Si Riko hubiera vivido.

Capítulo 17: Menta verde

Resumen: Menta verde: símbolo de calidez y sentimiento

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A la mañana siguiente, Riko se despierta con el olor a huevos y fresas frescas, que acompaña el sonido de pasos ligeros y tarareos. Estira los brazos sobre la cabeza con un ruido pequeño y tenso, luego se frota los ojos antes de contemplar la vista de la habitación. Hana está acurrucada a los pies de la cama, mientras Pāru se mueve entre las piernas de Geto mientras él prepara el desayuno en la cocina al otro lado de la habitación. Riko empuja la maldición más cercana a ella con su pie y esta se despierta con un estiramiento propio antes de acercarse para aceptar su oferta de rascarle la cabeza. Al mismo tiempo, Pāru salta sobre el mostrador, fallando, por poco tira un plato de tostadas y Geto corrige al espíritu en voz baja mientras intenta ahuyentarlo. Riko continúa pasando desapercibida cuando saca su teléfono para tomar una foto de Geto, quien ahora acuna al espíritu mientras continúa regalándole. Responde a la suave reprimenda con un ruido sordo y sus llamas sin calor lamen su pecho desnudo en señal de advertencia. Pero Geto solo reprime una risa mientras le sonríe al gato descontento y luego lo vuelve a colocar en el suelo.

Finalmente, al darse cuenta de que Riko lo mira, Geto chirría: - Oh, buenos días. No te desperté, ¿verdad? -.

Riko niega con la cabeza, sonriendo tímidamente mientras desvía su mirada azul celeste - No, bueno, técnicamente no. Pero lo que sea que estés cocinando funcionó - Aún mirando hacia otro lado, un ligero sonrojo se apodera de sus mejillas y levanta el edredón para cubrir la parte inferior de su rostro.

Geto inclina su cabeza hacia un lado, haciendo que su flequillo caiga sobre su rostro, claramente confundido por la reacción de Riko hasta que se mira a sí mismo - ¡Oh! Lo siento, me da calor fácilmente - se ríe nerviosamente mientras se frota la nuca. Luego, toma un suéter negro con cuello redondo del respaldo de una silla cercana y lo desliza sobre su cabeza y baja por su torso con un movimiento fluido.

- "Ciertamente caliente" - piensa Riko para sí misma mientras lucha por mirar a cualquier parte menos al chico que se viste frente a ella. En contra de su buen juicio, mira de reojo en su dirección. Los profundos valles de sus clavículas quedan a la vista antes de que pueda cubrirse, y después de que ella observa cómo la tela suelta cae sobre la silueta de sus costillas, sacude ligeramente la cabeza, tanto para romper su mirada como para aclarar la culpa que amenaza con nublar sus pensamientos. Si bien un observador inconsciente puede pensar que simplemente es delgado y a pesar de nunca haber visto el torso de Geto tan completamente, sabe que esto no es normal.

- De todos modos - dice Geto, alargando la palabra antes de agregar - si tienes hambre, te preparé el desayuno. Recuerdo que varias veces compraste huevos y panqueques en la cafetería, así que pensé que te gustarían algunos - Aparentemente en el momento justo, el estómago de Riko gruñe, haciendo que Geto ría con sinceridad: - Lo tomaré como un sí. ¿Quieres comer allí? Estoy acabando una taza de té, así que si quieres puedo sentarme contigo cuando termine - Antes de que ella pueda responder, él se vuelve hacia la pequeña estufa y comienza a preparar su plato.

- Iré contigo, necesito estirar el tobillo - dice Riko, deslizándose hacia abajo de la cama alta. Ella lucha inestablemente con sus pantuflas por un momento, luego comienza a cojear hacia donde está Geto.

Al escuchar sus pasos desiguales, Geto mira por encima del hombro y luego se acerca a ella a medio camino - Vamos, paloma - dice alentadoramente mientras le ofrece el brazo a la niña para que pueda mantener el equilibrio.

Riko le sonríe agradeciéndole mientras acepta su brazo, complacida de que sea lo suficientemente paciente como para ayudarla a caminar, en lugar de simplemente levantarla en brazos como a una damisela en apuros. Después de un segundo, su sonrisa se amplía cuando se da cuenta del uso de un apodo.