Capítulo 9. Culpa mía.

1K 5 4
                                    

Lee observó fijamente la casa azul de su infancia. 

En el cielo nublado de aquel noviembre, las banderas de su país natal se mezclaban con la bandera que su corazón había adoptado.

Venezuela era ahora parte de su ADN. Ya no concebía su vida sin su cultura y el amor que le habían regalado tan generosamente. Las risas sin disimulos, los gritos y los abrazos a toda hora. La fiereza de sus afectos y la convicción de su apoyo incondicional.

Hasta ese día.

Jamás había pensado que el amor sería puesto en duda. 

Jamás había renegado de él y jamás la había cagado tanto.

Lee se miró las manos.

Le temblaban.

Podría pensar que era debido a las 9 horas de ensayos en las coreografías o por la tensión constante de Fantasi en los ensayos y la incomodidad de tener que trabajar forzadamente con ellos. En definitiva, era una despedida agridulce sin duda, pero ni miles de horas de prácticas o de estrés, se asemejaban a el dolor que habitaba en su ser.

Observó distraído en sus pensamientos el libreto del nuevo Kdrama que le ofrecían y que su nuevo manager quería que interpretara. Él no tenía cabeza para ese papel y el único personaje que deseaba interpretar era ser el protagonista de su propia vida, qué por cierto, era un caos terrible.

Las dos mujeres que amaba... lo odiaban.

¿Cuánto más la podría embarrar? Suspiró apesadumbrado.

Tenía miedo a esa respuesta porque sabía qué con su historial con ellas, el porcentaje era de un 100%.

Caminó lentamente a la entrada de atrás de la cocina como siempre lo hacía cuando quería hablar con su abuela.

Tocó pausadamente por cortesía y abrió la puerta.

En la cocina había una bandeja de pasticho.

Solamente al verla ya Lee sabía que habría reunión y que él no había sido invitado. El dolor lo atravesó como un relámpago y se sentó en una de las sillas de la cocina con las manos en la cabeza.

¿Qué haría? ¿Cómo enmendaría su error abismal?

--¿Lee?

Apenas escuchó como Halmeoni Venezuela lo llamaba tuvo la confirmación de su miseria asegurada.

Ella jamás en privado lo llamaba por su nombre.

Ella jamás era tan distante con él.

Ella lo llamaba Nono.

Nunca Lee.

Era oficial, ella lo odiaba.

Lee se levantó de su asiento con la cabeza baja y se arrodilló delante de su abuela como dictaba las costumbres coreanas.

--Halmeoni Venezuela, perdóname por favor, sé que no hay palabras para mi falta de respeto del otro día en mi casa, no hay justificativo para...

--¡Para Lee! No lo hagas...--su abuela se sentó dolida y molesta en la mesa de la cocina asqueada. Lee pensó que moriría del dolor, nunca la había visto así -no hay algo que me recuerde más que no soy de aquí, que verte actuar en tu faceta coreana, siento que en verdad no tengo cabida en tu vida.

IdolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora