《34》

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Decidí que después de almorzar nos iriamos a buscar a Kiru, no queria esperar más, quería que todo esto termine.

Estaba asustada, obviamente, pensar que me pude pasar algo y dejar solo a mis hijos me asusta muchísimo, pero no es justo todo lo que estan viviendo en el barrio por Victoria.

Habia preparado toda mi ropa, la de Joaquin y la de Julieta, en un bolso aparte guarde todos los ahorros que tenía para dejarle a la Chila en caso de que me pasara algo.

Alan trato de convencerme varias veces de que me quedará que él haría todo, pero no podía hacer eso, era mi familia y mi responsabilidad.

Estaba cargando los bolsos en el auto mientras Joaco entretenia a Juli en la sillita, llame al menor y lo acomode en su silla, cerre la puerta del auto y abrí la puerte del piloto.

Cuando me estaba por subir senti como un auto paro atras del nuestro de este se bajo Alan mientras negaba con la cabeza, yo bufe frustrada.

-Te ibas a ir sola? Estas loca?- pregunto enojado.

-Ya te dije, no te quiero meter en esto, no quiero más muertos a la lista- trate de explicarme.

-Vamos a ir con vos- señalo al auto de atras o a los autos- yo voy con vos, ellos nos siguen- lo mire algo insegura- y no es pregunta- me movio de donde estaba y se subio del lado del piloto- vas a ir?- pregunto mientras cerraba la puerta.

Rendida di la vuelta al auto y me meti en el asiento del copiloto para después colocarme el cinturón, podía escuchar como Joaquin le sacaba conversación a Alan y como este le respondía entusiasmado.

Otra de las razones por las cuales no le habia presentado a los nenes a mi nuevo "novio" fue porque no quería que ellos se encariñen y que después pasará algo, pero en una noche este se gano la confianza de Joaquin como nadie pudo.

-Ma cuanto falta?- pregunto Joaquin inquieto.

-Un ratito- dije mirando por la ventana- pasa algo?- pregunte volteando a verlo.

-Me aburro- se quejo moviendose en su silla.

-Bueno, aguanta un poco más- pedí volviendo a mirar al frente.

-Ya llegamos enano, aguanta- hablo Alan mirandolo por el espejo retrovisor.

-Cuanto falta?- pregunte ahora yo mirando al chico a mi lado.

-Unos 20 minutos, no era muy lejos- contesto mirando al frente, yo solo asentí.

Luego de esos eternos minutos llegamos a una casa color blanca con rejas, bastante linda a decir verdad era un terreno grande que contenía dos casas.

Mire al chico a mi lado insegura para después voltear a mirar a mis hijos quienes me miraron con una sonrisa llena de inocencia, como pude agarre valor y baje del auto.

Ya parada frente a la puerta de rejas golpee las manos mientras me comían los nervios, alguien grito ya voy en lo que voltee a ver el auto tras de mi, Alan se habia bajado y estaba apoyado en el techo del auto mientras me observaba.

La Chila abrió la puerta y al verme se sorprendió, es como si hubiera visto un muerto, a paso ligero y gritando el nombre de su hijo mayor me abrió la puerta, dandome un abrazo que me tomo por sorpresa.

-Como...- empezo diciendo pero Carlos la interrumpio.

-Cielo?- pregunto el moreno acercandose a mi y abrazandome con todas sus fuerzas, estar con él y sentir su abrazo me hizo de alguna manera sentirme más cerca de Danilo.

Respondí su abrazo un poco confundida por el comportamiento de ambos, la Chila había desaparecido de la escena, supongo que en busca de su marido.

-Sos vos- sonrio Carlos alejandose de mi- no puede ser, como?- pregunto, pero no pude responder porque sentí como otro cuerpo se abalanzo sobre mi.

Hoy y siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora