—, ¿por qué no me cuentas qué es lo que sucedió? Estabas... —Hizo una pausa y desvió su mirada— mal... yo no...

—No quiero hablar de eso —lo interrumpí, aunque había sido una mentira, de alguna forma, quería hablar de eso, pero era más bien que no estaba preparada—. Sí, estaba mal, pero ahora estás aquí, conmigo, y...

—¿Y qué hubiera pasado si yo no hubiera podido llegar? —me preguntó de la nada, despegando sus ojos de los míos y girándose para darme la espalda—. ¿Te hubieras quedado sola o habrías llamado a otro amigo? —inquirió, aunque yo no tenía idea de a dónde quería llegar con toda la interrogación. Su tono de voz era extrañamente serio y el hecho de que se negara a darme la cara sólo me liaba más—. No sé qué es lo que está pasando y aunque me muera por saberlo... esperaré a que estés lista para contármelo, sin embargo...

Locos y enamorados (EDUI #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora