Capítulo 22

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(N/A Aunque un poco tarde, en multimedia, teneís a María, pero, en este caso con la ropa de la barricada y las vendas).

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(Varias Horas después)

La atmósfera del Café Musain era densa. Fuera, las barricadas que se habían alzado horas antes, habían resistido por el momento.

María estaba en una de las mesas. Joly no se había separado de ella en ningún momento. Su mente era un lio de preocupaciones y con los ojos enrojecidos.

Por otra parte, Eponine, herida pero despierto, se encontraba cerca, estaba viendo a Joly con mezcla de preocupación y compasión. Combeferre y Lucía se acercaron a Joly, intentaban persuadirlo para que descansara;

-Joly, necesitas descansar,-dijo Combeferre con voz suave pero firme,-no puedes ayudar a Maria si colapsas por agotamiento.

Lucía puso una mano en el hombro de Joly.

-Joly, por favor. Solo un rato. Nosotros cuidaremos de ella.

Joly negó con la cabeza, sus ojos todavía fijos en el rostro de su novia;

-No puedo, no hasta que se despierte. No puedo dejarla ahora.

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Las horas pasaban lentamente. Joly, fiel a su palabra, se mantuvo al lado de María. Eponine sintió una punzada de empatía. Olvdándose del dolor de sus propias heridas, se acercó a Joly, ofreciéndole apoyo.

(Varias horas después).

Después de lo que pareceron interminables horas, un débil movimiento en la mano de María llamó la atención de Joly. Su corazón se aceleró, y su voz tembló al pronunciar su nombre;

-María....amor, ¿puedes oírme?.

Los párpados de María temblaron un poco antes de abrirse lentamente. Sus ojos comenzaron a reconocer donde estaba. Cuando su mirada se posó en Joly, una débil sonrisa apareció en sus labios.

-Joly.....,murmuró María, con la voz ronca.

Las lágrimas brotaron de los ojos de Joly, una mezcla de alivio y felicidad;

-Estoy aquí, mi amor. Todo va a estar bien.

Eponine, que se encontraba en la camilla improvisada a unos cuantos metros a la izquierda, dejó escapar un suspiro de alivio, mientras Combeferre y Lucía sonreían.

Joly por su parte, sin perder un momento, comenzó a revisar a María, asegurándose de que todo estuviera en orden. Comprobó su pulso, su respiración y la herida que habían tratado anteriormente.

-Te ves mucho mejor,-dijo Joly con una sonrisa, aunque sus ojos mostraban signos de preocupación,- pero tienes que seguir descansando.

Su novia asintió debilmente, sus ojos estaban llenos de amor y confianza en Joly. Gracias por quedarte conmigo,-murmuró.

- No podría estar en ningún otro lugar,-respondió Joly, besando su frente suavemente.

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La noticia se esparció rápidamente por el Café Musain. Los estudiantes, exhaustos pero aliviados, se reunieron alrededor de la mesa dónde se encontraba María, con los rostros iluminados por sonrisas.

Cosette, con lágrimas de alegría en los ojos, se acercó y abrazó con cuidado a María. 

-María, estamos tan felices de que estés bien,-dijo Cosette, con la voz todavía temblorosa.

María sonrió y asintió;

-Gracias a todos.

Combeferre habló con una sonrisa;

-Tienes mucha suerte de tener a Joly a tu lado. Su dedicación hacia a ti es extraordinaria.

Lucía, sosteniendo la mano de Combeferre, asintió y dijo;

- Ahora debemos asegurarnos de que descanses y te recuperes.

Eponine estaba observando la escena con una sonrisa. Feliz de que María estuviera viva.

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(Más tarde).

Esa misma noche, mientras todos los demás se preparaban para descansar, Joly se quedó, como no, junto a su novia, sosteniendo su mano.

-Prometo que siempre estaré a tu lado,-susurró.- En los buenos y malos momentos siempre estaré aquí a tu lado.

Por su parte, María, con los ojos llenos de amor apretó su mano;

-Y yo a tí, Joly. Juntos, podemos superar cualquier cosa.

Los miserablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora