Escuela BSD | Ships

Capítulo 35

La mayoría debería saber cómo se siente uno cuando está a punto de confesar sus sentimientos a la persona que ama.

En este caso, ese era Kenji en estos momentos.

Había planeado con sus amigos la forma en la que se le declararía a Kyouka. Sería difícil, sí, pero tenía que intentarlo.

—Tú puedes, Kenji —lo motivó Yosano —. Si Dazai conquistó a Chuuya siendo un idiota, tú también puedes.

—¡Oye! —reclamó el castaño.

—Es la verdad, Dazai —dijo Kunikida.

—Exacto —apoyó Ranpo.

—Y, si Ranpo también pudo conquistar a Poe siendo un infantil, es obvio que tú también —volvió a hablar la chica.

—¡Yo no soy un infantil!

Los demás se quedaron en silencio, con un rostro de «¿hablas en serio?». Todos sabían que Ranpo no reconocería que se comporta como un niño pequeño, al menos, no cuando lo ofendían con eso.

—Sí lo eres —la voz de Nikolai apareció en el lugar.

—¿Y tú qué haces aquí? Esta es una reunión de amigos —informó el de ojos esmeralda.

—Sólo pasaba con Fyodor por aquí —respondió —. ¿Verdad, Dos-kun?

—Sí.

—Pues pueden irse —habló Dazai —. Tal vez encuentren un lugar para coger.

—Nosotros no somos como tú y tu enano que tienes como novio —contraatacó Fyodor.

—¡¿Cómo le dijiste a Chibi?! Puede que sea bajito, pero no lo debes ofender con eso —dijo —. El único que se puede burlar de su altura soy yo.

—Ya dejen de pelear, por Dios —habló Yosano —. Pueden seguir con su discusión después.

—Yosano tiene razón, Dazai —reconoció Atsushi.

—Creo que mejor nos vamos, Dos-kun.

El azabache no dijo nada y sólo comenzó a caminar al lado de su novio para retirarse del lugar.

—¿Y si mejor no le digo? —sugirió Kenji.

Todos voltearon hacia él con una cara que, a simple vista, a cualquiera asustaría. Sabían que el chico podía sentir demasiada nervios, pero no era momento de echarse para atrás.

Kunikida estaba a punto de hablar hasta que Yosano notó que alguien faltaba en esa reunión.

—¿Y Tanizaki? —preguntó —. Él debería estar aquí apoyando a su amigo. Juro que cuando lo vea va a ser hombre muerto y-

—¿Me hablaban?

El peli naranja apareció con un chico pelirrojo detrás de él. La chica volteó, directamente, hacia él, pero, antes de poder golpearlo, fue detenida por el rubio con lentes.

—¿Dónde estabas, Tanizaki? —interrogó Kunikida.

—Estaba con Tachihara en un mandado —respondió —. Perdón si llegué un poco tarde... —se rascó la nuca.

—No te preocupes. Al final de cuentas, creo que no le voy a decir... —mencionó Kenji, agachando la cabeza.

—¡Le vas a decir! —exclamaron todos a la vez.

—Bueno... Creo que yo mejor ya me voy —informó Tachihara —. Además, creo que Teruko debe estar buscándome —soltó una pequeña risa —. Nos vemos —empezó a caminar.

—Nos vemos, Tachi.

—Creo que ya me estoy arrepintiendo...

—Sé que da miedo el declararse, Kenji, pero nada se va a solucionar si te rindes —habló Atsushi, apoyando sus manos en los hombros del chico —. Puede que ella sienta lo mismo, o tal vez no, pero no lo sabrás hasta que dejes el miedo y lo intentes.

—Él tiene razón, Kenji —apoyó Tanizaki —. Creo que lo mejor sería decirle, aunque tengas miedo al rechazo. Es lo mejor, y todos aquí lo sabemos.

El lugar se quedó en silencio unos segundos. Kenji sólo pensaba en lo dicho por sus amigos. Tenían razón en que debía intentarlo, pero ¿cómo hacía que el miedo desapareciera? No podía hacerlo si ese sentimiento seguía presente.

Era su primera declaración, así que no sabía que hacer en esos momentos. Después de pensarlo bastante, llegó a la conclusión de que iba a hacerlo. Sin importar el miedo, iba a hacerlo.

—Está bien.

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—¿Qué querías hablar conmigo, Kenji?

Preguntó Kyouka mientras miraba, atentamente, al chico. Kenji la había citado en una cafetería después de la escuela para hablar de algo importante.

El rubio soltó un leve suspiro antes de empezar a hablar.

—Quería decirte que... —empezó a jugar con sus dedos —. Eres una buena amiga, la mejor que he tenido... Pero creo que hay algo más... N-no sé cómo explicarlo, pero tú... tú...

—¿Yo...? —apoyó su cabeza en su mano apoyada en la mesa.

—¡T-tú me gustas! —pronunció, finalmente.

La chica abrió sus ojos, sorprendida. Un pequeño sonrojo se había hecho presente en el rostro de ambos jóvenes.

—Kenji... Tú también eres un gran amigo, pero... —soltó un suspiro —. Tú también me gustas, Kenji.

—¡¿En serio?! —preguntó, emocionado.

—Sí —respondió en un tono bajo.

—¡Que vivan los novios!

Fueron interrumpidos por el grito de Yosano, Ranpo y Dazai, quienes, junto con el resto, estaban presenciando la escena.

—¡No interrumpan, idiotas! —los regañó Kunikida.

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Aquí nuevo capítulo, espero y les haya gustado.

Bueno, eso es todo, nos vemos en el siguiente capítulo.