Demasiado cómodo. Nunca antes había tenido un momento tan tranquilo y relajado.
La vida diaria de Bill, que en el pasado se basaba en salir diario, conocer gente nueva mientras bebía y fumaba, y pasar la noche con una mujer que acababa de conocer, cambió por completo.
Ahora le resultaba agradable estar en casa. Incluso si sus padres lo regañaban, no estaba tan molesto como antes, y cuando llegara el momento de que Tom volviera a casa, la necesidad de salir desaparecería por completo. Una casa que siempre se sintió como un cojín de espinas para él, se había convertido en la más cómoda del mundo.
Georg, mirando la nueva vida de su mejor amigo Bill, se rió entre dientes y dijo: — El lobo se ha convertido en una mansa oveja.— A pesar de que la broma fue un poco molesta, el corazón de Bill estaba tan tranquilo y calmado como un océano sin olas. Sentía que la energía que había consumido a lo largo de su vida cuando salía a divertirse se recuperaba mientras descansaba en casa, así que pensó que podría vivir para siempre de esta manera.
Lo que más disfrutaba estando solo en casa era entrar a su habitación y pasar un buen rato en ella.
Tom se había ido a los Estados Unidos con su madre para buscar bienes raíces, su padre tuvo que salir a un viaje de negocios e incluso la mujer de los quehaceres obtuvo unas vacaciones, por lo que la espaciosa casa solo estaba ocupada por él.
Bill se dirigió a la habitación de Tom, que estaba llena de libros, tal como una biblioteca. Desde libros gruesos que no podía leer porque estaban en inglés hasta libros de economía, política y humanidades, entre discos de música que para nada eran del gusto de Bill por la forma tan grosera y ruidosa.
Se acostó en una cama ordenada. Cuando enterró su cabeza en la almohada y respiró profundamente, pudo oler el mismo suavizante de telas que tenía en su ropa. Incluso con un asunto tan trivial se podía reconocer que eran hermanos viviendo juntos. Si fuera un amante real, sus cinco sentidos se habrían tensado ante el olor desconocido, un olor diferente al de su propia casa, pero el familiar olor que había estado inhalando durante más de 20 años le dio más consuelo que tensión, y ese consuelo bajó el umbral de la existencia de Tom.
Bill abrió la puerta que siempre había estado bien cerrada. Se acostó en la cama con la ventana abierta. Con una mano ligera, abrió la tapa de la caja que había traído de su habitación. La caja estaba llena de juguetes para adultos. Bill, que estaba tocando varios juguetes de diferentes formas y tamaños, se quitó los pantalones y la ropa interior, y los arrojó al suelo.
— Tengo que probar uno grande hoy.
Acostado en la cama, sacó un pene color azul cielo pálido. Era su cosa favorita. Era similar en tamaño y forma al de su hermano, por lo que funcionaba bien como sustituto. La mayor ventaja de este dispositivo era que incluía una función de calentamiento. Podía alcanzar un calor superior a la temperatura corporal, lo que más que un juguete de silicona, lo hacía parecer un genital masculino real. Además, tenía más de 10 tipos de vibraciones.
— Ummm...
Aplicó mucho gel al dildo y lo empujó dentro de su cuerpo. El aparato calentado abrió su entrada, que ahora estaba más acostumbrada a tragar que a escupir. El consolador, que penetró lentamente con una vibración suave y pequeña, cambió a un suave movimiento de masaje solo después de que se instaló en lo más profundo del cuerpo de Bill.
— Ah, ah, bien.
Todos los días, de esta manera, Bill consolaba a su cuerpo domesticado por si hermano. El comprar y probar juguetes sexuales con buenas recomendaciones en internet se había vuelto su rutina diaria. Al principio sintió rechazo, luego siguió la emoción y diversión única de probar algo nuevo. Su interés por estos objetos duraba mucho, pero la satisfacción se desvanecía rápidamente. Ahora, su cuerpo, que no podía ser calmado solo con el aparato, estaba muy excitado.
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Dulce Pecado (Toll/Tws) +18
RomanceLos hermanos Bill y Tom Kaulitz que nacieron y se criaron en una familia que otros envidiarían, no mantenían una relación cercana, llegando al punto de no dirigirse la palabra a menos que sea necesario durante más de diez años. Pero, un día, debido...