La luz del sol le pegaba en el rostro del príncipe, cosa que hizo que se despertara. Al hacerlo, se encontró con que estaba acostado en el pecho desnudo del alfa. Kasidet sonrió, recordaba con detalles todo lo que había sucedido ayer, así que volvió a cerrar sus ojos, pero esta vez, se acurrucó aún más en el pecho de Force, oliendo el dulce y amargo aroma del chocolate puro y el sudor, que lo embriagaba.
Ambos chicos estuvieron durmiendo por varias horas, hasta que Force se despertó, y un fuerte mareo le pegó, todo lo que se había tomado la noche anterior, le estaba pasando factura. Cuando se pudo recomponer, se dió cuenta de que estaba en un lugar extraño, no era su casa y mucho menos el hotel donde se cambiaron, confundido, decidió levantarse, y se dió cuenta de varios detalles, como que Kasidet y él, estaban completamente desnudos.
- ¡Ahhh! - gritó Force empujando sin querer al príncipe para sentarse. Kasidet se despertó tallandose los ojos.
- ¿Qué sucede? - preguntó adormilado, viendo al alfa sentado y temblando, pero Force no respondió, así que el príncipe se acercó a él, y tocó su hombro - ¿estás bien? - volvió a preguntar ahora preocupado.
- Lo siento - se disculpó el alfa mirando al suelo, cosa que desconcertó al príncipe.
- ¿Porqué te disculpas? - preguntó.
Force suspiró.
- Hicimos....
- ¿El amor? - lo interrumpió Kasidet - sí - afirmó, Force se volteó.
- Lo siento, yo....
Pero Kasidet colocó su dedo en sus labios, haciendo que este hiciera silencio.
- ¿Porqué te disculpas por eso? - preguntó.
- En mi pueblo, existe una tradición - respondió - no podemos acostarnos con nuestro omega, al menos de que los marquemos, queramos tener cachorros o después de casarnos.
Kasidet escuchó todo esto atento, hasta que terminó, y fué cuando sintió su corazón romper un poco. Kasidet deseaba que todo esto surgiera de forma natural, pero al saber que no sería así, y que sólo sería cuando el alfa quisiera, entristeció, y fué cuando se dió cuenta de que se había enamorado de alguien realmente extraño. Force al ver el rostro triste del príncipe, colocó su mano en la barbilla del chico.
- Hey, ¿qué sucede? - preguntó, pero Kasidet se abalanzó a Force, provocando que este cayera de espalda a la cama, siendo él que esté arriba del alfa.
- ¿Podemos hacerlo otra vez? - preguntó mirando al alfa a los ojos. Force se desubicó, pero Kasidet bajó hasta los labios del chico y los comenzó a besar lentamente - por favor - pidió, y ahora fué Kasidet quien estaba debajo de Force, quien se apoderó rápidamente del cuerpo del príncipe.
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Al terminar, Kasidet y Force se estaban vistiendo luego de haber tomado un baño. Ya listos, se tomaron de la mano, y Kasidet llevó a Force a comer, le pagaría el desayuno, cosa que sorprendió al alfa, aunque más lo sorprendió al saber que el lugar donde lo llevó, era un lugar donde se vendían muchas sopas de todo tipos, y avenas preparadas de todas las formas posibles.
- ¿No vas a desayunar? - preguntó Force mientras se metía una cuchara de avena a la boca. Le agradecía al príncipe que le diera algo soportable para su resaca.
- No tengo hambre - respondió Kasidet mientras lo miraba con una sonrisa, Force asintió, en realidad, Kasidet no dejaba de recordar varias veces lo que sucedió en la noche y en la mañana, todo esto fué tan mágico para el príncipe, que no podía parar de recordarlo aunque quisiera, cosa que notó Force.
- ¿En qué tanto piensas? - preguntó mirándolo coqueto. Kasidet se sonrojó, y no respondió.
Al terminar de comer, Kasidet llevó a Force a dos tiendas, en dónde le compró varios pares de zapatos, pero había una incógnita en el alfa.
- ¿Qué sucederá con nuestra ropa? - preguntó Force caminando con sus nuevos pares de zapatos, hasta la entrada del bosque.
- Yo puedo comprarte más - respondió Kasidet - la ropa no es importante - pero Force alzó una ceja, no se podía creer lo desapegado que era Kasidet de las cosas.
Al llegar a la entrada del bosque, Kasidet no se quería despedir, quería pasar aunque sea varios días con el.
- ¿Estás bien? - preguntó Force tratando de mirar a los ojos del príncipe, quienes los esquivaba.
- No quiero despedirme - respondió Kasidet haciendo pucheros. Force sonrió, sentía por un momento que ya se había ganado el corazón del príncipe.
- No nos despedimos - comentó Force - sólo decimos un hasta luego, porque el próximo mes nos volveremos a ver - sonrió, pero Kasidet lo besó, sorprendiéndolo. Kasidet no es de las personas cariñosas, no es de besos, y que lo besara, fué parte de los pocos milagros.
- Hasta luego - dijo Kasidet en sus labios.
- ¿Ves?, así no duele tanto - comentó con una sonrisa, y Kasidet hizo lo mismo.
Al despedirse, Kasidet no podía con la emoción, que de una, salió corriendo al castillo. Al llegar, Kasidet no dejó de correr por las escaleras, importándole menos que sus padres le regañaran o lo llamaran, no quería hablar con nadie, quería pensar en todo, aunque no sabía muy bien el porqué lo quería recordar.
Al estar dentro de su habitación, cerró la puerta y se acostó en su cama, abrazando la almohada en donde metía todas las cartas de Force, y una sonrisa se talló en su rostro. Todos sus recuerdos volvieron a atacarlo, que cerró sus ojos, los besos del alfa recorriendo toda su piel, las estocadas aunque un poco dolorosas (por lo rápido que era), pero al mismo tiempo placentera. Todo esto, lo hacía sentir algo nuevo, lo hizo sentir lleno y especial.
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¡Eres mi Alfa! y tú mi Omega (ForceBook,)
Fiksi PenggemarKasidet, un joven príncipe Omega destinado a convertirse en rey de Ágata, se ve atormentado por una pesadilla inquietante. Decidido a liberar su mente, decide dar un paseo por el bosque real. En su travesía, se encuentra con una hermosa criatura mís...