Capitulo 2

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Dos meses habían pasado desde que Louis inició su pasantía en la empresa de Harry. Actualmente, están en buenos términos; a pesar de la diferencia de edad, se han convertido en buenos amigos, y nunca se mencionó el incidente del mensaje tonto que Louis envió.

Harry es un excelente mentor: sabio y muy justo.

Cuando Louis tuvo un pequeño problema con el personal de recursos humanos, Harry no permitió que toda la culpa recayera sobre él, como suele suceder en las pasantías. En cambio, resolvieron el asunto rápidamente y sin señalar culpables.

Louis lo admiraba por eso y por muchas otras razones...

Harry entró a su oficina, sin inmutarse al ver a Louis dormido en su sofá. Era una escena recurrente: si Louis no dormía al menos media hora después del almuerzo, se desataba una fiera que, aunque a Harry le agradaba en ciertos contextos, prefería mantener bajo control.

Con un suspiro de resignación y cariño, Harry cubrió al menor con su saco. Louis siempre tenía frío, pero nunca se acordaba de traer una manta. Harry se acomodó en su sillón, dispuesto a adelantar trabajo y, de paso, asegurarse de que nadie interrumpiera el sueño del joven.

Media hora más tarde, como si tuviera un reloj interno perfectamente sincronizado, Louis despertó. Una sonrisa somnolienta apareció en su rostro mientras se frotaba los ojos y se estiraba como un gatito perezoso.

"Hola," dijo Louis con voz suave, estirando sus extremidades con gracia felina.

"Hola," respondió Harry, sin levantar la vista de sus papeles. "¿Tuviste una buena siesta? ¿Hoy no golpearemos a nadie por ponerle azúcar a mi café?" añadió con una sonrisa traviesa.

Louis se rio, levantándose del sofá con la agilidad de un felino. "Eso solo pasó una vez," replicó, encogiéndose de hombros. Luego se estiró de nuevo, inundando la oficina con su aroma distintivo de alfa.

Harry ronroneó, encantado. "Hoy tengo una reunión con el CEO de Gucci en el club de golf, ¿me acompañas?"

"No sé jugar," admitió Louis, y sin pedir permiso, se puso el saco de Harry, que le quedaba enorme y ocultaba sus manos.

Harry soltó una carcajada. "Te enseño o simplemente observas," propuso, acomodándose en su silla.

Louis dudó un momento, pero terminó aceptando. "¿Si me quedo dormido en medio del juego no te enfadas?"

"Eres un gatito dormilón, y no pienso cambiarte," dijo Harry con ternura, sintiendo cómo la sonrisa de Louis le calentaba el corazón.

"¿Me dejas manejar?" preguntó Louis, probando suerte.

"¡Ja! En tus sueños," replicó Harry, divertido por la petición, mientras Louis hacía un puchero adorable.

...........

Louis, a pesar de mostrarle sus ojos de cachorrito a Harry, no consiguió que lo dejara conducir su carro, pero sí el carrito de golf.

Mala idea.

"¡Louis, baja la velocidad! ¡Nos vamos a estrellar!" gritó Harry, aferrándose al asiento con los nudillos blancos.

Louis, con una sonrisa traviesa y la concentración de un piloto de carreras, esquivó un árbol, un charco, una roca y tres ancianos en una fracción de segundo. "Relájate, Harry, tengo esto bajo control," dijo, riendo mientras aceleraba aún más.

Harry cerró los ojos, prometiéndose que nunca, bajo ninguna circunstancia, volvería a darle el volante a Louis. "¡Ese es el green, no una pista de carreras!" exclamó, sintiendo el viento despeinar su cabello.

To SweetWhere stories live. Discover now