Ambos Choi decidieron volver, Beomgyu había tomado la daga de Gaeul. Yeri se mantuvo cerca de la puerta del departamento, estaba rota. Por el desastre se dió cuenta de que horas atrás no se trataba de una sola persona quien insistía con entrar al hogar.
Beomgyu se sentía afligido, creía que sus amigos no estaban.
– Voy a ir a revisar en la otra habitación, no salgas – Avisó la mayor de los Choi antes de desaparecer por el pasillo.
Pronto se oyeron voces en los corredores, Beomgyu lentamente asomó la mirada por el hueco de la entrada. No había nadie.
Suspiró desanimado, las pocas esperanzas que tenían de que llegaran a ser Soobin y Kai desvanecieron.
Beomgyu giró sobre sus pies, pero de repente algo cubrió su rostro y todo a su alrededor se volvió negro.
Comenzó a forcejear, fue arrastrado por el suelo lejos del apartamento con ninguna clase de amabilidad, tampoco pizca de que fuera alguna broma de mal gusto cuando sintió como era llevado hacia abajo por las escaleras. La desesperación y miedo se apoderó de Beomgyu, comenzaba a sudar frío, aquello que parecía ser una bolsa de tela quemaba su cuello sin piedad y le impedía respirar.
Su pecho chocó con el frío piso, lo habían dado vuelta, por los murmullos se trataban de dos personas que ahora lo estaban atando de pies y manos, claramente intentó resistirse.– Mas vale te quedes quieto si no queres un piercing ahí. – Amenazó una voz femenina que se dedicaba a pisar su cabeza bruscamente y pegando lo que parecía ser la punta de un arma blanca.
El corazón comenzó a palpitar de una manera que para Beomgyu parecía inhumana, quedó inmóvil dejándose hacer.
A causa del pánico no lograba percatarse de lo que ocurría, era casi imposible escuchar lo que hablaban sus secuestradoras. Pudo darse cuenta que estaba fuera del edificio cuando fue obligado a ponerse de pie y el aire fresco del exterior lo golpeó.
– ¡Ugh! hace mucho frío – Gruñó la misma mujer que no había parado de hablar durante todo el camino. Aquella que sostenía con fuerza su cabeza con la bolsa que le cortaba el oxígeno.
Escuchó el ruido de un motor acercarse y parar en frente de ellos.
– Tardaste. – Habló una chica diferente.
– ¿Nos vamos? – Preguntó el joven recién llegado.
– Yeosang ¿vos pensas que yo me quiero cagar de frío y mirarte la cara de boludo lo que quede de la noche?
– No lo sé, tal vez.
Nuevamente Beomgyu fue jalado, oyó la puerta de una camioneta siendo abierta y su cabeza comenzó a doler debido al impacto del empujón que recibió para entrar en el vehículo.
– Tenemos un gran evento a la cual ir.
La bolsa fue retirada de su cabeza, lo primero que vio fue a un joven apuntándole con un arma en la frente. Beomgyu tragó grueso, aunque el nudo en su garganta se lo impedía.
El desconocido lo analizó de pies a cabeza.
– ¿Esto fue lo que encontraron? – Preguntó.
– Hye no quería conseguir a nadie. – Comentó la chica que estaba al volante – Era el único que estaba en el edificio.
El auto comenzó a avanzar. Era el final de Beomgyu.
– ¿Cómo te llamas? – Volvió a gritar la misma chica.
Obtuvo silencio como respuesta.
– Si no me decís tu nombre te llamaré como yo quiera.
– Beomgyu – Tardamudeó.
– Bien, Jonathan, espero te gusten las bodas.
– Y mucho más si luego de esta te vas a convertir en un premio de casería humana. – Agregó el tal Yeosang
Los tres comenzaron a reír de manera tan escalofriante que la piel de Beomgyu se erizó.
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Reborn • YEONGYU AU
AcakDebido a la sobre población, el gobierno de Corea hace siete años sancionó un nuevo período anual; donde cualquier tipo de delito, incluyendo el asesinato, es totalmente legal durante once horas consecutivas. La familia de Beomgyu adaptó la costumb...