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Ni el pedo toxico del caniche (poodle) de color blanco los hizo reaccionar.

Taemin no soltaban el pedazo de papel que había dejado el mayordomo sobre la mesita de café. Y Giovanni se unió a la fiesta... He de admitir que esto era más aburrido que ver una competencia de carreras entre un caracol y una tortuga. Habían pasado más de 30 minutos y seguían con lo mismo. Ambos no paraban de tironeaban suavemente de las puntas con la intención de quedárselo a toda costa. Ya sea roto, parchado, pegado con... pegado con saliva ¡Yuck!

Por obra y milagro del señor, Giovanni se dio por vencido.

- Ya me está doliendo todo el brazo. Creo que se me ha adormecido. Tú ganas... Dime el número –renegó exhausto de tanto esfuerzo. De no ser obeso mórbido, un niño de cinco años no hubiera tenido problemas en estar en la misma posición por una hora o dos.

- ¿Oh? –el rostro de Taemin se iluminó y mostró sus perfectos dientes blancos. Yo tan solo me ocupaba de terminar mi gaseosa y de servirme un par de bocaditos más. Al cabo que ni existía en esos negocios y ni quería involucrarme.- Te haré una oferta que no podrás rechazar. –los ojos de Taemin brillaban con picardía. Como le encantaba salirse con la suya.

- Continua.

- Pues... -Taemin se cruzó de piernas seductoramente.- Como bien sabemos. Has de haber reclutado cientos de personas para que te consigan todo ese botín. ¿Quién sabe que habrá ahí, verdad? Miles de diamantes, zafiros, esmeraldas, oro, perlas... Todo lo que un hombre de dinero desea. Naturalmente, nadie se quiere ir con las manos vacías si están arriesgando su vida. Ese lugar... por lo que veo en el mapa, está a las afueras de Menhed. La región más pobre y vil de toda esta nación. Lo que podríamos hacer, es enviar al mejor de nuestros hombres.

Giovanni casi escupe su delicioso té helado con sabor a limón. Se comenzó a carcajear, dándole palmaditas a su obesa panza como si fuera el mismo Buda. Taemin y yo nos miramos sin entender qué sucedía. ¿Había dicho algo chistoso? El amo y señor de la casa, logró disimular la risa y se tranquilizó, limpiándose las lágrimas con una servilleta de tela que le había dejado uno de sus sirvientes.

- ¿Y por qué no vas tú? –inquirió al retomar su compostura, posando ambos codos sobre sus rechonchos muslos con una mirada calculadora y fría. Taemin se exaltó un poco. Yo me quedé con la boca cerrada, mirando al cerdito y luego a la versión femenina de Taemin. Taemin y el cerdito, del cerdito a Taemin. ¿Qué pasaba?

- ¿Yo? –se apuntó con el dedo casi incrédulo.- Señor Giovanni, tan solo soy una dama. Una mujer ¡Una mujer de negocios!

- Sabe... en el peor de los casos, podría llamar a los guardias. Y la mataríamos a ella. Sé que no eres una mujer.

El vaso se hizo añicos sobre la mesa de café, seguido de un sonido bastante fuerte que casi me dejó sorda. El líquido salió disparado, goteando todo a su alrededor. En tan solo un segundo, Taemin se paró delante de mí, convirtiendo su brazo en una lanza bastante filuda. Me hubiera desmayado en un instante, pero tenerlo como escudo me tranquilizó de laguna manera.

- Tae... -escondí mi rostro sobre su espalda, mirando de reojo lo que hacía Giovanni o de dónde rayos había salido ese disparo.

- ¿Por qué abrió fuego? –gritó Taemin fuera de sí. El rostro de la bella mujer, se había transformado en el de una fiera. Una bruja, una loca con la voz completamente gruesa. Con un eco endemoniado. Los colmillos eran prominentes, una horribles arrugas bien mancadas y su cuerpo había perdido forma. Era más masculina.

- Fue una advertencia, poseedor de Amenta. Si quieres hacer negocios conmigo, no me engañes. Usa tu verdadero rostro –señaló al alzar su dedo índice. En el shock en el que estaba, tan solo pude observar que el ojo de una de sus pinturas se volvía a taponear... siempre hubo francotiradores. Taemin se encontraba aún peor.

- ¿C-cómo lo supo? –balbuceó Taemin como si le hubieran torcido las tetillas con dos tenedores. Giovanni ignoró su pregunta por el momento y se puso de pie. Taemin reaccionó y se puso en posición de ataque.

- Cálmense. No pienso matarlos... por ahora. Ustedes pueden creer que tan solo soy un gordo estúpido adinerado con cientos de esclavos bajo mi enorme trasero. Pero no todo es así –Giovanni se pasó de un lado a otro, buscando algo entre los tantos libros que tenía. Taemin no bajaba la guardia.- También estudio y colecciono objetos. Me informó. He escuchado de lo que paso en la milicia en sus años de terror y estoy bastante familiarizado con este tema. ¿Cómo supe que no eras mujer? Mira tu pierna izquierda. Tienes un lunar plateado, ¿no es así? A las mujeres se les puso una vara de metal, pero en el lado derecho. Puede que escondas tu tatuaje, pero nunca borrarlo. Una manera muy estúpida es de esconderlo por los tobillos e inclusive en el pecho. Cualquiera lo notaría... ¡Ajá! Lo encontré.

A Taemin se le caía el rostro de vergüenza. Se notaba que nunca supo que era lo que significaba ese punto plateado en su muslo. Estoy segura que tampoco tiene mucha información sobre lo que le sucedió.

Giovanni se volvió a sentar en su gran trono e invitó a Taemin a sentarse. Él miró a todos lados, asegurándose que no haya otra rendija ni hueco con la punta de un arma apuntándonos. Luego, se sentó a mi lado con una rabia contenida pues no dejaba de temblar ni de raspar sus dientes. Sus ojos brillaban como un lanzallamas y su cuerpo alcanzo una temperatura inimaginable. El mismo sofá se estaba quemando.

- Taemin –susurré con la esperanza de calmarlo. Ambos sabíamos que si tomaba la peor opción... como la de reaccionar y matar todo a su paso, alguien saldría herido. Yo saldría lastimada o muerta. Taemin me observó de reojo. Para mi horror, se partió el pulgar a la mitad. Pude escuchar como el hueso crujió como una galleta. Tan solo el dolor le bastó para calmarse.

En un abrir y cerrar de ojos, Taemin había vuelto a su forma original. Un traje simple de batalla color negro con rojo. Era algo oriental. Su melena negra formaba una cola de caballo bien hecha y apretada que dejaban ver sus finas orejas. Sus ojos de color carmesí que no dejaban de tirar piedras con la mirada en dirección a Giovanni.

- Solo díganme la información que me puedan dar y su oferta –dijo calmadamente, sabiendo que se había volteado la mesa y Giovanni tenía todo el poder. Taemin tan solo tenía que tenía que barajarla desde ese punto. Confiaba en él.- ¿Para quién trabajas?

- No puedo contestar eso –musitó Taemin al permanecer sentado.

- ¿Cuál es tu nombre?

- Taemin –ni bien dijo eso, una pantalla apareció en el medio. La foto de Taemin con el mismo atuendo ya se encontraba en la imagen. Su nombre se tipeo en un instante. Era obvio que nunca estuvimos solos. Taemin trató de no exaltarse, pero estaba al igual de sorprendido.

- ¿Edad?

- No puedo contestar esa pregunta.

- Bien, continuemos. ¿Qué poderes tienes?

- Sin clasificar. No daré detalles. Usted ya vio uno de ellos... -agregó Taemin.

- Es cierto. Puedes convertirte en cualquiera y cualquier cosa. Definitivamente, lo agregaremos a la lista –contestó mientras movía su paleta de caramelo de un lado a otro como si estuviese dirigiendo una banda de músicos.- Por último, y no menos importante, ¿de cuánto es su oferta?

Pasamos bastante rato en la mansión.

Taemin le explicó que no teníamos mucho dinero para viajar y que esta podría ser nuestra oportunidad. Le ofreció el 15% y Giovanni se vio bastante feliz con el diminuto porcentaje, aunque aún tenía sus dudas.

Más tarde, Giovanni nos ofreció uno de los cuartos que tenía en un pabellón fuera de la casa. Nos dijo que ahí se encontraban algunas personas que ya se habían inscrito en la dichosa búsqueda. Al parecer, a Taemin no le gustó la idea. Odiaba tener que estar al lado de varias personas, escuchar como se echaban flores y sermoneaban a los de menor experiencia. Taemin no era esa clase de persona. No quería compartir sus mejores anécdotas a una sarta de tarados que solo sabía matar por placer o se panudeaban de lo que les habían hecho a sus víctimas. Mucho menos mostrarles sus poderes.

- Al carro. Vamos a un restaurante o a donde fuese –respondió a mi pregunta algo seco al bajar de la limosina que nos trajo de vuelta al lugar donde se había llevado a cabo la subasta.

- ¿Qué tal bastardo, no? –chillé para darle ánimos mientras nos encaminábamos al estacionamiento. Hacerle saber que estaba de su parte. Taemin no se vio afectado por lo que dije. Parecía que su cerebro se había desvanecido.- Um, ¿qué quieres comer?

- Lo que sea –suspiró sin ganas.- Lo que sea...

Y ahí estaba... nuestro vehiculo. Algunos malditos le habían roto las lunas y chancados algunos lados.

- Y pensar que no habría ningún tipo de vandalismo... De seguro fueron esos idiotas de los amigos del hijo de su madre de Pa –rugió Taemin al meter su mano en el bolsillo de su pantalón. Una y otra vez. Siempre sacaba la mano completamente vacía.

- ¿Qué buscas? –me alejé algo temerosa de como pudiese reaccionar en cualquier milisegundo. Después de todo lo que hemos pasado... Taemin debe de estar MUY, pero MUY estresado. Si no eran los guardias de Giovanni, era el mismísimo Taemin en person quien me quebraría el cuello como pollito de granja o de San Fernando "La buena familia..." El comercial pasaba por mi mente hasta que Taemin gritó como un maniaco psicótico poseído.

- ¡Las llaves! ¡Las pinches llaves! –se desesperó Taemin de cólera. Ira.

- P-p-pero las ventanas... están rotas –dije apenada haciéndome una bolita detrás de un poste de luz.

- ¡Mentecata! ¿Y cómo carajos quieres que prenda el motor? –me preguntó fuera de sí. Podría jurar que era posible que explote de rabia.- ¿Con mi pinche dedo? ¡No podría manejar y tener el motor encendido al mismo tiempo? ¡Maldito a la persona que te ayudó a salir del vientre de tu ingrata madre! Asdasdkjdfks.

- Ok, ok... podríamos buscar a Ellis y decirle si nos puede ayudar. Cálmate, bonito, ¿sí? Taemin bonito, lindo, guapo, Adonis –supliqué arrodillándome, casi escondiéndome debajo de un carro en caso que le dé un arranque de locura total y me quiebre los huesos como palitos de sushi.

- ¿A quién? ¡A QUIÉN! ¿ELLIS? ¿Crees que no puedo encontrar una solución? –chilló como niño engreído. Taemin se tiró al suelo, moviéndose como un gusano, haciéndole hueco al pavimento.- ¡Yo lo puedo reparar! ¡YO!

Y Taemin... inteligentemente, de un gran patadón, mando volando al carro hasta el otro lado del cerco eléctrico, lo cual hizo que la alarma se encienda. Una sirena se prendió como loca y un montón de gritos que ordenaban que fuesen en nuestra dirección. Era los soldados de esta mañana.

- ¡Taemin! –chillé llevando mi palma al rostro por la estupidez que acababa de hacer.

- ¡Ahí esta! ¡Completamente reparado! ¡Ahora nos podemos robar un carro! –me gritó como loco. Razonar con él y decirle que aún necesitaríamos una llave, no me llevaría a ningún lado.

- ¡Taemin! ¡Nos tenemos que ir! Un montón de gente vendrá y nos verá con un auto de cabeza contra todos los cables que se han zafado gracias a ti. ¡Vámonos! –dije a medio susurrar mientras los tanques y otros vehículos pesados se acercaban a la zona. Hasta vi volar un helicóptero. Me estaba meando de terror. Todo lo que ocasiona Taemin es peor de lo que yo hago.

Taemin levantó su dedo índice para bendecir a mi madre una vez más, pero... ¡Se desmayó! Se desmayó en pleno estacionamiento.

- ¡T-t-taemin! ¡Oye! ¡No! ¡No te duermas! ¡Levántate! ¿Sí? ¿Por favorcito? ¿Guapo, te levantas? ¿Ya? ¡Taemin, por un demonio, levántate! –le tiré un par de palmadas. Nada. Una bofetada... su mejilla se tornó rosada, pero Taemin seguía más muerto que ardilla pisada por tráiler.- ¡Taemin! –supliqué desesperada mientras lo pateaba en donde cayese.

De repente, escuché claramente un par de pasos que venían de los arbustos. Era nuestro fin. Nos meterían a la cárcel, a mí me violarían y a Taemin le harían experimentos. Luego de tener toda la diversión e información, nos quemarían vivos o venderían nuestros órganos a los chifas para darle saborcito a sus recetas.

- ¿_________________?

Y como un milagro de todos los dioses del Olimpo, Ellis apareció a buena hora.

- ¡Ellis! ¡Mi campesino salvador! –grité de emoción al arrastrar el cuerpo de Taemin hasta él. Parecía una piedra de 20 toneladas.

- ¿C-campesino? Pero si soy mecánico... -dijo algo ofendido.

- Como sea –repliqué en el mismo tono en que Taemin lo hace,- Ayúdame. ¡Rápido! Se ha desmayado.

- ¡Bien, bien! -dijo poniendose de cuclillas.- Podemos ir a mi pequeño apartamento. Está a un par de kilómetros.

Con mucha facilidad, los soldados dejaron pasar a Ellis como si nada.

- ¿Y cómo está su esposa, Josué? –preguntó al enseñarle su identificación.

- Bastante bien, gracias. Le gustó el zorrillo disecado que le diste por su cumpleaños. Si todas las mujeres fuesen así como mi Elena... -dijo carismáticamente.- Ven a la cena de mi madre. Ya va a cumplir 87 años.

- Lo haré con gusto. La señora Martina sí que se sabe mantener. En fin, nos vemos –se despidió dándole una fuerte sacudida de manos.

Y por arte de magia, nos abrieron las puertas.

. . .

Ellis me sacudió suavemente con el fin de despertarme. Su sonrisa fue lo primero que vi. Parecía complacido de tener visitas o era por el simple hecho que tendría alguien con quien hablar.

Salté de la gran camioneta... Era un estacionamiento abierto. En vez de rejas, la seguridad aquí eran enormes perros doberman que no llevaban cadenas ni bozal. Ellis abrió la maletera y sacó poco a poco el tremendo cuerpo rendido de Taemin. Todavía seguía preocupada. Era de lo más... extraño que Taemin se cayese como costal de papas de la nada.

- Espero que no sea demasiado pesado... -dijo Ellis al ponerme el brazo derecho de Taemin sobre mis hombros. Sentía que su peso era un poco más liviano que antes.

- Estaré bien... Gracias por... tú sabes.

Él tan solo asintió y nos llevó a un edificio de mala muerte. La pintura sucia, rasgada, descascarándose con los grafitis más estúpidos que he podido presenciar: Pene. Rodrigo chupó pene. Marica.

El pobre mecanico, sacó unas tres llaves, la más grande abrió la vieja reja negra oxidada que nos llevaría a un pasillo oscuro. Ellis llamó al elevador que estaba al fondo del pasillo, en medio de los departamentos 101 y 102.

Ya en el tercer piso, guardó sus viejas llaves y se acercó a la pequeña maceta que estaba pegada al marco de su puerta. Insertó su dedo por debajo y la maceta se abrió en donde. Mis ojos se convirtieron en dos canicas. No podía creer lo que veía. Ellis, deslizó su tarjeta por la ranura abierta, y la vieja puerta se abrió. No hizo ningún crujido. Se deslizaba lentamente... De repente, detrás de esa asquerosa puerta, bien pegada a ella como si fueran una había una enorme puerta de hierro que tenía el grosor de 6 libros.

- Bienvenida a mi humilde morada –sonrió al cargar a Taemin por sí solo, depositándolo sobre un sillón negro de cuero con bordes de... ¿oro? ¡oro!

¿Qué estaba pasando aquí?

. . .

¡Habíamos hablado por horas! Sí, con el no-era-pobre-como-yo-creía de Ellis. Recuerdo que mencioné que me encantaba hablar, y con Ellis era posible tener una conversación civilizada.

¡Qué mejor sorpresa que no era un simple mecanico pobre! Era nada más y nada menos que uno de los mejores trabajadores de Giovanni. No solo veía el motor de los carros, camiones, tanques, etc. También de los de su jet privado o hasta de un submarino ¡Sabía todo! Y ese conocimiento... era muy pedido. Es por ello que decidió quedarse en un departamento con la fachada hecha una porquería, pero tener todo de última tecnología adentro.

...No era que le estaba sacando la vuelta a Taemin... bueno, aunque en mis más locos sueños asumo que tal vez, podría ser que terminemos juntos... Juntos. Yaaaaaaaaaaaaaaa. Alucinó demasiado. En fin, tan solo deseaba poder hablar con alguien como una persona normal. Común y corriente. Y eso era lo único que Ellis me estaba proporcionando.

- Voy a traer más pan. Debes de tener hambre –ofreció amablemente. Yo, aún con la boca llena, asentí, alcanzándole la panera vacía.

Ellis se fue al otro cuarto, dejándome sola con el cuerpo de Taemin a un costado. Seguía inconsciente.

Me daba curiosidad saber qué fue lo que le paso. ¿Era cansancio, cólera o alguna enfermedad? ¿Sobrecarga? Pero Taemin no es un androide... ¿O está muerto? Un horrible pánico se apoderó de todo mi cuerpo. Ni si quiera me había tomado la molestia de tomarle el pulso. Me asusté y gateé hasta él para verlo. Con mucha delicadeza, le abrí los ojos. Nada. La boca... ¿la boca te decía algo? ¿El color de la lengua? En verdad era muy patética. No sabía tomar el pulso. ¡Pero podía escuchar su corazón! Me acerqué un poco más y coloqué mi oreja sobre su pecho. Nada... No había rastro de algun corazón latiente. ¿En verdad estaba muerto? ¿Le dio un paro cardíaco? ¿Era libre?

Lo abracé.

- Estúpido, feo, ¡despierta! No te puedes morir. Taemin. Baboso insensible... ¡Por favor! –chillé.

- ¿_____________? ¿qué sucede? –se acercó un Ellis con el cesto de pan lleno.

- No tiene pulso.

Ni bien dije eso, el cuerpo se incorporó.

- ¿POR QUÉ ESTÁS HACIENDO TANTA BULLA? ¿Y POR QUÉ ESTAMOS CON ESTE TIPO? –rugió Taemin al sobarse la cabeza.- Por un... por un... ugh. ¿Por qué me está doliendo la quijada... y la parte baja?

- ¡Ah, despertaste! –dijo Ellis al ignorar por completo sus quejas,- Ya estábamos preocupados que no reaccionabas. _______________, sobre todo. ¿Tienes hambre?

. . .

- ¡Taemin! ¡No tenías que ser así! Nos estaba invitando a comer... -murmuré al seguirle el paso a Taemin. Él me había tomado de la muñeca y me estaba arrastrando por toda la calle.

- ¿Por qué de todos los lugares nos tuviste que llevar ahí? –resopló al seguir marchando.

- ¡No sabía qué hacer! ¡Te habías caído de cara sin razón alguna!

Taemin me ignoró.

- Te estoy hablando –insistí al jalarle del atuendo. Taemin se volteó rápidamente hacia mí y se paró en seco.- ¡Taemin! ¡Respóndeme! No me ignores.

- Ja, ja, ja. Ese es mi secreto, _____________. Siempre te ignoró –contestó entre risas. Como le encantaba molestarme, pero esta noche, no estaba de humor. Casi morimos los dos. Taemin dejó de reírse al leer mi expresión. Y yo, aproveche el pánico y le dio un beso rapidito. Taemin se sorprendió y me volteó la cara,- Párala, ___________. No seas tan melosa...

- ¡Tú eres el meloso! T-t-tú con tus abrazos de acerco. ¡Mañoso!

- Cállate, _____________. –Taemin.

- ¡No, no me callaré! ¡Tienes alguna remota idea de lo preocupada que estaba! Siempre actúas como un insensible bastardo. Para colmo, tomas esto a la broma cuando casi nos disparan en la casa de ese regordete tamal mal envuelto –chillé perdiendo los papeles en medio de la calle. Un par de transeúntes nos estaban observando.

Taemin selló sus labios con los míos en un ligero beso. Mis mejillas se prendieron como cohetes de año nuevo.

- No eras la única preocupada... -susurró Taemin de lo más bajo. Estiró su mano y tomó la mía.- Déjamelo a mí.

Su plan había funcionado. Siempre encontraba la manera de callarme.

. . .

Yo ya había comido algo así que esperé a que Taemin ordenara su merienda nocturna. Ya eran las 10pm. Se pidió un gran plato de pasta.

- ¡Ah! Tengo un hambre. Espero que no te de diarrea después de comer en la casita del granjero adinerado –farfulló Taemin bastante celoso al volverse a cruzar de brazos no muy feliz.

- Ellis no me daría comida pasada...

- ¡Al demonio con él! –rugió Taemin al tomar la mesa por abajo y tirarla como el increíble Hulk.

Tuvimos que salir pitando antes de que venga la policía. Al señorito se le había dado por tirar las cosas... Ugh.

. . .

- ¿Crees que podrás pasar el examen? –pregunté algo nerviosa mientras le daba vueltas al pequeño pomo de kétchup que nos habría traído la señorita hace un par de minutos. Nos habíamos ido a McSMTOWN a comer comida rápida. Taemin hundió su papita frita en la salsa roja y me miró perplejo.

- ¿Dudas de mí?

- No es eso... sino que... no sé. Hay mucho peligro.

- ______________, aunque no te hayas dado cuenta... -Taemin arrastró las palabras con bastante frialdad.- Esa gente dejó de ser humana ni bien asesino a uno de los suyos. Sea por dinero o venganza... Cada loco con su especialidad o lo que le fomente euforia sínica ¿Por qué crees que hay asesinos bien pagados? Es su trabajo, es su modo de vivir. Lo hagan por placer, dinero, gene hereditario, etc. De todas formas, tenemos que conseguirlo. Necesitamos saber por qué rayos Drago quiere ESO con tanta pasión. Estoy segurísimo que enviará a Key en el momento en que le confirme el lugar. Ya dimos nuestra última carta sobre la mesa. No nos queda otra opción más que seguir las reglas del juego de Giovanni.

- ¡Pero Taemin, nuestras vidas corren peligro! –alcé la voz bastante petrificada al haberme enterado a donde estábamos yendo.

- La mía no... la tuya, sí.

Taemin me había agarrado de los pies y me había sacudido como un terremoto. Estaba en lo cierto. A comparación de esos asesinos o expertos en agilidad o lo que fuese, tan solo era una niñita para ellos. Y para Taemin, una carga.

No le dije más.

- ¿Cómo crees que Giovanni se enteró de lo que eras? –quería cambiar de tema lo antes posible. Taemin seguía comiendo sus papitas como si estuviéramos hablando de un partido de futbol.

- No tengo la menor idea... pero sé que no se ha chupado el dedo y no nos creyó cuando dijimos que estábamos cortos de dinero. Cualquier persona le hubiera ofrecido un 50% por todo el esfuerzo que estarían haciendo al ir a ese lugar... Tal vez encontremos respuestas sobre lo que Amenta significa.

- ¡O podríamos hacer un trato con él!

- ¿Un trato?

- ¡Él debe de saber más sobre tu tatuaje! ¡Podríamos dar una condición si encontramos lo que busca!

Taemin parpadeo un buen par de veces para procesar todo lo que le había sugerido. Una amplia sonrisa enferma se extendió de oreja a oreja dándole un resemblase al rostro de un zorro.

- ______________... a veces tu bestialidad deja de aflorar y te conviertes en la persona más inteligente del mundo.

Total, ¿es un cumplido o un insulto? Taemin, no te entiendo.


La Menta del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora