Capítulo 9

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Al día siguiente, fuimos al funeral del General Lamarque. 

Su muerte ha llegado como un golpe duro para el pueblo de Paris. Por lo que he oido, visto y leido durante la Novela de Los Miserables y las películas, Lamarque ha sido una figura de esperanza para el pueblo de París. 

(Después de esta breve explicación, seguimos con la historia).

Como he dicho al principio, hoy es el funeral del General Lamarque. Las calles están abarrotadas de gente que había venido a rendir homenaje al hombre que tanto había hecho por los pobres de París. Las distintas casas de París tenían banderas negras y en las iglesias resonaban las campas. En general, la atmósfera era pesada con una mezcla de tristeza y tensión.

Yo estaba entre la multitud junto a Joly y los demás estudiantes. Cada uno estaba consciente de la importancia de este día. El funeral de Lamarque no era solo una despedida, sino una llamada a la acción. Enjorlas nos dijo en voz baja;

-Hoy el pueblo de París se levantará. Lamarque fue un símbolo de nuestra lucha y su muerte no será en vano.

Comenzó la procesión fúnebre en el Boulevard de l'Hôpital, moviéndose lentamente hacial el puente Austerlitz. 

La multitud que seguía el cortejo fúnebre, seguía el ataud cubierto de flores y banderas

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La multitud que seguía el cortejo fúnebre, seguía el ataud cubierto de flores y banderas. Las caras de todos los presentes eran de dolor y determinación. Sentí la tensión en el aire, un preludio de lo que estaba por venir.

No había visto a Eponine en toda la mañana desde que salimos de casa, pero me podía hacer una idea de dónde podría estar aunque prefiero quedarme en silencio y no decir nada.

 Miré a Marius, se le notaba que estaba preocupado, mientras caminaba le pregunté;

-Marius ¿estás bien?.

Marius se gira y dice;

-Si, estoy bien aunque estoy preocupado por Eponine.

-Ya verás como está bien.-Le contesté.

-Eso espero.

Miré a los demás, Couferyac y Feully se veían, probablemente, sabiendo que estaban al borde de un momento crucial.

Cuando la procesión fúnebre llega al punte, que es dónde estábamos nosotros, los diferentes discursos comenzaron, cada uno más apasionado y lleno del fervor revolucionario. Entonces, Enjolras tomó la palabra;

-Ciudadanos, Lamarque nos enseñó a no rendirnos, a luchar por nuestros derechos. Hoy tomamos todo su legado y lo convertimos en acción.

Toda la multitud de ciudadanos respondió con vítores y gritos de apoyo. A partir de ese momento, la atmósfera cambió, la tristeza transformándose en determinación. De repente, las banderas tricolores ondeaban con más fuerza y las voces se alzaban en un clamor unánime de cambio.

Siento la mano de Joly apretándome la mía.

-María, este es el momento que hemos estado preparando durante semanas-me dijo con sus ojos reflejando tanto amor como coraje. Vamos a hacer historia.

Asentí firmemente con la cabeza. Sabía de sobra que la lucha que iba a venir en unos momentos iba a ser difícil  y peligrosa, pero estaba decidida a enfrentar la pelea con Joly y nuestros amigos.

Toda la tensión que había en el ambiente llegó a su punto máximo cuando la Guardia Nacional llegó para dispersar a toda la multitud. Nosotros y el resto de la gente, inspirados por el espíritu de Lamarque, no retrocedimos.

Entonces Enjorlas gritó;

-¡A LAS BARRICADAS!.

Esto ya empezaba. Espero que el plan que he estado planeando en secreto funcione.

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