flashback

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Tiene apenas catorce años cuando admite no querer morir. Las pesadillas llevaban varias noches atormentando su subconsciente, algunas veces se ahogaba, a veces lo atropellaban o era apuñalado sin piedad.

Él no quería morir.

En la escuela secundaria nunca fue bien recibido, debía esconderse y mantener un perfil bajo tanto en la salida como en la entrada. Durante los recreos que parecían ser casi eternos, tenía que esconderse en los baños o en el mayor de los casos almorzaba en las oficinas de secretaría. No era aceptado en el sitio donde debería estar viviendo las mejores etapas de su vida, creando recuerdos inolvidables.

Los adolescentes pueden ser malos algunas veces, le tenían miedo, no a él sino a sus padres, dicho temor lamentablemente terminó transformándose en odio y violencia. Porque nadie podría tocar a sus padres, en cambio, él era el único punto blanco al que podrían herir sin ser detenidos.

Yeonjun tendido en el suelo una tarde lluviosa, cubierto de sangre, sus pulmones rogando por tomar algo de aire.

- Me lo piensas decir o..

- Papá, no me gusta la escuela.

- Pero te veías tan emocionado por hacer amigos.

- Supongo que estuve equivocado.

Un grupo de jovenes lo habían acorralado contra un callejón vacío. Hasta que uno de ellos decidió volver a golpearlo sin razón alguna, pateando reiteradas veces su estómago.

- ¿Por qué no nos lo dijiste antes?

- Como si les importara.

Lo tenía merecido, su familia era mala y despidada, se merecía todos esos golpes, las notas en su pupitre, las veces en donde hundían su cabeza en el fregadero hasta dejarlo casi inconsciente. Yeonjun reconocía que debía pagar todo ese karma por los actos de sus padres, pero había momentos donde lo único que quería era escapar y sentirse libre, que todos se detuvieran por un instante.

No siempre fue una persona fuerte, aquellos recuerdos nunca los había mencionado con alguien, nadie a excepción de sus distintos terapeutas.

Yeonjun con tan solo quince años de edad tomó una decisión riesgosa, una tarde salió de casa, sin despedirse y tampoco llevaba su teléfono.

Mientras caminaba lentamente, el aire frío chocaba su piel descubierta, siquiera tomó la molestia de abrigarse, buscó calor guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón. Observaba al frente, su mirada perdida en la sima de aquel puente, sin prestar atención a su alrededor. Parecía estar fuera de simismo.
Apoyó sus codos en el barandal, decidió admirar el paisaje por última vez.
El cielo estaba pintado de colores cálidos, casi no habían nubes a la vista, únicamente el sol escondiéndose detrás del enorme río.
Secó sus lágrimas, no podían sentir sus manos debido a la baja temperatura, estaban pálidas, seguro su rostro también lo estaría.

¿Que les hubiera costado entender que él era joven e inocente?

Se derrumbó en llanto, dejando caer su cabeza sobre sus brazos, acompañando por temblores y espasmos, para su suerte no habían tantas personas transitando durante aquellas horas. Con la voz quebrada, sabiendo que nadie lograría escucharlo, pedía perdón por cosas que no eran su culpa.

Con la poca fuerza que tenía, pasó un pie sobre la baranda. Hacía semanas que no comía, era ese tipo de persona que no se interesaba en comer cuando se encontraba triste. Las lágrimas dejaban su vista borrosa.

Resbaló.

Solo que fue entonces cuando algo o alguien lo arrastró en dirección contraria.

El río cada vez se iba alejando.

Yeonjun murió en aquel puente, pero también volvió a la vida cuando esos ojos avellana, que reflejaban preocupación por el como nunca nadie lo había hecho antes, chocaron con los suyos.

Reborn • YEONGYU AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora