Ring ring.
Tom miró sonar el teléfono de Bill
Era su mamá.
La llamada no se respondió, aunque estaba sonando insistentemente. Tom solo se quedó mirando. El teléfono que no fue contestado sin importar cuantas veces timbró. Luego paró y volvió a sonar. Esta vez Tom contesto.
— Sí, mamá.
— ¿Qué estabas haciendo qué no contestabas antes?. Como sea, ¿estás con Bill?.— Cuando Tom le contestó, la voz de Simone se suavizó.
— Sí. Se quedó dormido.— Mientras hablaba, acarició con la mano a Bill, que dormía a su lado. Pasando por un suave y seco cabello, dos ojos de aspecto cansado que no daban señales de despertarse por mucho que lo hablara, una nariz recta y unos labios gruesos que siempre permanecían teñidos de un color rojo. Pasó por un lado de su cuello y por la clavícula, donde se podía observar marcas de mordidas. Tom lo abrazó por la cintura y lo atrajo hacia sus brazos. No pudo ocultar la sonrisa que se formó en sus labios mientras dejaba a Bill apoyar la cabeza en su pecho, exhalando con una respiración uniforme.
— ¿Por qué Bill no se ha presentado a la casa? Creo que en estos días anda más sensible que nunca.
Por supuesto que se ha vuelto más sensible. Se enfrentó a un dilema que nunca había tenido en su vida ante una situación en la que las cosas no salían como quería y en cambio se enredaban cada vez más.
— Sí, no se siente muy bien. Me quedaré a consolarlo y me iré a casa en unos días. ¿Está bien?.— Murmuró Tom y besó en silencio la frente de Bill.
— Claro, tu estado de ánimo tampoco parecer ser el mejor para estar en casa.
Incluso el mismo, que era favorecido por sus padres, conocía el ambiente de su casa, y Bill, que era bastante influenciable, no podía ignorar esa pesada atmósfera. Por ello había tratado de escapar, pero sus padres todavía seguían culpando a su personalidad, sin ver su propia culpa. Fue Tom quien, irónicamente, aprendió de las personas que lo dieron a luz que no todos los padres son buenos adultos.
Tom finalizó llamada y configuró el teléfono en modo silencio. Ahora mismo solo quería mirar a Bill, sin recibir interrupciones de nadie. La mirada concentrada permaneció durante mucho tiempo. En el primer piso, aún estallaban las risas y la música a todo volumen, pero en el lugar donde se encontraban Tom y Bill estaba tan oscuro y silencioso como en el útero de su madre que los había acogido a ambos en algún momento.
(....)
— Oye, oye, oye, Bill.— Georg, que subió arrastrando sus pantuflas hasta el primer piso, pateó a Bill, quien se encontraba acostado en el sofá.— Oye, ¿Qué estás haciendo? ¿Estás muerto?.
Bill bajó nerviosamente la mano que le cubría los ojos. Su mirada hundida parecía llena de fatiga, como si no hubiera dormido bien la noche anterior.
— Me siento como si realmente lo estuviera.
— Nuestro Bill ha estado nervioso desde la mañana.
— Maldita sea.— Bill , que normalmente le confiaba a Georg todos sus problemas sin importar las circunstancias, mantuvo la boca cerrada por alguna razón. Había estado sosteniendo una lata de cerveza en la mano desde la mañana, pareciendo que trataba de reponer sus calorias con alcohol. Georg pasó junto a él y se dirigió a la cocina. Sin preguntarle si se le ofrecía algo, se sirvió un plato de cereal con leche.
— Tu hermano dijo que te fuiste a dormir temprano porque estabas cansado. ¿Sigues agotado incluso después de dormir hasta que el sol apareció en medio del cielo?.— Ante esas palabras, Bill abrió sus ojos, que parecían ser cuchillas mirando a Georg.
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Dulce Pecado (Toll/Tws) +18
RomanceLos hermanos Bill y Tom Kaulitz que nacieron y se criaron en una familia que otros envidiarían, no mantenían una relación cercana, llegando al punto de no dirigirse la palabra a menos que sea necesario durante más de diez años. Pero, un día, debido...