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*Capítulo largo.*

El viento nocturno susurraba entre los árboles del bosque, donde la oscuridad era cómplice de los planes clandestinos que se gestaban.
El gran salón se alzaba imponente frente a ellos, Luces parpadeantes y música amortiguada creaban un escenario surrealista para la tragedia que se avecinaba.
Una fortaleza iluminada en medio de la noche oscura.

Yeonjun aparcó su camioneta en un claro del bosque, donde la luz de la luna apenas penetraba entre las ramas de los árboles.
Jungkook y Yeri llegaron en otro vehículo, seguidos de cerca por los demás aliados que se habían unido a su causa. Los demás llegaron poco a poco, decididos a luchar contra la injusticia que se cocía dentro del lugar.

Yeonjun miró a su equipo, rostros familiares mezclados con la intensidad de la noche.

Sigilosamente, como sombras en la noche, se movieron hacia adelante. Cada paso era calculado, cada respiración controlada mientras se acercaban al perímetro del salón de bodas. La música y las risas de la fiesta se filtraban a través de las paredes, recordatorios burlescos de la frivolidad que se oponía a su misión.

Con gestos silenciosos el equipo se separó en grupos pequeños, cada uno con su tarea específica. Yeonjun lideraba el grupo principal, con Beomgyu a su lado, mientras que Jungkook y Yeri supervisaban desde otro ángulo estratégico.

La primera línea de defensa fue sorteada con precisión. Los guardias fueron neutralizados sin un solo sonido fuera de lugar. Las motocicletas rugían en la distancia, listas para intervenir si la situación se complicaba.

Con un movimiento rápido y coordinado, el equipo se dividió en grupos más pequeños, cada uno con una tarea específica y una ruta de acceso diferente al interior.
Finalmente, alcanzaron el umbral. Las puertas de doble hoja se alzaban frente a ellos como un desafío, pero no vacilaron. Las puertas se abrieron lentamente, revelando el brillo de la riqueza y el poder concentrado en su interior.

El salón era un laberinto de luces y sombras, con mesas cubiertas de manjares a la mitad, manteles y sillas en el suelo, dejando en evidencia el desastre que había provocado minutos antes. El grupo se movió como una marea silenciosa, avanzando.
El equipo de Yeonjun, reducido pero letal, se movía con precisión calculada entre los pilares del salón.

El sonido de sus propios latidos resonaba en sus oídos, acompañado por el murmullo lejano de la música y las conversaciones dentro del salón.

Con movimientos rápidos y sigilosos, el grupo se infiltró más profundamente en el salón, evitando la atención no deseada mientras se acercaban al área donde sabían que sus amigos estaban siendo retenidos. Cada rincón, cada sombra, era un riesgo potencial pero también una oportunidad para la redención.

De repente, una figura se movió delante de ellos. Era uno de los guardias privados, alertado por el ligero sonido de sus pasos. Yeonjun actuó con rapidez, lanzándose hacia adelante con un movimiento fluido y silencioso. Un golpe preciso y el guardia cayó sin hacer ruido, su cuerpo ahora una marioneta inerte en manos de la oscuridad.

El grupo continuó avanzando, cada segundo acercándolos más al punto de no retorno.

Finalmente, llegaron a la puerta donde sabían que estaban retenidos sus amigos. Yeonjun se giró hacia los demás con un gesto indicando que era hora de actuar. Con un resuello profundo, empujó la puerta siendo esta abierta de par en par, mostrándose él, abriendo sus brazos tratando de mostrar que no venía con intenciones de luchar y que por supuesto venía solamente con Beomgyu, quién estaba maniatado.

Por supuesto que Yeonjun iba a cumplir con su palabra, por supuesto que esto no era una trampa, por supuesto que un enorme grupo de personas no se escondía detrás de las puertas esperando el momento indicado y por supuesto que el nudo en las manos de Beomgyu no era falso, él no tenía ningún arma.

Reborn • YEONGYU AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora