(POV María)
No puede ser, Eponine ha recibido una bala y no he podido evitarlo, ahora mi prioridad es hacer que se recupere y sobreviva.
(POV Narradora).
Marius sostenía a Eponine en sus brazos, desmayada y perdiendo demasiada sangre.
Una vez que Joly y María inspeccionaron la herida, Joly le dijo;
-Marius, debemos moverla ahora.
Con cuidado, Marius, Joly y Combeferre levantaron a Eponine mientras que María entraba al café para preparar todo lo necesario para poder sacarle la bala.
Una vez dentro del café, María ya estaba esperando junto a una mesa despejada. Joly se arrodilló junto a su novia, evaluando la gravedad de la herida de bala de Eponine.
Mientras tanto Marius se acercó preocupado;
-Jean, debemos hablar.
Jean asintió con la cabeza.
-Jean, ¿qué sucedió?, ¿por qué Eponine recibió esa bala?-le preguntó Marius.
Jean, con la voz temblorosa empezó a explicar;
-Le pedí a Eponine que entregase una carta a Cosette en la Rue Plumet. Cosette le había entregado, de vuelta, una carta de ella para mí y Eponine decidió traerla hasta aquí. Pero en el caos de la batalla, una bala que iba dirigida a mí la alcanzó a ella en mi lugar.
Después de acabar la explicación, comenzó a llorar desconsoladamente.
- Marius, si no hubiera sido por esa carta....si no la hubiera puesto en peligro....
(POV María).
Mientras esperaba a que mi novio, Joly y Combeferre terminasen de extraer la bala para poder vendarla, oí a Jean explicarle a Marius.
En cuanto le oí echándose la culpa, me apresuré para decirle;
-Jean, Eponine eligió estar aquí. Eligió entregarle la carta a Cosette. No te atormentes más por lo que no pudiste prever. Ahora debemos hacer todo lo posible para intentar salvarla.
Mientras tanto, mi novio y Combeferre trabajaban frenéticamente para detener el sangrado.
-María, pásame más vendajes, por favor.- Me dice Combeferre.
Obedecí inmediatamente, ayudaba en lo que podía a los dos en una desesperación por la vida de Eponine.
(POV Narradora).
Mientras tanto, Marius observaba con el corazón en un puño, cada segundo prolongándose en una profunda preocupación,
-Mi amor, por favor, no me dejes-le dijo Marius preocupado, besando sus labios inmoviles.
Jean apretó la carta que aún tenía en la mano, sintiendo el peso del sacrificio de Eponine.
-No puedo creer que no haya podido evitarlo. Si no le hubiera pedido que llevara esa carta ahora no estaría debatiéndose entre la vida y la muerte.
María, sin dejar de trabajar, le dijo;
-Jean, ninguno puede prever cada bala, cada giro del destino. Pero lo que sí podemos hacer es honrar el sacrificio de Eponine y asegurarnos de que viva.
Sus palabras resonaron dentro del café, llenando el espacio con una mezcla de esperanza y determinación.
La herida de Eponine era muy grave, pero Joly, Combeferre y María trabajaban con una precisión y dedicación que les daba a cada uno una chispa de esperanza.
Continuará.............
ESTÁS LEYENDO
Los miserables
Random¿Que pasaría si puedes salvar a todos los estudiantes que cayeron en la barricada?