POV.CHRISTIAN.
—Papá, Teddy tiene miedo —susurra mi hijo con voz temblorosa mientras se prende de mi pantalón, sus ojos grandes y temerosos brillando con ansiedad—. Quiero ir a casa —dice al último, su voz quebrándose ligeramente.
Me lo quedo mirando por un instante, sintiendo un nudo en la garganta. Estamos frente a la tumba de su madre, y puedo sentir el peso de la emoción aplastándome. Con el corazón pesado, me pongo en cuclillas, quedando a su altura.
—Teddy, di hola —le acaricio su cabello con ternura, intentando transmitirle calma— a la mamá que te dio a luz.
Él mira al frente, sus pequeños hombros tensos por el nerviosismo, y sostiene mi mano con fuerza, como buscando seguridad.
—Uh... mamá se quedó en casa —dice y me abraza con fuerza, hundiendo su carita en mi pecho.
—Teddy, tienes dos mamás —le explico con voz suave, eligiendo cuidadosamente mis palabras—. La persona aquí es quien te dio a luz. La mamá que está en casa es quien te ama y juega contigo. Dile que estás feliz de estar aquí. Si le dices que Teddy está bien y la llamas mamá, se alegrará —coloco mi mano en su hombro con cariño, sintiendo su pequeño cuerpo temblar ligeramente—. ¿Puedes decirle?
Observo a Teddy, que mira fijamente la lápida donde está su madre, sus ojitos llenos de confusión y curiosidad.
Se separa de mí con timidez, dando un pequeño paso hacia adelante.
—Ah... Teddy está bien... come bien y estudia mucho. Mamá en casa abraza a Teddy y lo ama. Así que le gusta mucho a Teddy —se queda callado un momento, mordisqueándose el labio, y luego agrega en un susurro casi inaudible—... mamá...
Lo veo correr hacia Taylor y Reynolds, sus pequeños pies moviéndose rápidamente sobre la hierba.
Sonrío levemente, una mezcla de orgullo y melancolía inundando mi pecho. Al menos lo hizo bien. Me pongo de pie, sintiendo el peso de los años, y vuelvo a mirar a la lápida con nostalgia.
—Lo traje porque pensé que querrías verlo —susurro con la voz quebrada por la emoción. Me giro y observo a Teddy, que está junto a Taylor y Reynolds, su risa infantil llenando el aire—. Es curioso y persistente porque se parece mucho a ti. Es brillante y alegre, es amado por todos —regreso la mirada a la lápida, sintiendo un dolor sordo en el pecho—. Si no hubiera sido tan codicioso, ahora estarías viendo bien y feliz. No pude perdonarme por arruinar tu vida cuando te perdí. ¿Estoy haciendo lo mismo justo ahora? —pienso en Anastasia y en Teddy, la culpa y la duda pesando sobre mí— Cuando lo veo sonreír, sonrío por mi cuenta. Lo persigo con la mirada, embelesado.
Suspiro profundamente con lo último que digo, sintiendo un nudo en el pecho que amenaza con ahogarme.
En eso veo a Teddy a mi lado, su presencia sorprendiéndome. Él se acerca y toca la lápida de su madre con una delicadeza que me conmueve.
—Mamá, Teddy vendrá de nuevo —sonríe mientras toca la lápida con cariño, sus deditos trazando las letras—. Nos vemos —dice, mientras yo simplemente lo observo, mi corazón hinchándose de amor.
—Volvamos —susurro, tomando su manita con delicadeza.
—¿Vamos con mamá? —dice con ilusión, sus ojos brillando de expectativa. Asiento y sonrío levemente. Sara, volveré con Teddy el año que viene, pienso con determinación, sintiendo una mezcla de tristeza y esperanza.
Caminamos a la salida junto con Teddy, él va observando los pájaros con curiosidad infantil, su cabecita girando de un lado a otro.
Taylor sostiene su mano y lo lleva a otro vehículo, con gentileza paternal.
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El amor en mis términos.
RomanceEn la soledad de su duelo, Christian Grey se aferra a su único vínculo con la vida: su pequeño hijo Teddy. Desesperado por llenar el vacío, contrata a Anastasia, una estudiante de literatura, para ser la madre temporal de Teddy. Lo que comienza como...