Serena

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  *Justo después de estar con Charles*

Estaba caminando dirigiéndome a la cocina para pedirle a Hion, el cocinero, un platillo fuerte para el señor Charles, aprece el príncipe Louis frente a mí.

-Oh, ¡Louis! -sonreí alegremente.

-Serena, vine a buscarte.

-¿Pasó algo?

-Sí, bueno, debemos tener una cita, así que deberías irte a tu ala para poder prepararte.

-Entiendo, pero debo buscarle comida a Charles, y-

-Yo lo hago, querida.

-Bueno, entonces ¡gracias!

Me dirigí a mis aposentos, me sentí un poco confundida por el cambio drástico de planes pero supongo que es necesario para cumplir los deseos de mi madre.

Cuando entré me topé con Nina y unos atuendos acomodados estrictamente para mí, y mi visión.

-Princesa, sólo será una velada tranquila entre tú y el príncipe de Cambridge. Así que elegí éstos atuendos frescos de verano.

-Gracias, eres un sol.

Examiné todos los atuendos y me terminé decidiendo por una falda media larga suelta azul royal, una camisa de botones blanca, un chaleco azul con detalles dorados, unos tacones semi altos blancos y unas prendas doradas.

Me miraba en el espejo mientras Nina arreglaba unos detalles de mi maquillaje.

-¿Te gusta el príncipe?

-[...]

-Sabes que puedes confiar en mi, princesa.

-Es un príncipe encantador y es un buen candidato.

-¿Lo amas?

-Sí, le tengo aprecio.

-Entiendo.

Siguió con mi cabello, me dejó con un semirecogido inglés. Me puso mi tiara y me miró a los ojos preocupada.

-Espero que todo éste plan te haga feliz, Serena.

-Si lo hará, Nina.

Salí antes de que pudiera decirme algo más que me haga cambiar de opinión. No es que no quiera al príncipe, es que el es prohibido, le gusta alguien más. Pero aparte de eso, es muy dulce conmigo y siento que seré feliz con él. Aunque de su parte no haya ningún trato romántico. Seguí mi camino hasta el salón de comedor dónde sería nuestra cita.

Estaba hermosamente decorado, una mesa para dos, una banda de música clásica, unas flores hermosas en el centro de la mesa, el estaba sentado allí y con una sonrisa se levantó de su asiento. Me arrastró la silla para que yo pudiera sentarme.

-Estás deslumbrante, querida.

-¿De verdad?

-Claro.

Se sentó frente a mí y me miraba fijamente. Aunque todo por fuera parecía romántico, ambos sabíamos que era una proyección falsa. Ya que él no siente eso por mí.

En éstas semanas me he dado cuenta del clase de hombre que es. Honesto, amable, confiable, un buen amigo. No cambiaría eso por nada del mundo. Ojalá cuando seamos reyes todo sea perfecto y tengamos un reinado tranquilo.

-Quería darte las gracias por ser servicial y  por ayudarme con ya sabes qué.

-Es un placer para mí, Louis.

-Me gustaría agradecerte con una cena y una propuesta para mañana.

-Me siento intrigada.

-Un vuelo en globo.

-Un ¿qué?

-Lo que escuchaste, querida.

-Pues, ¡acepto! Sería genial eso.

-Sí.

Pasamos una velada tranquila, reímos, hablamos sobre cosas sin importancia y luego tuvimos un paseo por el lago del palacio.

[...]

Cuando llegué al interior del palacio me dirigí a la habitación de Charles. En el camino me encontré con Miriam, me dijo que estaba descansando pero yo quería ir a verlo. Así que me dispuse en ir hacia él.

Estaba durmiendo muy pacíficamente, en su mesa de noche había unas flores, las agarré e inhalé su dulce aroma. Las coloqué nuevamente en su lugar y me senté en el borde de la cama. Su respiración lenta hizo que me calmara. Me quedé alrededor de 10 minutos y me fui a mis aposentos.

En mis aposentos, Nina me ayudó con la ropa, y me cepilló un poco el pelo.

Me acosté en mi cama y cerré mis ojos rápidamente, tenía mucho cansancio por el día agitador.

Estaba caminando tranquilamente por el parque y vi una sombra que pasaba rápidamente por detrás de unos arbustos.

-¡Hey, para!

Se detuvo, pero a los segundos volvió a correr. Seguí la sombra, me llevaba por un camino que jamás recorrí.

~Debes despertar~

Escuché de la sombra esa frase. Me detuve en seco y eso también se detuvo. Se volteó y me ví a mi misma.

Ella, osea yo, me miraba fijamente.

Luego me di cuenta que estábamos en la playa.

Su cuerpo se formó al de un lobo y corrió hacia el mar.


Ella Es Su Princesa (Primera Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora