𝟶𝟾: 𝙳𝚎𝚏𝚎𝚗𝚜𝚊 𝚎𝚜𝚌𝚊𝚗𝚍𝚒𝚗𝚊𝚟𝚊

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Teniente

Entro por la puerta a mi ahora silencioso departamento y recargo la cabeza en la madera, conteniéndome de no golpearme hasta la inconsciencia.

Recuerdo que mi día no ha sido del todo basura, así que saco mi teléfono para mandar un mensaje a mi hermano para acordar vernos pronto. Suspiro, aun pegado a la puerta, cuando presiono a "enviar" el texto y luego me estiro para encender el interruptor de la luz.

Cuando me doy la vuelta, casi se me sale el corazón al ver una figura en medio de mi comedor, pero puedo fingir tranquilidad al reconocerlo. Está sentado y de brazos cruzados.

—¿Qué carajos te pasa? ¿Y qué mierda le pasó a tu cara? —digo cuando los latidos de mi corazón intentan regularse. Luego aviento mis cosas al sillón.

Me encamino a la cocina, pero en vez de sentarme frente a él para charlar, abro el refrigerador, buscando las sobras de la comida que ha quedado de ayer. Reviso el recipiente con arroz y comienzo a comerlo así, frío.

Jin me mira entre serio y asqueado, pero no dice nada. Lo que alguna vez fue un crush por su persona y una atracción por su físico, ahora es simple indiferencia o incluso molestia. Tomo un vaso de agua y me siento frente a él, esperándolo.

—Quiero hablar, compañero.

—¿Tan rápido te dieron las noticias? —veo como sus ojos siguen mis movimientos.

Seokjin saca su celular y presiona la pantalla un par de veces antes de voltearlo para extenderlo hacia mi. Entrecierro los ojos para definir bien lo que tengo enfrente.

Es una conversación por chat, donde la otra persona le da documentos oficiales a Jin, avisándole de mi presencia en el equipo. Levanto la ceja confundido, ¿quién le mandaría cosas así? ¿Por qué él aceptaría aquello siendo que su equipo y su estúpida campaña ha sido, sobre todo, en decirme cómo "hacer las cosas bien"?, y si lo está haciendo, ¿por qué decírmelo?

Luego muevo mi vista hacia el nombre del usuario y, para mi sorpresa, no lo tiene como número desconocido o confidencial. Cuando veo que era nada más y nada menos que mi amiga, Im Nayeon, quien le ha mandado aquello, es que abro en realidad los ojos de más.

Mi mente está funcionando a mil por segundo, hasta olvido comer y aquel cansancio que traía arrastrando del día. ¿Por qué Nayeon mandaría esta información especialmente a Jin? ¿Esto tiene que ver con la insistencia de mi amiga en que confiara en el equipo dorado? ¿Por eso estaban juntos cuando mi padre me había dado las noticias de que ya no sería líder? Y, lo que más me aterroriza, ¿Jin ha intentado ayudarme a mi, o Nayeon ha intentado ayudar al equipo de Namjoon y, por consiguiente, arruinó mis posibilidades de avanzar, obligándome a retroceder en mi progreso?

—Mi líder me golpeó en un entrenamiento —se señala la cara.

—No me interesa. Aún no sé qué quieres con todo esto, con el misterio y el pequeño show que planeaste al entrar a mi casa —le doy otra cucharada al arroz frente a mi—. Si quieres amenazarme para conservar tu puesto o para que no interfiera... Bueno, no serías el primero en hacerlo.

Me encojo de hombros sacudiendo mis manos entre ellas para quitarme el exceso de comida.

—Namjoon me golpeó, porque le dije que se estaba comportando como un idiota.

—En eso tienes razón.

Me ignora.

—Él está entrando en crisis. Este cambio en su mundo, el ver que su héroe es una persona completamente distinta a la que conoce es... Abrumador. Es un hombre correcto, solo debemos darle un pequeño empujón para que no se descarrile —y yo solo escucho a esta gente hablando maravillas del hombre que me está robando la vida.

Izquierda y DerechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora