Capítulo 7

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No era mi día.

Ni mi semana,

ni mi mes,

ni mi año.

ni mi vida.

¡Maldita sea!

—Charles Bukowski.


Ivette Stern.

Después de eso, ninguno volvió a pronunciar palabra alguna. Derek me acompañó hasta la puerta de mi casa y, desde entonces, nadie ha entablado conversación con el otro.

Han pasado casi dos semanas.

No sé si lo que sucedió esa noche fue algo bueno o malo. No sé si me gusta ya no escuchar a Derek hablar de cualquier cosa mientras fingía ignorarlo, o si me trae paz su silencio. 

Se concretó lo que quería: nos hemos alejado.

En este tiempo "libre sin Derek Varaivana", el profesor de lenguaje me llamó a su oficina para hablar en privado. Me informó que ha seleccionado mi ensayo sobre Las Estrellas para interpretarlo en clase junto con los demás finalistas que aún desconozco. No me dio más detalles, solo que me prepare ya que en unos días se hará la práctica.

También, me he vuelto más cercana a Janeth. Es una chica muy extrovertida. Pudo notar el distanciamiento con Derek y desde entonces pasamos los recesos juntas, solo las dos. Sus amigas, ja, no las soporto. Ella me ha hablado sobre su vida. Es la hija del medio, lo cual, según ella, es lo peor que le pudo haber pasado desde que nació su hermanito hace cinco años. Dice que no la toman en cuenta para nada y la recompensan con dinero.

En mi caso, yo tengo a Iris. Es mayor que yo por tres años y menor que mi otra hermana, Irma, por nueve. Mamá nunca ignora a Iris, ni la trata mal, nada negativo a lo que me respecta; al contrario, la adora. Mamá dice que no tiene preferencias, que ha criado y amado a todas sus hijas por igual. Es mentira. Tras años de compararme con ella de todas las maneras posibles, puedo decir que me gustaría ser la hermana del medio, si me trataran como tratan a Iris. Sería una calamidad menos en mi vida.

Da igual, menuda pendejada.

Janeth continuó con su historia, comentándome lo que es tener una buena vida de lujos, viéndole el lado positivo de ser ignorada por su familia. Porque, según ella, es preferible estar triste por tu familia, pero cagada en plata. Ideología que me gustaría compartir: triste, pero con plata. 

Yo estoy triste, pero pobre. Qué humillación.

—Déjame entender algo —corté su discurso—. Tus padres están en una buena posición económica, tus hermanos estudian en lugares privados. Y tú, ¿qué haces aquí? —Su mirada, un poco más marrón de lo habitual, se clavó en mí—. No es por despreciar la institución, al contrario, comparada con donde vengo es mil veces mejor, pero no sé... —hice una pausa para pensar mejor en qué decir para sonar más clara—. Podrías estar en un lugar mejor, con una educación mil veces mejor, pero estás aquí — giré mi dedo índice en círculos por el aire, dando a entender en qué situación estaba—. ¿Por qué?

Por un instante, su rostro se volvió pensativo, haciéndola ver tierna de cierta manera. Janeth tiene un atractivo peculiar. Es un poco morena y está muy normalizado ver a las personas poco atractivas con ese tono de piel. Cosa que me parece ridícula. Janeth Fitzroy es la viva imagen de que las personas pueden ser atractivas en todos los sentidos.

NOS VOLVEREMOS A VER [Porque Siempre Hay Un Regreso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora