POV.CHRISTIAN.
—Papá... —una voz lejana se filtra en mi subconsciente. —¡Papá! —el grito de Teddy me arranca abruptamente del sueño.
Abro los ojos de golpe, desorientado.
Teddy está de pie junto a mi cama, completamente vestido. ¿Dónde quedó su pijama? Miro el reloj: 6:35 de la mañana. Me he quedado dormido, algo inusual en mí.
—Buenos días, Teddy —murmuro, aun luchando contra la bruma del sueño—. ¿Qué sucede?
—Papá, mamá ya preparó el desayuno —anuncia con entusiasmo—. ¿No piensas ir a comer?
Se me queda observando.
—¿Mamá? —repito, confundido. ¿Acaso sigo soñando? —muevo mi cabeza.
—Sí, mamá ya llegó, como me lo prometió —explica Teddy, sus ojos brillando de emoción—. Incluso trajo todo para las galletas y los helados.
La realidad me golpea como un balde de agua fría. Anastasia está aquí. Salto de la cama y me precipito hacia el baño, duchándome y vistiéndome en tiempo récord. Mi corazón late desbocado ante la perspectiva de verla, aunque sea por un breve momento.
Al salir, encuentro a Teddy sentado en la cama, observándome con una seriedad impropia de su edad.
Le sonrío, acariciando su cabello con ternura.
—¿Qué sucede? —pregunto mientras me pongo la americana.
—Papá, ¿Cuándo tendré a mi hermanito? —suelta de repente, dejándome paralizado.
¿Hermanito? ¿Qué demonios?
—Teddy, ¿por qué preguntas eso? —logro articular, intentando mantener la compostura.
Sus ojos inocentes me miran fijamente.
—El tío Ryu dijo que mamá tiene la casita para el bebé. Y que, si yo quería tener un hermanito, tenía que hablar contigo.
Sonrío amargamente ante aquello como pueden llenarle la cabeza de cosas a mi hijo.
—¿Eso te dijo Ryu? —mascullo, haciendo una nota mental para tener una seria charla con él.
—Sí, y también en el libro que me leyeron decía que las mujeres mayores también podían tener un bebé —añade con una sonrisa.
¡Maldición!
¿En qué lío me han metido? ¿Qué puedo decirle para que olvide esta idea? Jamás imaginé que Teddy saldría con algo así. No es que sea una mala idea, pero en estas circunstancias...
Suspiro profundamente.
—¿Qué tal si vamos a desayunar? Mamá se enojará si no nos apresuramos —digo, evadiendo el tema mientras lo cargo en mis brazos.
Mientras caminamos por el pasillo, escucho murmullos:
—Sí, fue casi como si la hubiera invocado cuando usted llamó. Después de eso se tranquilizó —dice Taylor.
—Lamento causarles problemas —responde Ana con un suspiro que me estruja el corazón.
Al entrar en la cocina, Teddy se ilumina.
—¡Mamá! Ya tenemos hambre —exclama, escurriéndose de mis brazos para correr hacia su silla.
—Buenos días, señor Grey —saluda Anastasia, su voz formal y distante mientras ayuda a Teddy a sentarse. El contraste con el cariño que le muestra a mi hijo me duele más de lo que quiero admitir.
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El amor en mis términos.
RomanceEn la soledad de su duelo, Christian Grey se aferra a su único vínculo con la vida: su pequeño hijo Teddy. Desesperado por llenar el vacío, contrata a Anastasia, una estudiante de literatura, para ser la madre temporal de Teddy. Lo que comienza como...