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ME AND YOUR MAMA
Childish Gambino


Después de aquel vergonzoso incidente, yo también tomé una ducha.


König me consiguió ropa limpia y me cambie, salí del baño y lo mire a el, acostado en una de esas camas. Tenía lentes y estaba leyendo.

Mierda. Se ve guapo.

Me sentene en mi cama y estaba secando mi cabello. Estaba algo incomoda.

-¿Tienes hambre?- me pregunto König mirándome.

-La verdad... si.- dije dejando la toalla en el suelo.

-¿Qué quieres de comer?

-Pizza... ¿Se puede?

-Bien.

Se levantó y tomo un teléfono, al primer timbre respondió e hizo el pedido.

Yo me levante y tome el control remoto del Televisor, lo prendí y sonrei al ver que estaba comenzando una muy buena película.

Me senté en el suelo enfrente del televisor y la estaba mirando.

Escuchaba hablar a König hasta que colgó.

-Vendra en 20 minutos.

-Vale...

Dije y después de 20 minutos llego la cena.

-Toma.

Me dio mi porción de pizza y comencé a comer.

-Gracias.- dije y le sonreí. -Enserio. Gracias.

Me acerque y me senté en su cama, recojo mis pies y me senté con mis piernas en forma de mariposa.

El me miró y sonrío leve, estábamos comiendo pizza hasta que ya era hora de dormir.

-Debes dormir. Mañana a primera hora debemos irnos.

Asentí y me acosté en mi cama.

Después de unos momentos. Estaba en la cama pero no me sentía bien. Estaba tan asustada y podía sentir esa punzada que siempre me daba antes de un ataque de pánico.

Estaba tratando de dormir pero solo me volteaba de un lado a otro.

-Ven aquí, ahora.- ordenó el.

Asentí y me levante, me dirige a su cama y me acosté en el campo que el dejo.

Sus grandes brazos me rodearon y yo oculte mi rostro en el hueco de su cuello.

-Se que es difícil para ti muñeca, pero... mientras yo exista. Tu estarás a salvo.

La seguridad en su voz me hizo sentir tan protegida.

Me aferre a él y mis fosas se impregnaron de su aroma.

-Gracias, enserió...

El me acerco más a su cuerpo y yo enrolle mis piernas en su cintura, sus manos viajaban por mi espalda debajo de mi camisa y yo simplemente soltaba jadeos por la sensación.

Aveces rozaba mis labios en su cuello y el soltaba un gruñido. Mis brazos se entrelazaron en su cuello y el enterró su rostro en mi cuello.

-TN~

Susurro mi nombre y yo me apague más a el, no sentíamos tensión. Todo fluía.

Luego su mano bajo a mi muslo y yo solté un suspiro, era mi parte más sensible y el la apretó.

-König...

-Duerme muñeca.

Y así fue, su cuerpo me brindo la calor para poder dormir.

A la mañana siguiente, estaba vistiéndome mientras el se armaba. Luego salimos y nos montamos en la camioneta.

Eran las 5 de la mañana y König me brindo su chaqueta, aproveche y dormí en el asiento de copiloto.

El viaje era largo, lo suficiente para conocer el pequeño pueblo que había entre la ciudad y el lugar donde se ocultaba mi padre.

Me desperté y vi a König en un puesto de comida.

Frunci el ceño y luego entro al carro.

-¿Tienes hambre? Compre un poco de comida. Debes comer

Me dio un emparedado y un jugo.

-No tengo hambre...

-No te estoy dando la elección de comer. Si yo digo que comas. Lo haces. Y no reproches.

No dije nada ay comencé a comer, aun tenía su chaqueta embriagada de su delicioso aroma.

Estaba tan aburrida y el lo notó.

-¿Qué tienes? Se que este viaje es aburrido pero, adivina. Si quieres podemos poner música o hablar de lo que quieras.

Propuso el y yo sonreí.

-Bueno... ¿Te gusta más los perros o los gatos?- pregunte mirándolo.

El soltó una risa y me miró de reojo.

-Los gatos son tiernos, pero... me gustan más los perros.

Y así fue el viaje, pusimos música y hablábamos de cosas absurdas.

Era divertido estar con el. Siempre me sonreía y me respondia las preguntas estúpidas que ho le hacía.

Ya era tipo las 3 de la tarde y yo estaba en el regazo de el. Cara a cara. Tenía mis piernas enrolladas en su cintura y mis brazos en su cuello. Mi rostro en su hombro mientras el manejaba, estaba dormida y aveces sentía como pasaba su mano por mi muslo, por mi cabeza o por mi espalda.

Créeme, si el pudo abusar de ti. Cualquiera lo hará, porque eres una niña mimada que no se sabe defender. Simplemente eres patética.

Sabias que el jugaría contigo y te hiciste la inteligente. Tengo tantos videos y fotos tuyas desnuda. Es que res jodidamente rica, cualquier hombre quisiera tenerte. Eres deliciosa.

Comencé a sudar frío, frunci el ceño y me aferre más en el.

-Por favor, ayúdame. Quiero que esos videos no estén en redes. Muchos hombres me están tratando de prostituta.

-Eso es lo que eres.

....

No! Por favor... ¡Para!

Su mano en mi cuerpo se sentía tan asqueroso, sus sucios besos y las palabras tan espantosas.

Comencé a hiperventilar y me desperté de golpe. Me aleje de él bruscamente y me senté atrás.

-Hey, pequeña ¿Pasa algo?... no quise incomodarte.

Yo solo negué con la cabeza y me abrace mientras miraba a la ventana.

Escuche como maldijo y yo me sentí culpable.

Por eso te pasa todo esto, eres patética.

Solté una lagrima y suspire molesta conmigo misma.

Susurre un perdón y me dormi de nuevo.

Tanto que me ha pasado, y tengo traumas aún salientes. ¿Por que? Simplemente soy lo suficientemente patética para no poder vivir normal.

O simplemente esta es la vida que tengo que llevar.

𝙻𝙰 𝙾𝙱𝚂𝙴𝚂𝙸𝙾𝙽 𝙳𝙴 𝙺𝙾𝙽𝙸𝙶(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora