26 : Recuerdo rojizo

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Dicen que las cosas siempre pasan por algo, que el destino siempre tiene un propósito, pero ¿cuál era el objetivo de presenciar tal suceso?

Ocurrió un verano, pero aquella noche era bastante fría.
En la casa vacacional, se podría decir que una de las más grandes en toda la cuadra, Beomgyu lo recordaba bien. Pasaba todas las vacaciones en la mansión Kim, una pareja amiga de los Choi.

Actualmente Beomgyu desconoce porqué en aquel momento decidió bajar al segundo piso.

- Sunoo, Sunoo. - Llamó removiendo el adormilado cuerpo de su pequeño amigo.

No obtuvo respuesta alguna mas que solo ganarse la espalda del Kim menor.

Beomgyu suspiró resignado, despertar a Yeri era una opción, si es que quería correr riesgos.
Le aterraba bajar las escaleras anchas que iban en caracol, típico terror de un niño de nueve años que todos en algún momento todos tuvimos. El camino no era tan largo, pero para el pequeño Beomgyu significaba un verdadero desafío.

Tomó una bocanada de aire y bajó con cuidado de no despertar a nadie.

Las escasas luces cálidas que aparecían conforme llegaba al primer piso llamaron su atención.

Beomgyu está equivocado al creer que se había cortado la electricidad en toda la mansión cuando observó un círculo de velas en el suelo. Sin saber que no era el único ahí.

Comete un error al encender la luz de la sala en un acto de inocencia, sin saber que eso lo marcaría de por vida. Inmediatamente se arrepintió.

Tan joven para morir.

Sus ojos recorrían la escena desesperadamente, manchas por todo el suelo, personas irreconocibles por el velo que cubría sus cabezas, solo logra diferenciar a dos personas.

Kim Minjae, el tercer hijo en la familia Kim. Tan solo cuatro años.
El pequeño envuelto en sábanas como un bebé, ahora teñidas de rojo.

Beomgyu sintió su estómago resolverse, las lágrimas escapando debido al susto cuando se dió cuenta de que el pequeño no se movía y su piel era más pálida de lo normal.

Nadie dijo absolutamente nada, la sala se mantuvo en un silencio tétrico, miles de pares de ojos le cayeron encima del menor.

¿Por qué a él?

No pudo pegar un ojo en toda la noche, haciendo guardia en caso de que quieran lastimarlo a el o a Sunoo. Se negaba a perder a alguien mas aquella noche ahora, no quería que se derramara más sangre inocente.
Nunca fue cercano a Minjae, jamás hablaba, siempre metido en su mundo, pero en los eventos donde había demasiadas personas lloraba e incluso se mantenían hiperactivo, pero nunca dijo alguna palabra.

En un intento de proteger a ambos, apenas acercó un pequeño caballo de madera a la puerta, sin embargo al salir el sol pronto el sueño logró ganarle.

Claramente al día siguiente soltó todo con Sunoo una tarde en el parque, creía que su amigo merecía una explicación, a pesar de que durante todo el día no haya preguntado por su hermano menor.

- Eres un idiota, no sabes nada, solo mientes. - Sollozo.

Beomgyu se esperaba aquella reacción, pero aun así trató de ser claro.

- Mamá dijo que Jaeni se fue a vivir con la abuela, estaba muy enfermo.

Su piel se heló, un escalofrío recorrió su espalda. ¿Cómo podían ser tan crueles?

- Luego volverá, mamá y papá no mienten, ellos nos aman a los tres por igual.

Beomgyu había parado de mover su hamaca, perdido en un punto fijo. Sunoo dejó de llorar.

Trató de comentarlo con sus padres, luego de eso no volvieron a visitar a los Kim.

Reborn • YEONGYU AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora