𝟶𝟹: 𝚃𝚘𝚖𝚊𝚛 𝚙𝚛𝚎𝚜𝚝𝚊𝚍𝚘

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Teniente

Lo bueno de trabajar en casa, pensé una vez acepté mi próximo destino, era que no vería las molestas caras del equipo Golden. Pero los pensamientos que pueda tener no son más que meros deseos que no siempre se cumplen. En realidad, a veces sucedía que recibía todo lo contrario a lo que deseaba, como una especie de castigo divino. Debí haber sido un bastardo hijo de perra en mi vida pasada.

Yo aun no podía hacer mucho esfuerzo, al menos por un mes. El disparo había dañado varios tejidos sensibles e importantes, entonces debo seguir en reposo. Tampoco es como que me quisiera quedar quieto, pero Nayeon ya me ha atrapado en varias ocasiones y no puedo hacer más que obedecer.

El elevador del edificio departamental tiene un letrero que decía "máximo 10 personas" pegado en las grisáceas puertas, por lo que mi equipo y yo siempre nos encontramos apretados dentro de un mismo cubículo metálico. Nadie es especialmente claustrofóbico, y los mareos presentados por movimientos bruscos se han retirado hace tiempo cuando comenzamos a preparar nuestros cuerpos para volar los jets que nos daban por agrupación. Es por ello que nuestro montón de ocho disfrutaba ir apretujado en un espacio tan pequeño, tomándonos fotos en el espejo sobre nuestras cabezas. Los más jóvenes son expertos en buscar nuevas poses y formatos para que estas salieran mejor, y el resto debemos lucir lindos en ellas.

El ding nos avisa que hemos llegado a nuestro piso y, como siempre, me detengo para dejar salir a todos primero, sosteniendo las defectuosas puertas que la agencia aún no se encarga de arreglar. En siete años no había visto a alguien de mantenimiento acercarse a ese elevador, a menos que algún otro agente se lo exigiera o cuando hubieron algunos problemas. Una vez Eun había sido fuertemente golpeado por las puertas, y en otro nivel, una agente de grado tres se había quedado atrapada. Harta de esperar por ayuda, abrió un hoyo en las puertas con su láser y tuvieron que cambiarlas (no sin antes haber tardado un año en siquiera dignarse a revisarlas).

—¿Alguien ha pensado que es Hobi quien debería pasar primero ahora que es el más débil del equipo? —comienza Yuri, viéndome salir con cuidado de que las desgraciadas puertas no agarren mi brazo malo.

—Estaré lastimado, pero aún así puedo patear tu trasero. Antes de caer me llevaría al menos a cinco de ustedes —bromeo y ellas sueltan grititos divertidos.

Llevamos algunas bolsas con comida, siempre llegábamos exhaustos y hambrientos después de una tarde de entrenamiento.

Cada agrupación tiene todo un piso compartido con otro equipo para instalar a su personal, puesto que cada una está formada, al menos, por seis personas. Eran raros los casos donde había menos de cinco. Es por ello que me parece extraño escuchar el sonido de forcejeo a la vuelta de la esquina, como si alguien estuviera intentando entrar a uno de nuestros departamentos.

En nuestro caso, la otra mitad del piso está solo, puesto que hemos recibido muchas quejas cuando otros grupos fueron emparejados con nosotras.

No soy el único en notarlo, el resto ya está a la defensiva.

Momo saca su arma pero, con una seña, le digo que espere. No podemos matar ni herir a nadie aquí, aunque es un edificio de la agencia, sigue estando en una zona residencial en la ciudad. Además, puede no ser alguien peligroso, solo puede ser una persona que se perdió. Si, claro, pienso en todas las trabas que nos ha puesto Jung en la última semana e imaginando que esto tiene que ver con él de alguna forma.

—Tal vez, simplemente no están en casa —dice una voz conocida al final del pasillo y yo no puedo creer que me persiguen más que mis propias pesadillas.

—Deja que Tae lo intente. Él sabe más de esas cosas —pide entonces el tan querido sargento Kim.

Miro al techo, como pidiéndole al cielo un respiro. Luego suelto un grito bajo de frustración. Me asomo y veo a cinco hombres devolviéndome la mirada fijamente, sorprendidos, como si los hubiera atrapado con las manos en la masa. No está muy lejos de ser real, pues están tratando de entrar a uno de mis departamentos.

Izquierda y DerechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora