+8: Tren

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Faltan unas quince horas para llegar.

Era mucho mejor tomar el tren para no llamar la atención. En un bus, nos hubiéramos demorado mucho menos, pero no es seguro. Últimamente se han reportado asesinatos y no quiero tener que forzarme. Me encuentro cansado.

¿Cuándo fue la última vez que dormí?

He estado bastante atareado con todas las cosas que han pasado en estos últimos meses. Pero nunca con las misiones que me daba G-Dragon. Aquí el único problema era __________. Es tan estúpida, tan molesta, tan habladora que pareciera que le dieran cuerda a la mala para que me saque de mis casillas. Tan quejona, tan débil, tan humana. Sin embargo... Sentí como mi mirada se suavizó al recordar algunos momentos que compartimos, lastimosamente juntos. Por alguna razón, aunque suene ridículamente fuera de mi control, no era tan terrible.

¿Qué estoy pensando? ¿Estoy demente? _______es una mera humana. Una debilucha.

—Buenas —una voz femenina me interrumpió, me volví hacia la señorita que había abierto la puerta de nuestro vagón inesperadamente.

—¿Qué quiere? —gruñí al mostrarle mi peor cara.

Cuando la observe de arriba abajo, estaba vestida con el uniforme de la empresa. Tenía dos paquetes de frazadas y almohadas que venían en una bolsa transparente. La chica se asustó y comenzó a temblar. Me había olvidado de cambiarme. Por error, mis ojos se habían tornado dorados.

Sin perder más tiempo, transformé mi mano en una cuchilla. Si la asesinaba, no tendría que lidiar con su mierda. Vi como los ojos de la empleada se hicieron como dos platos blancos al ver que le iba a punzar en la garganta para dejarla desangrarse. Eso me encantaba. Del susto, cayó sentada sobre su trasero, arrastrándose hasta la pared de enfrente. Sí, témeme.

—¿Taemin? —la voz de _________ me interrumpió. Rápidamente transforme mi mano de vuelta a su forma original. Le arranche los paquetes a la tipa y le murmuré que se largue sin que ________ escuche o le sacaría la piel a mordidas. Ella solo asintió y se fue arrastrándose con los ojos llorosos.

—Duerme —le ordene mientras cerraba la puerta con cuidado.

Le eché seguro y bajé la pequeña cortina que tenía. Creo que _________ estaba tan cansada que no me respondió. Me volví a recostar en el asiento, cruzándome de brazos. La luna ya estaba en posición. Lo bueno de ir por zonas rurales era la buena vista. La tranquilidad. La falta de personas. La falta de preocupación... La falta del pasado.

¿En verdad me estaba apegando mucho a __________?

Con duda, la miré de reojo. Es tan pequeña, tan débil, tan frágil... Tan... ¡Ugh! ¿Por qué tiembla? No hace frío. ¿Por qué demonios tiembla? ¡Es tan enclenca, blanda, casi desnutrida! ¿Por qué sus dientes están haciendo tanto ruido? ¿Qué no ve que quiero dormir? ¡Es una perdedora! ¡Sin mí se moriría! ¡Qué pesada!

Con cólera destruí el plástico que contenía las almohadas y frazadas. Ambas salieron disparadas por el pequeño vagón. Suspiré amargamente, recogiendo solo la frazada del suelo y la extendí encima de _______ para que dejé de temblar. Al menos me hubieran enviado un pingüino.

***

No me había dado cuenta que me había quedado dormida hasta que finalmente, abrí mis ojos. Estaba tan oscuro. Estiré mis brazos y me sobé los ojos con la parte trasera de mis manos, empuñando ambas.

—Pareces un gato cuando haces eso.

Me había olvidado por completo que estaba con Taemin. Me sorprendí al escuchar su voz. Abrí mis ojos de par en par y volteé mi cabeza en su dirección. No se había movido desde ahí. Seguía recostado sobre el asiento. ¿Qué es esto? ¿Quién me había tapado? Una frazada roja me estaba cubriendo de hombros a pies. ¿Taemin lo había hecho?

—Sí. Es que no dejabas de hacer ruido con tus dientes. Molestas —Me sentí un poco extraña al saber de aquello. Nunca me esperé que le fuera a preocupar a Taemin. Al menos un poquitito. Ignoré su comentario, luego de haber forzado mi rubor a un nivel muy inferior, para volverlo a observar. Noté que apenas podía mantener los ojos abiertos.

—Te ves cansado —le dije silenciosamente con el fin de evitar malograr la atmósfera. Hablé lo más bajito posible. Taemin solo se volvió hacia la ventana y cerró los ojos.

—Me acababa de despertar —arrugué mi nariz en confusión.

—¿Tú duermes? —Taemin solo viró los ojos como cuando le hago preguntas tontas o algo que lo irrita. Dejó que esa sonrisa sombría invada su rostro.

—Obviamente.

Siempre con ese aire de arrogancia. Ignoré el tono de su voz y giré mi cabeza de vuelta al respaldar del sillón. Era preferible no verlo o mejor dicho, que él no me vea sonrojarme o lo que me estuviese pasando.

—Está oscuro —agregué como estúpida al darme cuenta que era obvio porque era de noche. No sé, últimamente no estoy midiendo lo que digo y me hace sonar como una retrasada mental.

—Sí.

La Menta del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora