— ¡Te di mi tarjeta, pero supongo que no salieron a divertirse.— Bill miró a su madre mientras se servía un vaso de agua. La mujer, que llegó tarde a casa, miraba su teléfono celular.
— Lo digo porque no me llegó ningún mensaje para notificarme los detalles del pago. ¿No deberías al menos llevar a tu hermano menor a alguna parte? Tienes que asumir la responsabilidad de haber arruinado el futuro de una persona brillante Bill.
— Sí, nos quedamos en casa.— Respondió Bill masticando el duro hielo de su vaso de agua, le respondió a su madre que lo estaba criticando con una mirada feroz.
Y como si lo adivinara, escuchó a su madre arrastrando sus zapatillas hasta la cocina, donde estaba él.
— ¿No te sientes mal por tu hermano? ¿No te da vergüenza lo que has hecho?.
Bill le dió un sorbo a su agua y miró a su madre en silencio. Esta mujer siempre mostraba una personalidad dura que no le dejaba espacio para dejarse llevar por sus emociones, pero la terrible condición en la que se encontraba su segundo hijo, del cuál tenía altas expectativas, parecía haberla vuelto sensible.
— ¿Es tan difícil llevarlo a un lugar que lo ayude a recordar? Si te da pereza conducir, pudiste haberte puesto en contacto con el chofer, ¿Qué tiene eso de difícil? ¿Cómo puedes ser tan irresponsable?
Bill se puso furioso y trató de decir algo, pero al final se contuvo, tenía mucho que decir, pero decidió quedarse callado. Sí, ¿qué excusa necesitaba? Al final, siempre había sido como la piedra sin forma que perturbaba la atmósfera de la casa, y esta vez aceptaba que había sido su culpa.
— Está bien. Prometo que saldremos mañana. Hoy no fue posible hacerlo porque no me sentía bien
— Yo te veo en perfectas condiciones. No hay manera de que un niño que se queda en casa todos los días a perder el tiempo esté enfermo.
— Como digas. Saldremos mañana, ¿Sí?.
— Tu padre y yo tenemos que ir a Camboya dentro de dos días a partir de mañana. No podemos faltar porque es una reunión de socios comerciales y ambos necesitamos estar ahí.
— Está bien, adelante.
— Llamame todas las noches, y por favor, sé amable con Tom durante esos dos días, ¿de acuerdo?.
— De acuerdo. Te llamaré un par veces.— Dijo Bill y haciendo un fuerte ruido, dejó el vaso en su lugar. Su segundo hijo, a quien amaban tanto, se encontraba mentalmente inestable, pero aún así no podían esperar para ir al extranjero y jugar con un palo de golf. Cuando era joven, solía pensar que sus padres tendrían sus propios problemas, así que trató de comprenderlos, pero a medida que crecía, seguía siendo difícil de entender, incluso ahora, que ya era también un <adulto>, no lograba comprenderlos. ¿Qué diablos era más importante que la salud de su segundo hijo, de quien estaban tan orgullosos y amaban demasiado, como para dejarlo al cuidado de su irresponsable primer hijo?.
— ¡Mañana, no te olvides de llevar a Tom a visitar la escuela secundaria o la preparatoria! Vayan a los grandes almacenes donde a menudo compraba ropa, ¿Bien?.
— Sí, entiendo.— Le respondió sin ánimo a su madre, quien lo seguía por las escaleras del segundo piso mientras lo regañaba. Bill entró en la habitación y chasqueo la lengua con fuerza.— Mierda. Cuanto más tarde en recuperarse la memoria de Tom, más estresado estaré por las quejas de mis padres. Debería intentar todo lo que pueda y no darme por vencido.
Era momento de tomar los cigarrillos y el encendedor de su escritorio para salir de casa.
Repentinamente fue arrastrado hacia atrás por una fuerza que lo sujetó de la cintura. El cigarrillo y el encendedor que sostenía en su mano cayeron silenciosamente en la suave alfombra.
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Dulce Pecado (Toll/Tws) +18
RomanceLos hermanos Bill y Tom Kaulitz que nacieron y se criaron en una familia que otros envidiarían, no mantenían una relación cercana, llegando al punto de no dirigirse la palabra a menos que sea necesario durante más de diez años. Pero, un día, debido...