Capítulo 4 | ¿Enferma?

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Auradon | Castillo Beast

Días después desde el incidente de la pelea de los reyes, Mal salió después de haber dejado a su hija en la escuela, esta vez si había estado cumpliendo su promesa con Betty.

Empezó a visitar a distintos médicos a escondidas de su esposo, quería saber que le pasaba, estaba emocionada sobre la posibilidad de un embarazo. Así que quería hacer todo de la forma más discreta posible en caso de que fuera real.

Pero para desgracia de Mal, todos aquellos doctores le daban la misma respuesta: "No puedo detectar su padecimiento". Eso bajaba sus expectativas. ¿No estaba embarazada?

En cuanto le contó eso al último médico que visitó, este mismo le mando a hacer una serie de estudios de sangre para saber si se trataba de un embarazo o de alguna enfermedad.

Mal estaba sentada en la sala de espera, muy nerviosa sobre que le irían a decir, el día de ayer se realizó los estudios y hoy tenía que venir a recogerlos, pero debía entrar a consulta con el doctor. Se desesperaba conforme pasaban los minutos y otros nombres eran mencionados, su angustia la carcomia por dentro. Hasta que...

—¡Mal Beast!— Anunció la enfermera, Mal de inmediato se levantó al escuchar su nombre

—¡Aquí, yo!—Dijo rápidamente y caminó hacia ella, la enfermera la guió hacia el consultorio de su doctor y los dejó a solas en cuanto Mal estuvo dentro

—Mal, toma asiento por favor—El doctor señala alguno de los asientos frente a su escritorio, Mal camina a saludar al doctor ofreciéndole la mano y luego toma asiento como le pidieron

—Quiero saber que salió en mis estudios, doctor... por favor, la duda me carcome por dentro—pide Mal con preocupación

El doctor suspira y extiende la mano para tomar uno de los sobres que había en la mesa y revisarlo para asegurarse de que era el de Mal. Lo abrió y leyó antes de voltear a ver a Mal.

El silencio del doctor era una tortura para Mal, ella vio como abria los demás sobres que llevaba su nombre y los leía con detenimiento.

—Mal, quiero que sepas... que tus muestras de sangre fueron enviadas a distintas zonas del laboratorio para distintos estudios, queríamos descartar más cosas aparte del embarazo—comienza a explicar el doctor, Mal lo mira atenta para que prosiga—. He revisado tu prueba de embarazo y es negativa—Le extiende los resultados en la hoja de papel y Mal lo toma.

Mal analiza cada palabra que decía en el papel, si no estaba embarazada... ¿entonces que tenía? Mira de nuevo al doctor para que siguiera hablando.

—He revisado los demás resultados y ninguno contiene la respuesta, solo este... —separa un sobre de los demás los cuales le extiende a Mal

—¿Entonces que tengo...?

El doctor suspira y la mira.

—Leucemia.

Mal se quedó en un estado de shock, no sabia como reaccionar ante tal noticia, su mente había volado lejos y su cuerpo parecía haberse quedado en la tierra.

—Me temo que la detectamos muy tarde, Mal, el cáncer ya está avanzado, aún podemos intentar mitigar el impacto que tendrá en tu salud con los tratamientos pero no aseguro que sea cien por ciento efectivo—Hablaba el doctor pero Mal seguía en su trance, aunque escuchaba correctamente cada una de las palabras que el doctor decía.

Si el cáncer ya estaba muy avanzado, sabía la respuesta, ya no había mucho por hacer con los tratamientos...

—¿Cuanto tiempo...?—Pregunta aun mirando a la nada, apesar de tener que preocuparse por ella, su primer pensamiento fue su hija. No podía dejarla sola, ella aún era una niña.

—¿Disculpe?—Pregunta el doctor creyendo no haber oído bien la pregunta de Mal

—Que cuanto tiempo me queda de vida—repite Mal, sus ojos poco a poco comenzaron a verse llenos de lágrimas, lágrimas que ella luchaba por retener

El doctor se acomoda bien en su asiento y niega un poco.

—Debido a la gravedad de la Leucemia, y su estado avanzado, yo diría que menos de un mes

Mal cierra los ojos cuando le dieron la fecha, y las lágrimas que había estado reteniendo finalmente caen, ¡No! ¡No podía ser así! ¡Ella tenía que quedarse, por Betty!

—Lo siento...—escucho las palabras del doctor a lo lejos, Mal se levantó de su asiento y tomó los papeles que él doctor le entregó

Mal asiente suavemente con la cabeza agradeciendo y sale del consultorio, apesar de las miradas ella camina lejos, saliendo del hospital sin ningún rumbo. No quería volver a casa, no quería tener que dar la noticia a su familia.

(....)

Mal | Auradon

S

alí del hospital a toda prisa, quería estar sola, quería asimilarlo primero antes de tener que decírselo a los demás. Ahora entendía cada uno de mis síntomas, el porqué ningún médico lo había detectado antes.

Camino con todas mis fuerzas lo más lejos que puedo, quiero llegar a un lugar apartado de gente, no quiero morir, no quiero dejar a mi hija sola, ¡No puedo hacerlo! Tal vez luchar contra la Leucemia sea la solución, pero en un mes no lograre nada más que se haga más doloroso para mi.

Pero es más doloroso tener que preparar a mi hija para que viva un mundo sin mi, tener que dejar al amor de mi vida solo, y con grandes responsabilidades. Ellos me necesitan aún, y yo a ellos.

Sin darme cuenta, ya estaba llorando al caminar, hacia un clima fresco en Auradon, el aire corría moviendo las hojas de los árboles y el cabello de las personas, quienes poco a poco se empezaron a retirar. Recordé el lugar especial que tal vez podría calmarme y utilice mi magia para llegar hasta allá.

Aparecí en el lago encantado, mire el agua cristalina y me di cuenta de que tal vez sería la última vez que vería ese lago, y no quería, ese lugar era muy especial para mí.

Me deje caer al suelo en cuanto me rompí, mi interior se rompió, mi corazón cayo en mil pedazos al darme cuenta de la gravedad de la situación, las lagrimas se resbalaban por mis mejillas como si quemaran, y un llanto desgarrador salió de mi,  el llanto desgarraba mi garganta, sentía que quemaba mi ser. Llorar sin consuelo era lo único que podía hacer ahora.

El llanto no cesó, al contrario, aumentaba más de intensidad, no quería irme, no quería morir... tenia tan solo 24 años. No llegaría a mis 25 y mi hija nunca podría volver a verme. Ante cada pensamiento mi llanto aumentaba. Pronto iba a ser el cumpleaños de Betty, y quería celebrarlo una última vez con ella.

Cuando abri los ojos pude ver las rocas en el agua, aquellas como la que me había dado Ben hace algunos años, me acerque a la orilla y tomé una. Y pedí con todas mis fuerzas mi deseo, no morir. La roca se hundió en el agua y con ella mis esperanzas, no iba a servir de nada. Tomé otra de la orilla y la limpie del agua restante y la guarde en mi bolso.

Salí del lago encantado para irme a casa, intentando despejarme y dejar de llorar en el camino, no quería alarmar a nadie, y no quería decírselo a Ben tan pronto. 


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¡Heeeey! Espero que te este gustando la historia, espero con amor tus comentarios y votos 💗

Nos leemos pronto

CONTINUARÁ...

𝓒𝓲𝓻𝓬𝓾𝓷𝓼𝓽𝓪𝓷𝓬𝓲𝓪𝓼 𝓘𝓶𝓹𝓸𝓼𝓲𝓫𝓵𝓮𝓼 | Bevie | Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora