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Estabas a la orilla del río lavando con mucho esfuerzo exceso de color de las telas que acabas de teñir, lo hacías por la noche por que de días te la pasas atendiendo tu pequeña sastrería y cosiendo como loca para sobrevivir, era una vida dura y humilde, se tornó mucho más difícil cuando tu hermana mayor te abandonó para ser la hija adoptiva de un señor feudal millonario, pasaste hambre y mucho frío, pero era la vida que te toco y solo podías seguir adelante sola.
Estabas muy concentrado en tu trabajo, tenías que preparar bien la tela para confeccionar el kimono qué te encargaron y poder comer esa semana, cuando ruidos en el oscuro bosque captaron tu atención, pronto viste salir entre la espesura de los árboles y arbustos un grupo bastante numerosos de samurais.
-¡¡MIERDA!! ¡¡AQUÍ TAMPOCO HAY SEÑALES DE ESE YOKAI!!- Gritó uno de los samurais con su katana desenvainada, entonces te noto en el río -¡¡OYE TU NIÑA!! ¡¡¿HAS VISTO UN DEMONIO POR AQUÍ?!!- Preguntó el hombre enojado.
-Ah...no...¡¿H.. HAY UN YOKAI?!- Dijiste genuinamente. sorprendida y asustada.
-¡Así es señorita!- Exclamó otro de los samurais con tono más amable -Es un kitsune dorado, está herido pero sigue siendo muy peligroso, será mejor que regreses a la villa y te quedes allí- Indicó el samurai más amable, para luego seguir con su búsqueda con sus compañeros.
Tú ni corta ni perezosa, tomaste todas tus telas teñidas y te apresuraste a salir a toda velocidad del río y seguir tu carrera por la orilla del río, ya que era el camino más rápido de regreso a casa cuando escuchaste el ruido detrás de ti, asustada sintiendo el frío recorrer toda tu espalda te giraste para mirar lo que hizo ese ruido, ahí los viste, afilados ojos brillantes, tan intensos y verdes como el jade puro.
Te miraban con miedo puro, tu te acercaste con cuidado para ver qué eran esos ojos y moviendo las ramas de los arbustos viste a un zorro de cabellos dorados que estaba hecho bolita por una herida severa que tenía el pecho, era tan hermoso que no pudiste evitar acercar tu mano para acariciar el pelaje del animalito, este con duda dejó posar tu mano en su cabeza.
-Eres bello...- Susurraste y notaste como el pequeño zorro parecía llorar para caer desmayado por la pérdida de sangre...
Pero como si se tratara de una estrella atravesando el cielo, el zorrito brillo y los hilos dorados de de su pelaje destello enceguecido por unos momentos, después de unos momentos la luz desapareció ya dejando a ver un hombre de cabellera rubia, rostro hermoso y contextura fornida que se podía fácilmente a través de su yukata despedazada.
Te hubieras quedado admirando toda la noche a tan bello ejemplar, si no fuera porque también podías apreciar a través de los ropajes derruidos y maltratados que estaba muy lastimado, tenía herida enorme y aún sangrante en el pecho, múltiples cortadas, moretones oscuros y quemaduras en todo el cuerpo.
Tenias que ayudarlo... Pero ¿Porque quieres ayudarlo?... Ahi lo recordaste.... "El río de los Lycoris Radiata: Los Amores de los Yokai" un juego otome inspirado muy fuertemente en la cultura japonesa pero mezclando también otras culturas, es más como si el todo el mundo fuera Japón más otro país, también se basa fuertemente en su mitología, más específicamente en los Yokais, este juego literalmente puedes decidir si salir con los malos o los buenos, ya que no había límite en eso y tu ruta culposa pero favorita es el Cazador Real, la mano derecha del Rey Yokai de la Isla Botan y uno de los pocos kitsunes de los que se sabía.
