Capítulo 16 | Sola

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Castillo Grimhilde | Evie

Han pasado dos días desde que Ben y yo anunciamos formalmente nuestro compromiso ante el pueblo de Auradon y la isla de los perdidos, una parte de mí ser estaba muy feliz mientras que otra parte estaba asustada, y muy confundida, ¿habíamos hecho lo correcto? Todo estaba muy reciente y eso afectaba para todos, también para mi.

No había tenido oportunidad de asimilar nada, pronto nos enamoramos, y comenzamos una historia, aún recuerdo como el rumor se extendió como un veneno, un veneno letal que amenzaba con matarnos a Ben y a mi, serpenteando por nuestras venas por el resto de nuestras vidas, sin dejarnos swr felices.

Deje de hacer el diseño que tenia planeado y comencé a llorar, mis lágrimas mojaban el diseño, sin saberlo, había hecho el retrato de Mal en ese diseño, y eso me dolió más.

—¡Perdóname!—Grité a los cielos mientras lloraba, tenía una esperanza de que Mal me pudiera escuchar, que me perdonara—. ¡No quise lastimarte...! No quise... sólo me enamore...

Segui llorando, recordando los buenos momentos con Mal, como no había podido despedirme de ella como me habría gustado, como no pude tener una buena charla con ella para despedirnos, porque todo sucedió tan de prisa, pero en mi corazón aún recordaba su risa, su valentía y la forma en que luchó por un mundo donde los villanos y héroes pudieran vivir juntos en paz.

Otra de las cosas que más me afectaron fueron las palabras de Jay y Carlos, tenían verdad en ellas, y por eso dolían, no se puede ser feliz a costa de la infelicidad de otros, pero... Mal nunca se había enterado de esto. Aunque aún así ella estaría decepcionada de mí.

Evolet estaba dormida en su habitación, no tenía idea de lo que estaba pasando conmigo ahora mismo, dejé el diseño incompleto y me levante tambaleándome, me dolía el corazón por la tristeza, por el dolor que cause, no solo a Mal, si no también a Betty.

¿Acaso yo no podía ser feliz? Luego de que Doug y yo nos divorciamos cuando Evolet era una bebé, pensé que nunca más volvería a amar, hasta que Ben llego y me dio el amor que me fue negado.

Las noches eran las peores. Subí a la habitación y me recosté en la cama, pasé ahí más de 20 minutos sin poder conciliar el sueño, me retorcía en la cama, atrapada entre el recuerdo de Mal y la promesa de un futuro con Ben. Las lágrimas se mezclaban con los sueños, y en esos momentos, el espejo mágico de mi madre parecía burlarse de mi. ¿Qué veía en su reflejo? ¿Una traidora o una mujer que merecía ser amada?

En cada lugar de su casa, se sentia fatal, se sentia dañada, se sentia asfixiada, todo lugar de su hogar la juzgaba, era como si las paredes pudieran hablar y la juzgarán con todo el poder del mundo, su lugar seguro había dejado de serlo.

En el taller de moda, cosía mis emociones en vestidos y joyas. Cada puntada era un suspiro, cada diseño una confesión. Y no me sentía digna de hacerlo, me sentía... como una extraña, tal vez ya no merecía usar el nombre de mi línea de ropa, porque dejamos de ser cuatro corazones unidos, ahora solo era yo.

Durante las proximas noches, todo seguia igual, mi memte y corazón suplicaban a Dios que me ayudara, preguntaba si algún día, Jay y Carlos me mirarían sin rencor, y Mal me perdonaría desde donde quiera que estuviera.

El peso de la corona pronto se pasaría  sobre su cabeza, como una promesa y una carga, ahora sería  la futura reina de Auradon, y sinceramente no me en mis mejores momentos, me encontraba en un torbellino de emociones, y no quería arrastrar a mi hija conmigo a esta situación, ella seguía su vida, ajena a lo que ahora estaba pasando en mi mente y en mi corazón, pero al contrario, ella estaba muy feliz de que Ben y yo nos fuéramos a casar, porque así podría estar más cerca de Elizabeth.

Han pasado al menos cuatro días desde que Ben y yo no nos hemos visto, era de mañana, me levante e hice toda mi rutina diaria.

—Ten buen día, nena—le dije a mi hija para luego dejar que el chófer que Ben había asignado para ella, la llevara a la escuela, Ben quería tener protegida a Evolet también, estaba expuesta a algún daño por la gente que no aceptaba nuestra próxima unión.

Cerre la puerta cuando se fue y mire el espejo que teniamos en la pared de la sala, no sabia a quien veia, era como si no fuera la antigua yo, sabia que no era la misma de antes, y tampoco seria la misma para el futuro, sin notarlo habia empezado a ensayar mi sonrisa real. ¿Cómo debía comportarse una reina? ¿Cómo debía hablar, caminar y tomar decisiones? Las lecciones de etiqueta y protocolo llenaban mis dias cuando vivia en la isla de los perdidos, pero sin duda muchas cosas habian cambiado.

Tenía que hablar con Ben, tal vez no estaban haciendo lo correcto, sabía que no solo estaba casándose con un hombre, sino con un reino entero. Cada mirada, cada palabra, sería escrutada por los nobles y los ciudadanos. ¿Estarían a la altura de Mal? ¿Podrían mantener la paz y la unión que ella había soñado?

Y por otra parte estaba Betty, la pequeña princesa, también formaba parte de su mundo ahora. Aún debería seguir ganándose el cariño de la pequeña, y no sería fácil, lo sabía. 

Sabía que no podía borrar el pasado, pero deseaba que el tiempo sanara sus heridas. ¿Podríamos encontrar la redención y la reconciliación? O tal vez debería ya dejar todo, tal vez no estaba destinado a ser.

Tomo su teléfono y marco el número de su amado prometido quien le respondió casi al instante.

—¡Hola amor! ¿Que sucede?—Pregunta Ben al otro lado de la línea.

—Tenemos que hablar...

[NOTA]

¡Holaa! He decidido que les haré un pequeño maratón para acabar pronto esta historia, que se que les esta encantando, espero que le den la oportunidad a otras de mis historias, y bueno, debo decir que en el capitulo 15 estábamos justo a la mitad de la historia, así que espero le den mucho más amor a esta historia, amo leer sus comentarios y espero ansiosa sus votos, sin más que decir, me voy, Chao!

Continuará...

𝓒𝓲𝓻𝓬𝓾𝓷𝓼𝓽𝓪𝓷𝓬𝓲𝓪𝓼 𝓘𝓶𝓹𝓸𝓼𝓲𝓫𝓵𝓮𝓼 | Bevie | Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora