Capítulo 17

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Ya casi se acercaba el día para que Kasidet entre en trabajo de parto, y el miedo de perder a su bebé y morir, eran enormes, tanto así era, que sentía como si lo estuvieran asfixiando cada vez que pensaba en ello. Es por eso, que nuestro joven príncipe se encontraba leyendo poesía sentado en una mesedora. El chico estaba concentrado en su lectura, hasta que vió a un pajarito posarse en su ventana, aunque lo extrañó fué ver una hoja doblada en su pico. Kasidet dejó el libro en sus piernas, y con cuidado, le quitó aquel papel, el ave, al no sentir el papel en su pico, se fué volando.

Curioso, desdobló el papel, y una sonrisa se talló en su rostro, pero no una de felicidad, temía que fuera Force avisándole, que otra vez, por novena vez, no se iban a ver.

Hola Kasi, ¿Cómo has estado?, ¿Todo bien en el castillo?. Bueno sin rodeos, te extraño mucho, y se que ya llevamos más de nueve meses sin vernos

Y Kasidet se temía lo peor.

pero ahora, he terminado con todos los trabajos, así que pedí permiso para verte

Y el corazón del príncipe saltó de alegría, y sin más distracción, volvió a la lectura de la carta.

¿Qué te parece si nos vemos hoy?, estaré todo el día esperándote en la entrada del bosque.

Siempre tuyo.

Force.

El corazón de Kasidet estaba acelerado, su alfa le estaba pidiendo verse, pero se olvidó de un detalle, no podía salir, la servidumbre hoy estaban saliendo y entrando del castillo, se mordió el labio inferior, debía pensar en como escapar. Entonces el bombillo se le encendió, no necesariamente debía ir por el lado de la puerta principal, podía salir por la puerta que va en dirección al patio. Con esta información, Kasidet como pudo, se levantó y con pasos lentos, se metió a bañar, se encontraba feliz, por fin vería a su alfa. Ya listo, Kasidet se vistió con una ropa cómoda, y colocándose los tenis, salió de la habitación.

Kasidet bajaba con cuidado las escaleras, no sólo por el echo de que lo descubrieran, sino por el embarazo. Ya abajo, Kasidet se escondió, esperaría a que todos sus sirvientes dejaran de entrar y salir. Cuando lo dejaron de hacer, el príncipe salió de su escondite, y con los pasos más rápidos que pudo, salió al jardín empezando su camino al bosque.

Force se encontraba muy nervioso, hace nueve meses que no ve a su omega, y aunque sabe que no es su culpa, se siente muy culpable, que para compensarlo, le compró tres cajas de chocolates de diferentes sabores, uno de chocolate con fresa, otro de chocolate con vainilla y otro de chocolate puro. El alfa miraba a todos lados, hasta que visualizo a los lejos a un chico, lo que lo desconcertó, que tuvo que esperar a que se acercara para visualizarlo bien. Y grande fué su sorpresa, al ver a su chico con una enorme barriga, sus mejillas estaban regordetas, y sus brazos y piernas también, ¿acaso Kasidet había comido tanto por no verse?, se preguntaba el alfa confundido mientras alzaba una ceja.

Cuando Kasidet llegó hasta Force, este colocó sus manos en el hombro del alfa, con la respiración agitada. Cuando se recompuso, besó los labios del alfa en señal de que lo había extrañado, pero su respiración se volvió más rápida de nuevo. Kasidet sintió un hicón y un dolor muy fuerte, junto con un líquido que rodaba por sus piernas, mojando su pantalón, Kasidet estaba entrando en labor de parto. Force se preocupó al ver el rostro pálido de su omega, que quiso preguntar lo que le sucedía o si estaba bien, pero el grito de dolor no le permitió hablar.

- V-voy a-a d-dar a-a l-luz - dijo Kasidet tartamudeando mientras apretaba la camisa de Force con fuerza - ¡nuestro bebé ya va a nacer! - exclamó.

Force no sabía como reaccionar, pero aún así actuó rápido, votó los chocolates y cargó a Kasidet llevándolo casi corriendo a su casa. Cuando Kasidet vió el pueblo, trató de no gritar como venía haciendo en todo el camino, así que optó por morderse el labio, pero al hacerlo, sintió un sabor metálico en su boca. Force abrió la puerta de su casa y colocó al príncipe en su cama.

- V-Voy por ayuda - le dijo secando su sudor con su pulgar.

- ¡Ve rápido! - gritó Kasidet, y así lo hizo.

Force salió corriendo a la casa de su vecina, que es enfermera, y tocó varias veces la puerta desesperado, bastaron cuatro tocadas para que esta alla sido abierta.

- ¿Qué sucede? - preguntó una chica peliroja arrugando el entrecejo.

- E-Es mi Omega - respondió Force tratando de calmar su respiración - va a tener un bebé.

- ¿En dónde está? - preguntó.

- En mi casa - respondió Force.

- Bueno vamos - dijo la chica cerrando la puerta y corriendo junto con Force a su casa.

Al llegar, la chica de inmediato tomó la mano del príncipe.

- Tranquilo, vengo a ayudarte a dar a luz.

- Haz lo que tengas que hacer, pero sácalo ¡Ya! - exclamó adolorido - me duele... - y Kasidet comenzó a llorar.

- Tranquilo - palmeó su mano y se volteó a mirar a Force - papá, necesito que estés con él - dijo levantándose para asistir a Kasidet. Force se acercó a Kasidet, y le limpió las lágrimas - bien, necesito que inhales y exhales - pidió, y Kasidet así lo hizo mientras apretaba muy fuerte la mano de Force.

- No sé si puedo continuar - dijo Kasidet

- Sí puedes, mi amor, eres fuerte - le dijo Force - lo estás haciendo muy bien.

- Todo va bien - comentó la enfermera-  El bebé está progresando. Sigue así, respira profundo.

- Ya no puedo más, Force - dijo el príncipe exhausto.

- Bien, veo la cabeza del bebé - comentó la enfermera - empuja con fuerza en la próxima contracción.

Kasidet apretó los dientes y empujó con todas sus fuerzas. Tras unos momentos, se escucha el llanto de un recién nacido, y Kasidet se desmayó.

- Kasi, despierta Kasi- dijo Force asustado, tratando de despertarlo.

- Force tráeme una toalla limpia - pidió la chica. Force la miró preocupado, temía que algo malo le haya sucedido a su príncipe.

- Pero...

- Debo sostener al bebé - lo interrumpió la chica - está todo pegajoso - hizo mueca de asco.

Force sin más, se levantó y buscó una toalla en su baño para luego entregárselo a su vecina, y volvió su vista al príncipe.

- No despierta - dijo asustado tratando de no llorar, temía lo peor. La chica, luego de lavar al bebé, se lo entregó y luego se ocupó del príncipe.

Force no dejaba de pasar su mirada de un lugar a otro, el bebé llorando y Kasidet que no despertaba, lo tenía loco. Se mordió el labio inferior, todo esto le causaba dolor de cabeza, y el llanto del bebé lo empeoraba más. La enfermera dejó de checar a Kasidet y se acercó al alfa.

- Está estable - dijo metiéndose las manos en su bolsillo, y Force pudo respirar tranquilo.

- Entonces, ¿porqué no se despierta? - preguntó.

- Tuvo un leve desmayo - respondió - pero ahora está descansando - aseguró - estaré al tanto de ustedes, vendré en una hora para ver si despertó. Si me necesitas, grita - palmeo su hombro - felicidades papá - dicho eso, salió dejando a un alfa pensando, ¿papá?

¡Eres mi Alfa! y tú mi Omega (ForceBook,)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora